Hace poco que fui a visitar el museo Sorolla en Madrid y me gustó bastante. Me gusta mucho el arte y Joaquín Sorolla es uno de los pintores españoles más importantes.
Para poner un poco en contexto, Sorolla pertenece principalmente al siglo XX. Pintó muchísimo, su obra cuenta con más de 2.000 cuadros y están etiquetados dentro de los estilos impresionistas, postimpresionistas y luministas.
Esto último es así porque, aunque su obra seguía las características impresionistas, mostraba una luz muy distinta, muy clara, por estar ambientados en el sol del Mediterráneo, en Valencia, muchos de ellos. De ahí proviene la etiqueta de luminista.
Estos cuadros son los que le hicieron famoso. Es conocido por ir a las playas de España, sobre todo de Valencia y tirarse horas en la arena pintando. Todos los cuadros transmiten esa paz y esa felicidad del verano en la playa, de las vacaciones, y por eso son muy amables y bonitos de admirar.
Sorolla había nacido en Madrid y, con el tiempo, adquirió una casa que es la que ahora se conserva como museo.
Esta casa museo se encuentra cerca del metro Iglesia. Es una gran casa de varias plantas con un patio interior.
Lo primero que llama la atención al llegar y ver el patio es cómo esta casa se ha conservado entre los edificios más modernos que se han ido construyendo a su alrededor. Por lo tanto, excepto la pared que da a la calle principal, el resto solo da a ventanas de los edificios colindantes.
El jardínque rodea la casa es precioso y está muy bien cuidado y conservado.
Primero hay una zona un una fuente y unos árboles, incluido un naranjo precioso que cuando fui tenía las naranjas casi listas para ser recogidas. Aquí se encuentra la puerta principal de la casa, sin embargo, la tienen ahora cerrada y es solo la puerta de salida.
La siguiente zona de jardín es la más bonita, con una fuente enorme, con un estilo muy del sur, casi árabey, tras esto, hay una zona con unas sillas y mesas y otra gran fuente con unas esculturas. Está todo muy cuidado, todo esto está lleno de setos bien recortado y de flores por todas partes. En primavera esto se llena de gente que quiere hacerse fotos en cada rincón.
Para coger las entradas hay que entrar por una puerta a la izquierda a un pequeño sótano que hace también de tienda de souvenirs. A la derecha hay una sala llena de vasijas muy curiosa y da a un patio interior que tienen cerrado.
Para entrar en el museo hay que volver a salir al jardín y entrar por otra de las puertas que hay.
Según entras llegas a una sala totalmente rojay llena de cuadros. Hay tres salas seguidas, muy parecidas, todas rojas y llenas de cuadros (todos con unos colores azules muy típicos suyos). Además, es curioso ver a través de las salas los cuadros que hizo de su mujer y sus hijos y cómo poco a poco se ve cómo estos van creciendo.
A partir de la segunda sala se empiezan a encontrar muebles originales de la casa y ya la tercera es la más espectacular.
En esta última sala las paredes están repletas de cuadros, unos encima de otros. Casi no sabes en cual fijarte. Además, hay alguna escultura, pero no muchas. Toda la sala está llena de muebles, como un escritorio o una pequeña cama, todos ellos originales.
Un punto a favor es que, para entender todo aquello que estás viendo, no hace falta pagar por una audioguía, sino que en cada sala hay unas hojas (que después debes devolver) que te dan una pequeña explicación de cada objeto o cuadro que hay en la sala. Están bastante bien y sirven para entender mejor la obra de Sorolla.
Después de estas tres salas subes por unas escaleras antiguas a la primera planta. Esta la tienen sin muebles y totalmente reformada. Son varias salas, creo recordar que también tres repletas de cuadros muy pequeños. Son casi miniaturas, algunos aun así tienen muchísimo detalle, pero otros tienen tan solo unas pinceladas y sin embargo se entiende perfectamente lo que representan. En total hay poco más de doscientos cuadrosasí repartidos por toda la planta. No son cuadros especialmente conocidos, por lo que las hojas de información no dan más que el nombre de cada uno de ellos, también porque sería imposible contar la historia de todos.
Tras esto se vuelve a bajar a la planta principal y ahora sí se pasa por unas salas que tiene más que ver con una casa que con un museo, a pesar de que también están llenas de cuadros. Estos cuadros que aparecen son de su mujer y sus hijos, por lo que eran cuadros de la casa.
También hay paredes y techos pintados por él. En este caso, en este salón estaba pintada la parte superior de la pared con una especie de ángeles colocando unas guirnaldas.
Cuando se visita toda la casa se sale a la calle por la puerta que he nombrado al principio. Sin embargo, no está bien pensado, pues no acaba en la tienda de souvenirs. Esta tiene bastantes cosas. Yo me compré una postal de un cuadro que me gustó. Aún así me parece un gran recuerdo la propia entrada del museo, que muestra alguno de los cuadros del artista.
En cuanto al precio, no es muy caro, no más de 3 o 5 euros y también hay descuentos, para los estudiantes es totalmente gratuito.
Aunque no seáis muy fans de este artista, el museo está muy bien. Fue un pintor muy prolífero, lo suficiente como para llenar una casa entera de cuadros suyos, merece muchísimo la pena visitarlo, ya desde el jardín que es espectacular o por las obras de las playas de España, que dan mucha tranquilidad.