Malasaña es una de las zonas de Madrid que más se puede disfrutar. La visita y el conocimiento de esta zona, ya sea de día como de noche, es imprescindible para cualquier turista, estudiante de intercambio o, simplemente, vecino de esta ciudad.
Se trata de una zona céntrica, dentro de barrio Universidad. Sus calles poseen fachadas históricas de edificios de vecinos de todo tipo y, casi todas ellas, acaban desembocado en el centro neurálgico de la zona: la Plaza del Dos de Mayo. Esta es una plaza muy amplia rodeada de bares y cafeterías que se llena de familias y personas paseando a sus perros durante el día, y de jóvenes (y no tan jóvenes) por la noche disfrutando de la zona para salir de fiesta más histórica de Madrid. En el centro de esta plaza se encuentra el monumento a Daoíz y Velarde, dos capitanes que el día 2 de Mayo de 1808 se levantaron en armas gracias a la fuerza popular contra el ejército francés invadía España. Ambos resistieron hasta que el ejército francés les dio muerte en ese mismo lugar, donde aquel entonces se encontraba su cuartel. Hoy en día, en lugar de sables, Daoíz y Velarde tienen botellines de cerveza que los jóvenes le colocan cada noche durante las horas de fiesta. Una buena forma de ver que, al menos, al final se acabó consolidando su objetivo.
Pero si alguien viene de fuera a Madrid puede que le resulte una zona caótica que visitar debido a la irregularidad del plano, que hace que sus calles sean laberintos de numerosas cuestas y curvas, y a la variedad de tiendas y locales que visitar que en un principio pueden resultar abrumadores. Lo que voy a contar aquí es un día hipotético que cualquier persona podría pasar sin necesidad de salir de Malasaña. Hay muchas otras posibilidades para hacer dentro del barrio, que son tan amplias como personas frecuentan y viven en la zona, pero lo más importante es que cualquiera, sea la hora que sea del día, te atenderá con una sonrisa.
Al alba
La vida en Malasaña no está hecha para personas que madrugan. Esto lo puede decir cualquier persona que haya vivido por allí o las personas que poseen bares y cafetería. De hecho si vas a las 9 de la mañana es posible que no encuentres más que personas mayores y gente paseando a sus perros (lo de la gente paseando a sus perros es una constante, da igual el momento del día). Por lo tanto conviene dormir hasta tarde para aguantar todo el día, ya que en España la fiesta empieza de madrugada.
A eso de las 11 de la mañana se puede estar en la parada de metro de Tribunal (L1; la más cercana a la Plaza del Dos de Mayo) para empezar a disfrutar del comienzo del día. La primera parada que se puede hacer es en una de las cafeterías de la plaza para desayunar. Un buen sitio para hacerlo es el Pepe Botella, una cafetería acogedora con terraza en para cuando hace calor en la que se puede tomar un buen desayuno. Los precios no son caros, aunque para nada llegan a ser chollos imprescindibles. Posibilidades para el desayuno hay muchas: churrerías (la churrería de Espíritu Santo es la mejor), bollerías… Cada cual a su gusto entre la gran cantidad de sitios que en un callejeo rápido se pueden divisar.
Las tiendas también comenzarán a abrir, por lo que una buena opción para pasar el tiempo hasta la hora de comer es visitar las muchas tiendas de ropa ‘vintage’ que se encuentran por Malasaña. Para esto se puede empezar por la Calle Velarde, en la cual se encuentra quizás la mayor concentración de ellas. Muchísima variedad, se pueden encontrar cosas que no se encuentran en ningunas otras tiendas de Madrid ya que, por lo general, muchas de estas tiendas importan prendas de ropa desde los Estados Unidos o Gran Bretaña. Gran parte de las prendas que se venden son piezas únicas que ya no se fabrican, por lo que merece la pena aunque sólo sea para mirar (que seguramente no acabe siendo así).
Hora de comer
Aquí las opciones dependerán del gusto de cada persona. Puedes encontrar restaurantes de comidas creativas, restaurantes veganos o vegetarianos, restaurantes de comida étnica… También, como es típico en España, se puede comer de tapas en algún bar a un precio muy asequible. Sería imposible nombrar un sitio que pudiese gustar a cualquier persona, además de conocerlos todos, por lo que la comida es algo que debería quedar al descubrimiento y gusto de cada persona. Sin embargo, hay un sitio que nunca dudo en recomendar. Se llama Ochenta Grados, es un restaurante de cocina creativa que sirven sus platos a modo de “tapas”. Te los sirven muy rápido, es muy original y está todo realmente bueno. La parte mala es el precio, que puede que no esté al alcance del bolsillo de muchos estudiantes, pero para probar un día sin duda merece la pena (para cualquier interesado, la dirección del sitio es: calle Manuela Malasaña 10).
Antes del atardecer
Una vez acabado de comer es buena idea sentarse un rato en cualquier sitio para reposar la comida. Si hace un buen día, la mejor opción es ver a niños y perros jugar al sol en la Plaza del Dos de Mayo, si no, entrar en cualquier bar a tomar una cerveza o un refresco siempre es una buena opción para pasar el rato. Cualquiera de las dos cosas se puede hacer sólo o acompañado, ya que no es poca la gente que se puede ver en la calle o en los bares con la única compañía de un libro. Es un ambiente propenso para leer, relajarse y pensar, pero con buena compañía se disfruta igual.
Cuando de nuevo haya fuerzas para continuar andando, se puede visitar el mercadillo que suele estar puesto por las tardes en la Plaza del Dos de Mayo si el tiempo acompaña. En él se venden desde discos de vinilo antiguos de segunda mano hasta artículos de madera artesanales étnicos. Se puede echar un vistazo rápido y así comenzar lo que podría ser una visita a la parte más cultural del barrio. Una de las opciones sería visitar el Centro Cultural Conde Duque, uno de los mayores centros culturales que se encuentran en Madrid, en el que se encuentra el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (calle Conde Duque 11). Es una visita larga, hay muchas exposiciones que ver todas ellas muy interesantes.
Por otra parte, aunque no menos importante, existen multitud de pequeñas librerías que también son en sí grandes centros de la cultura, como es el ejemplo de la librería Tarde de Libros, que a pesar de ser un sitio pequeño, uno se puede pasar allí gran parte de la tarde buscando entre sus caóticas estanterías miles de libros ordenador únicamente por temática. A pesar del aparente caos, el dependiente de la tienda atenderá cualquier consulta muy amablemente. Es un sitio muy recomendable y barato que a cualquier persona que le interese la lectura querrá visitar, aunque la mayoría de libros que se venden son en español (calle Ruíz 15).
Antes de que se vaya del todo la luz merece la pena seguir paseando y perdiéndose por las calles que conforman el barrio, ver la gran variedad de tiendas curiosas (herbolarios, tiendas ecológicas, floristerías, tiendas de música, etcétera) que ofrece la zona y echar un vistazo a la decoración de los balcones que realizan muchos de los vecinos que habitan en los bloques de piso. De hecho, cada año hay un concurso que premia al balcón mejor cuidado.
Con ya probablemente poca luz, sólo queda tomar una ligera cena en alguno de los bares que se abran ido descubriendo por el camino para después visitar algunos de los locales de fiesta más famosos. También la opción de merendar un buen café junto a un trozo de tarta recién hecha es posible, como por ejemplo en la cafetería Acquolina, uno de los lugarer que más recomendaría no sólo para café y tarta, si no para otros muchos productos de repostería que ofrecen.
La noche madrileña
Toda noche en Malasaña debería empezar con la costumbre tan ilegal como habitual de beber cerveza con amigos en la Plaza del Dos de Mayo, enfrente de Daoíz y Velarde. La plaza se suele llenar de gente que bebe en grupo, toca la guitarra o pasea a sus perros, excepto cuando la policía lo evita vigilando la zona con un coche patrulla que evita la concentración de gente. Pero suele ser en vano, ya que la gente sigue bebiendo pero más dispersada, como por ejemplo en la ya mencionada calle Velarde, donde se encuentran una gran cantidad de locales como por ejemplo La Vía Láctea, un bar de dos pisos muy famoso entre la gente que suele salir por Malasaña que abre hasta las tres de la mañana y que normalmente se suele llenar. Es un sitio donde se puede escuchar buena música con una parte de arriba más tranquila en la que beber y conversar.
Dependiendo de la hora, los locales suelen tener más o menos ambiente, pero lo normal es que ante de las doce de la madrugada no haya mucha gente dentro de los locales. Las horas de mayor afluencia son de la 1:30 a las 3 de la madrugada.
Otro bar muy famoso y que suele estar muy frecuentado es El Penta, un bar dado a conocer gracias a una famosa canción de pop español de los años 80. Por eso su estilo y su música es muy ochentero y suele estar frecuentado por treintañeros.
Y muchas más opciones de bares que visitar, sólo hay que dar una vuelta y entrar al primero que te llame la atención. Si te gusta el sitio te quedas, y si no, sigues buscando, la entrada en todos los sitios es libre (salvo que haya cola).
Lo mejor que se puede hacer cuando se sale por aquí es no planear nada, simplemente estar con amigos con los que se pueda disfrutar de una buena noche y dejarse llevar por los bares que se vean a vuestro camino y por los vendedores ambulantes de cerveza que venden por las calles (práctica, una vez más, tan ilegal como común).
Al estar cerca del centro neurálgico de la ciudad, enseguida podrás estar en una parada de autobús en la que un autobús nocturno te acerque hasta a tu casa y, así, poner fin a lo que desde luego sería un ajetreado día.
