Zoo de Madrid

En junio de este año visité por primera vez el Zoo de Madrid y fue como transportarme al campo sin salir de la ciudad. Se encuentra a apenas 2 kilómetros del centro y se puede acudir perfectamente en transporte público.

Lo que más me gustó es que, además de ver un gran número de animales de los que aquellos urbanitas como yo no solemos conocer su existencia más que a través de los libros, hay varios espectáculos con los que aprender sobre el comportamiento de los leones marinos, delfines y aves. 

Tuve la suerte de poder presenciar una tierna estampa: el despertar de los hipopótamos, madre e hijo/a de pocos meses, y como se bañaron en la charca. Además la distancia no era muy elevada, por lo que pude sacar buenas fotografías.

Otro punto obligado es el acuario, una estructura piramidal que alberga espectaculares tortugas, tiburones y peces multicolor.

En total hay alrededor de 6.000 animales de 500 especies distintas, entre ellas, dos crias de osos panda (es el único zoo en el mundo que las tiene).

A pesar de que se inauguró en los años 70, las instalaciones se mantienen bien conservadas y ofrecen espacios abiertos para comer o descansar un rato. Hay restaurantes para todos los gustos, desde económicos con hamburguesas o bocadillos, a establecimientos para pedir a la carta.

La verdad es que a mí el zoo de Madrid me da un poco de penilla. 

Edtás muy bien cuidado (las instalaciones, me refiero) y en un emplazamiento inmejorable ya que está al final de la casa de campo y muy cerquita del parque de atracciones. 

Sin embargo, no creo que los animales estén en las mejores condiciones. No soy una experta en la materia, pero soy madrileña de nacimiento y he pasado por allí más de una y más de dos veces. Y creo que es muy pequeño para las criaturas que allí viven. 

Si estás en Madrid y quieres ver animales y pasar un rato agradable ve a Faunia. Está un poco más lejos del centro (metro Valdebernardo) pero merece la pena ya que el espacio es mucho mayor tanto para los animales como para los visitantes, por lo que aunque haya mucha gente no es agobiante (cosa que en el zoo sí ocurre).

En cuanto al precio, creo que Faunia es 2-3€ más caro, pero sí compras la entrada por adelantado vía internet sale más baratlo que en la taquilla. 

My la politica de comida es la misma en ambos: no puedes llevar alimentos no bebidas  del exterior, pero creo que  en ninguno de los dos son demasiado riguriosos con los controles (aunque no puedo asegurar nada), pero dentro la comida es bastante cara en ambos. 

Prácticamente todas las grandes ciudades tienen un zoo, y Madrid no iba a ser menos. De hecho, se podría considerar que Madrid tiene dos “zoos”, ya que también existe otro zoo que no se llama como tal, sino que es conocido como Faunia.

Pero el zoo de Madrid es el que más historia tiene en la ciudad, además de que tiene la exclusividad de tener a determinados animales, como los osos pandas, de los cuales se ha conseguido que tengan una cría.

Como en todos, el zoo de Madrid suele tener bastantes detractores que defienden que no es ético tener a animales en cautividad o que las instalaciones, al ser tan antiguas, no están realmente preparadas para ofrecer una vida decente a los animales allí en el zoo.

Esto es algo que puede tener parte de razón, no lo vamos a negar, sería absurdo, pero para lo que estamos aquí es para hablar un poco de cómo es la visita al zoo de Madrid, las peculiaridades que tiene, la forma de llegar y mis experiencias allí, concretamente de la última de ellas, en la que estuve con mi hermano pequeño (como se podrá ver en las fotos) acompañado de mi novia.

¿Cómo llegar?

La forma más cómoda de ir al zoo de Madrid es en transporte público. Como siempre, también se puede ir en coche, ya que hay bastantes zonas de aparcamiento allí en la Casa de Campo. Pero claro, si vas un fin de semana es posible que la masificación haga que encontrar un sitio donde aparcar el coche sea una verdadera odisea, haciendo que prácticamente salga mejor y más rápido ir en transporte público.

Ir en metro es una de las opciones. La parada más cercana al zoo es la parada de metro de Casa de Campo, a la cual se puede llegar tanto desde la línea 5 como de la línea 10 de metro. Lo malo de ir en metro, es que la parada de metro de Casa de Campo no te deja en la puerta del zoo. Por el contrario, nada más salir del metro hay un gran número de carteles que te van indicando el camino a seguir para llegar hasta el zoo. ¿Cuál es el problema? Que está bastante lejos a decir verdad. No sabría decir a qué distancia exacta, pero yo diría que unos 500 metros hasta llegar facilmente. Lo peor es sin duda es si te pasa como a mí, que tienes que llevar a tu hermano pequeño en brazos todo el camino con todo el calor del verano, pero si puedes ir andando tranquilo este problema no existirá.

La otra opción, y quizás la mejor en cuanto a cercanía de las paradas, sería ir en cualquiera de los autobuses de la EMT. Estos autobuses serían los de las líneas 25, 33, 55 y 65, y lo bueno es que como he dicho, te dejan mucho más cerca de la puerta del mismo zoo.

¿Cómo es la experiencia?

Una vez comprada la entrada en taquilla o canjeada la entrada ya comprada en internet, lo cual sale considerablemente más barato porque en internet suele haber ofertas que en taquilla no ponen, pasamos a adentrarnos un poco en el ecosistema de este zoo.

En la entrada hay guías y mapas del zoo por numerosos lados, por lo que conviene cogerse uno o dos mapas para no perderse durante el recorrido, ya que estamos hablando de un recorrido bastante grande y laberíntico. Sobre todo laberíntico.

Lo ideal, según mi experiencia, es guiarse bien e intentar hacer un recorrido en orden por los continentes, que es la forma en la que está organizada este zoo. De esta forma, en el zoo se congregan todos los continentes que constituyen un hábitat natural para una serie de seres vivos. Estos son Asia, Oceanía, Europa, África y América, el cual está dividido en tres partes, las correspondientes a América del Norte, América del Sur y América Central.

Esta, para mí, es una forma muy cómoda de organizar el paseo por el zoo, ya que está pensado para que sigas una ruta lógica, pero la verdad es que yo todas las veces que he venido he acabado dando vueltas de un lado a otro sin seguir un orden lógico realmente, dependiendo mucho de la parte de la entrada por la que empiece el recorrido.

De esta forma, en mi última visita empezamos visitando el estanque donde se encuentran los pingüinos al aire libre. Son uno de mis animales preferidos, aunque la verdad es que da un poco de pena ver a los pobres sufrir un poco por el calor que hace, al que no creo que estén demasiado acostumbrados. Pero es muy divertido y adorable verles.

Lo siguiente que fuimos a ver, sin seguir ningún orden lógico, como ya he dicho, es la zona de animales marinos, tanto peces como mamíferos. En primer lugar fuimos a la zona del acuario, una enorme estructura geométrica que guarda todos los enormes acuarios donde se congregan todos los animales marinos (peces, tortugas, tiburones... ) de agua salada. Por desgracia, cuando fuimos gran parte del acuario estaba en labores de restauración, por lo que no todos los estanques estaban disponibles para ser vistos, pero al menos sí pudimos ver los importantes. Impresionan bastante, sobre todo en los que hay tiburones nadando entre medias de otros peces más pequeños. Fue sin lugar a dudas la parte que más le gusto a mi hermano pequeño.

También hay otros tipos de animales marinos, como las medusas, que tienen sus estanques especiales donde se congregan estas. También hay muchos dedicados a peces más pequeños y exóticos, como pequeños peces globo o peces payaso nadando entre medias de preciosos corales y demás plantas marinas.

Una vez que acabamos de visitar el acuario fuimos al tanque de agua donde se congregan los delfines, uno de los animales más populares que existen.. Están en un estanque de agua enorme, el cual está dividido en dos partes: una parte alta con gradas y una parte baja con ventanas que dan al fondo del estanque. Estas últimas son muy divertidas, ya que es muy normal que los delfines se acerquen a ella, ya que están muy habituados a la presencia humana y son uno de los animales más inteligentes que hay en el mundo acuático.

En la parte de las gradas, la gente se congrega para ver los espectáculos que tienen preparados con los delfines, pero por desgracia, como fuimos durante un día de diario, no había programado ningún espectáculo con delfines para ese día. Por el contrario, después nos fuimos a un espectáculo con aves que sí estaba programado en ese mismo momento y que fue muy divertido.

Después de ese espectáculo con aves rapaces, fuimos a sentarnos en una de las múltiples mesas de picnic que hay por todo el recinto para comer algo, que ya era la hora de comer y teníamos bastante hambre. Lo más rentable y barato es traerse unos tuppers con comida o bocadillos envueltos hechos en casa. De otra forma, el tener que comprarse comida dentro del zoo puede salir excesivamente caro.

Tras la comida, he de decir que nos desorientamos un poco con el mapa y dejamos de saber en qué parte del zoo estábamos. No teníamos muy claro en que continente nos encontrábamos, hasta que al final dimos con otro de los animales estrella de este zoo, los elefantes. Estos elefantes se encuentran en una zona con una seguridad mucho más especial, ya que esta zona está protegida con unas vallas electrificadas para que estos animales no puedan escaparse y formar el caos. Dentro de su recinto hay muchos objetos donde por lo visto les esconden la comida para que ejerciten su mente (una de las más desarrolladas) a la hora de comer su comida.

Más adelante seguimos por la zona de África, pero sin saber muy bien por donde estábamos. Vimos la zona de los leones, la cual me pareció que era una de las menos cuidadas, la de los tigres, leopardos, jaguares... Y la de los animales que cazan todos ellos por excelencia: las gacelas y las cebras. Estas se encuentran separadas, claro, en una especie de montaña de cemento escalonada.

También nos acercamos al recinto donde se encuentran las jirafas, el cual es especialmente divertido, ya que te permiten acercarte para acerte una foro con las jirafas, a las cuales atraen con cacahuetes durante unas horas al día. Eso sí, para poder tener la foto que te hacen hay que pagar a parte por dicha foto, claro está.

Pero la visita no acabó ahí, aún quedaba mucho por ver. Seguimos hasta una de mis zonas favoritas, la cual es el mundo de los primates. En el zoo hay congregados orangutanes, gorilas y chimpancés. Estos últimos me resultan especialmente fascinantes, ya que debido a su gran inteligencia es necesario tenerles encerrados en un recinto especial con unos candados especialmente complejos para que no se puedan escapar de sus jaulas. También resulta muy curioso ver como se mueven e interactúan entre unos y otros.

Más adelante seguimos por las zonas de los continentes de Asia y Oceanía, que eran dos zonas que nos interesaban especialmente debido a dos animales en concreto: el oso panda y el koala.

Del primero, el panda, se puede decir que posee el recinto más cuidado de todo el zoo. Tienen tanto una parte interior (donde comen bambú) y una parte exterior, que es donde juegan y hacen una vida algo más activa, lo cual ocurre solamente durante las primeras horas de la mañana, por lo que lo más habitual es encontrarles o comiendo o durmiendo, que es lo que más hacen durante el día. Actualmente, la pareja de pandas que regaló a España el gobierno chino, tuvo una cría hace unos meses, la cual ya está en el exterior y puede ser visitada.

En cuanto a los koalas se encuentran ya en la zona del continente de Oceanía, con otros animales como los canguros. Al igual que los pandas, no son unos animales muy activos, aunque quizás estos lo sean menos aún, ya que la mayor parte de sus horas las pasan colgados a los árboles descansando sin gastar energía.

Es normal que en tu visita al zoo no te de tiempo a ver a todo. Ya sea por cansancio o porque te pierdas ciertas zonas del parque por las que no llegas a pasar en ningún momento, hay que recordar que es un parque muy grande. En nuestro caso, esto fue más bien por cansancio, ya que íbamos por un niño pequeño. De esta forma, las zonas que nos dejamos casi sin ver fueron las zonas dedicadas a la fauna de Europa y la de América en general.

Aún así llegamos a ver parte de estas zonas pasando, como por ejemplo el oso pardo, uno de los símbolos del zoo, los lobos o el famoso y bonito lince ibérico.

Luego, por otra parte, nos dejamos por ver la zona donde se encuentran la mayoría de insectos y los reptiles. Esta zona se encuentra bajo techo, donde los animales se congregan separados por especies. Aquí podríamos encontrar animales como grandes arañas o serpientes, pero la verdad es que nosotros no somos grandes aficionados a esta clase de animales.

Estos animales de los que he hablado tan solo son unos pocos de los muchos que nos podemos encontrar en el zoo. Es un parque muy completo que conviene ir a visitar sin agobios y con tiempo de sobra.

Nosotros lo último que hicimos antes de volvernos a casa fue quedarnos un rato jugando en el parque con columpios para los niños, algo que mi hermano llevaba queriendo hacer desde el primer momento en el que entramos al zoo.