En las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, tuve la oportunidad de viajar a España. Mi mamá y yo fuimos a Madrid, a Granada y a Sevilla. Pasamos dos días en Madrid y era evidente que uno de los lugares a visitar era el célebre Museo del Prado.
De hecho, en un inicio estaríamos un solo día en la ciudad, el 25 de diciembre, pero cuando checamos los horarios del Museo y que nos dimos cuenta de que estaría cerrado ese día, decidimos alargar un poco nuestra estancia, única y exclusivamente para poder visitar este lugar.
Aunque en un inicio no estaba muy convencida de ir (¡oh, pecado! ), puedo decir que fue un lugar que me gustó y ahora entiendo por qué es paso obligatorio estando en Madrid.
La entrada principal del Museo del Prado... ¿ya vieron la gran fila de personas esprando entrar? Recuerdo que me llamó la atención que hubiera tanta actividad fuera del museo: vendedores de recuerdos, de pinturas. Y bueno, no podían faltar las personas que pedian "apoyo" para los perritos siberianos en China (bueno, no pedían apoyo para esa causa, jajaja pero había personas que pedían dinero para no sé qué cosa... ).
El Museo del Prado
Un poco de historia...
El edificio que alberga este museo, fue construido en el siglo XIX. Sin embargo, antes de ser definitivamente museo, este inmueble majestuoso tuvo otros usos, como por ejemplo cuartel militar. De no haber sido porque la esposa de uno de los reyes de España mostró interés en que el proyecto original fuera recuperado, quién sabe cómo habría terminado esta construcción.
El actual museo fue inaugurado en 1819, es decir... ¡hace casi doscientos años! Me puedo imaginar que la celebración del segundo centenario del Museo del Prado será celebrado en grande. Y vaya, que no es para menos al ser un museo tan importante a nivel mundial.
Vale la pena ir al Museo del Prado, no sólo por las obras que contiene, sino por la arquitectura de su edificio. En el exterior del museo hay también esculturas que pueden admirar.
La estatua de bronce de Velázquez. Había varias personas que se tomaban fotos delante de esta escultura (¡entre ellas yo, claro está! ).
Sus salas
Este museo no es grande… ¡es enorme! Aunque es más chico que el Musée du Louvre, vaya que no se queda atrás. No por nada es uno de los museos más visitados no sólo de Europa... ¡sino del mundo entero!
Cuenta con poco más de cien salas, unas más grandes que otras pero todas ellas con una inmensidad de joyas de arte. El Museo del Prado se distingue por su importante colección de pinturas, pero también cuenta con una colección de esculturas greco-romanas.
Una de las esculturas del Museo. Ésta fue una de las que me gustaron más. ¡Lástima que no pude sacar fotos de las demás!
Algo que me llamó la atención, es que en este lugar no hay una “historia” lineal de la pintura. Es decir, no están representadas todas las corrientes y épocas (a diferencia de otros museos como el del Louvre, por ejemplo). Investigando, descubrí que es porque las piezas expuestas aquí provienen de las colecciones de los reyes españoles. Eso significa que la colección actual del Museo de Prado está más bien basada en los gustos de aquellos monarcas (a diferencia de otros museos donde son expertos en arte los encargados de seleccionar las obras a adquirir y exponer).
No recuerdo el nombre ni el autor de este cuadro (debí haberlos anotado). Lo que sí recuerdo es que era una pintura enooorme y con muchísimos detalles. Como siempre, me quedé un buen rato observando la escena, los personajes, sus vestimentas, lo que hacían, sus expresiones, etcétera. Me gusta mucho observar los cuadros y descubrir poco a poco, más y más elementos. Siempre me admira la maestría de los pintores para representar hasta el objeto más pequeño con tanto detalle.
En el Museo del Prado podrán apreciar principalmente pinturas españolas (principalmente y vaya, no era para menos), alemanas, italianas y flamencas. Por cierto, los autores más representados son Goya (siendo el número uno), Velázquez, Rubens, el Greco, entre otros.
Lo que vimos...
Bueno, pues es evidente que… ¡un solo día no basta para recorrer el Museo del Prado! Cuando entramos, una señorita nos abordó para ofrecernos una visita guiada del museo, no para ver todas y cada una de las obras, sino para hacer un recorrido y ver las joyas más importantes del lugar. Nos interesaba ese recorrido, pero finalmente preferimos ver el museo por nuestra cuenta. (La visita guiada tenía costo, no recuerdo cuánto exactamente, pero dependía si era para dos, tres o hasta cinco personas. Lo más conveniente es, si ustedes quieren hacerlo, que vayan en grupo de cinco personas para que así la visita comentada les salga más barata; ) Si su presupuesto lo permite, creo que vale la pena hacerla ya que de esta forma, seguramente podrán apreciar mucho mejor las obras de lugar).
Recuerdo que las primeras salas a las que entramos fueron las salas 71, 72 y 73. ¿Por qué lo recuerdo? Porque justamente es esa sección donde encontrarán una parte de la colección de esculturas greco-romanas. Y como es natural, nos disponíamos a sacar fotos de esas piezas... pero escuchamos que alguien nos decía: “¡No pueden sacar fotos! ”.
¿Reconocieron esta pintura? ¡Es nada menos que la Gioconda, de Leonardo da Vinci! Da Vinci pintó más de una versión de esta obra, entre ellas, la que está resguardada en el Museo del Prado... Pero los tonos no son iguales a los de la versión más famosa (que está en el Louvre, en París). Los tonos de ésta, son más vivos y están mejor conservados. ¿A ustedes cuál versión les gusta más?
Ya lo había leído antes y justo lo recordé en ese momento: está prohibido el fotografiar las piezas del museo... Sinceramente, no entiendo esa medida, se me hizo exagerada y hasta tonta. ¡Ni siquiera en el Louvre, un museo aún más grande e importante, es así! En fin...
Dejando de lado eso, les recomiendo que cuando vayan al Museo del Prado, hagan una selección de las obras que más les interese ver y vayan directamente a la(s) sala(s) en donde se encuentran. Como ya dije, es imposible ver todas y cada una de las salas (además que ya saben que después de un cierto rato, entre tantas pinturas, esculturas y demás, llega un momento en el que empieza casi, casi a dolerle la cabeza a uno y ya ni siquiera aprecia realmente la belleza que se tiene enfrente).
Esta pintura representa el mito de Danaé. En la mitología griega, Danaé era la hija de un rey de Argos. Según el oráculo, uno de sus nietos lo destronaría y mataría. Es por ello que decidió encerrar a Danaé en una alejada torre, para evitar la realización de la predicción. Sin embargo, el dios Zeus se enamoró de Danaé y se transformó en lluvia de oro para llegar hasta la alta torre (bueno, no sólo para llegar y verla, sino para algo más). Como resultado de esa unión, Danaé dio a luz a Perseo (sí, ya saben, aquel que mató a Medusa)... Y finalmente la predicción del oráculo se realizó ya que, en efecto, más tarde, Perseo mató a su abuelo...
Antes de entrar al museo, mi mamá y yo justamente habíamos elegido qué obras nos interesaban más. Con ayuda del plano del museo, checamos su ubicación y fuimos a las salas correspondientes. Por cierto, los folletos con la organización de cada sala están disponibles en las taquillas del museo y son completamente gratis.
Ah, eso sí, mientras se dirigen a las salas a donde quieran ir, seguramente se detendrán en más de una ocasión a admirar la infinidad de piezas ahí expuestas. Y es que ante tanta belleza, serán muy propensos a la “divagación” o “procrastinación” artística ¡que yo lo fui! Pero bueno, no desviarse un poco su camino para apreciar otras obras, ¡sería casi, casi pecado!
Exposición temporal: el arte del vidrio tallado milanés
El día que fuimos a visitar el Museo del Prado, había también otras exposiciones temporales. Entramos a aquella titulada: “Arte transparente: la talla del cristal en el Renacimiento milanés”. Como su nombre lo indica, diferentes piezas talladas en cuarzo hialino (o cristal de roca) eran expuestas aquí. Vasijas, floreros, fruteros, etcétera.
Una de las piezas en exposición. Me llamó la atención el color de este cristal, me parece un tono muy elegante. ¿Y ya vieron los detalles tallados en él, así como las incrustaciones de piedras preciosas que lo decoran?
Yo no conocía este tipo de arte y nunca me habría imaginado que piezas tan hermosas como éstas pudieran existir. Leí que la mayoría de las piezas fueron fabricadas en prestigiosos talleres de Milán. Además, este tipo de piezas sólo podían ser poseídas por los miembros de la nobleza.
Como es habitual en mí, me quedé varios minutos admirando cada uno de los objetos presentados en esta exposición. Recuerdo que me sorprendió muchísimo el gran detalle de las escenas y figuras talladas en el cristal... ¡no puedo imaginar la maestría y el tiempo necesarios para la realización de cada una de esas piezas!
Lástima que por la luz y por la calidad de mi cámara, no se pueda apreciar a detalle esta vasija. El cuarto estaba obscuro y era cada uno de los objetos de la exposición que estaban iluminados. De esta forma, era más fácil apreciar los detalles de los grabados en el cuarzo hialino. Además, como se puede apreciar en la imagen, había varias piezas cuya decoración estaba completada con oro.
Si ustedes tienen la oportunidad de ir a esta exposición, se las recomiendo mucho, ¡seguramente les encantará! Aunque eso sí, me acuerdo que nos costó un poco de trabajo encontrar la sala donde estaba esa muestra. Aunque tratamos de ubicarnos con ayuda del mapa, no pudimos y terminamos preguntándole el camino a una de las chicas que trabajan en el museo. (No porque no supiéramos leer las instrucciones, eh. Es que hay un momento donde la señalética no está tan clara y lo confunde a uno).
Otros servicios del museo
Estuvimos un buen rato en el museo, así que ya empezábamos a tener hambre. Afortunadamente este lugar, además de sus numerosas salas de exposición, cuenta con un café. Ese día, mi mamá y yo nos compramos un chocolate y un pan dulce. No nos pareció tan caro y pudimos sentarnos un rato a descansar en las mesas de ese espacio.
Ah, ahora que lo recuerdo, el Museo del Prado cuenta también con acceso a internet. Así que si necesitan checar una dirección o algo, lo podrán hacer muy cómodamente desde su teléfono o tablet.
Finalmente, el Museo del Prado tiene también una librería. Aquí podrán adquirir libros, recuerdos y otros objetos relacionados con las piezas del lugar. Si quieren llevarse a casa una reproducción de alguno de los cuadros del museo, pueden hacerlo. Sólo eligen la pintura que quieren así como el tamaño y el material del lienzo. Aunque eso sí, ese servicio me pareció más bien caro...
El exterior del museo: me gustó mucho esta lona de la publicidad de una de sus exposiciones temporales.
¿Dónde comprar los boletos? ¿Cuánto cuestan?
Nosotras compramos nuestros boletos ahí mismo en el Museo, justo el día de nuestra visita. En un inicio, nos formamos en la fila de la entrada principal... donde había mucha gente. Afortunadamente, escuchamos que una chica que trabajaba ahí mismo en el Museo, dijo que había otra taquilla donde había menos gente. Esta otra taquilla se encuentra en la parte de atrás, el acceso se llama Puerta de Murillo.
Otra opción más práctica y que les evitará la espera en la fila, es comprar su boleto en Internet. De esta forma, sólo tendrán que presentarse el día y el horario correspondiente.
La entrada general cuesta 14€, pero si son estudiantes de hasta 25 años, la entrada será… ¡completamente gratis! (Oh no, pronto perderé esos privilegios.
Cómo llegar
Para llegar hasta el Museo de Prado, pueden tomar el metro y bajarse en las estaciones Banco de España o Atocha. Si no, hay varios buses que los llevan hasta ahí. Sin embargo, a mí me pareció mucho más práctico y sencillo el usar el metro.
Últimos consejos...
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Me parece que todos los días, a partir de las 7:00 p. m. y hasta el cierre del mugar (o sea, hasta las 8:00 p. m. ), la entrada es gratis para todo el mundo. Si no quieren gastar en la entrada, esta opción puede resultar interesante. Aunque eso sí, me imagino que debe haber un mar de gente y que no podrán disfrutar tan tranquilamente del lugar... una por la multitud y otra porque tendrán el tiempo encima para recorrerlo. En fin, à vous de voir!
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Para que puedan visitar el lugar más tranquilamente, el Museo del Prado cuenta con el servicio de guarda bultos. Ahí podrán dejar sus mochilas, abrigos y demás chuches que lleven. ¿Lo mejor? ¡Sin tener que pagar un solo euro!
Para continuar la visita…
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Saliendo del Museo (del lado de la Puerta de Murillo), pueden ir al Real Jardín Botánico o incluso también al Parque del Retiro. Si van hacia la entrada principal, podrán en cambio ver el edificio que es sede de nada más y nada menos que la Real Academia de la Lengua Española. Además, si son valientes y se animan a caminar, pueden ir fácilmente a pie hasta la Fuente y el Palacio de Cibeles.
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¡Lo olvidaba! Si caminan sobre el Paseo del Prado (yendo hacia Cibeles), encontrarán una fuente muy hermosa: la Fuente de Neptuno. Nosotras pasamos por ahí poco antes de que empezara a obscurecer. Para esa hora, la fuente ya estaba iluminada con unas luces de colores muy bonitas. Creo que esa fuente fue una de mis favoritas en Madrid. ¡Tienen que ir a verla!
No, ésta no es la Fuente de Neptuno, está muy chiquita para serlo. Fue otra fuente que vimos en el camino y que me pareció muy bonita.
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Un poco más adelante de la Fuente de Neptuno, se encuentra también la Plaza de la Lealtad. En esta plaza podrán encontrar el Monumento a los Caídos por España.
El Monumento a los Caídos por España. No sé si se pueda entrar a este espacio, me imagino que sí. Pero cuando nosotras pasamos, estaba cerrado. Noté que en este lugar, hay también una flama que está ardiendo todo el tiempo, en memoria a los españoles que murieron por su patria. En el Arco del Triunfo, de París, también hay una flama así, aunque más grande.
Conclusión
Aunque no me interesaba mucho al principio, aunque no me daba cuenta de la importancia y la grandeza del Museo del Prado, sinceramente estoy muy contenta de haberlo visitado. Vaya que valió la pena quedarnos un día más en Madrid. Y es que pasar por la capital española, sin poner un pie en su célebre museo… ¡habría sido un error imperdonable!
En resumen, el Museo del Prado es un lugar que ustedes también tienen que visitar. Y si tienen la oportunidad de ir ahí más de una vez... ¡aprovéchenla!