Sala Taboo

El otro día estuve asistiendo a un concierto de la banda de indie-electrónica Motorama. No sabía mucho de ellos, pero gracias a unos amigos me animé a ir a este concierto que tuvo lugar en la sala Taboo.

Se trata de una sala pequeña que se encuentra en la calle de San Vicente Ferrer, a escasos 4 minutos andando de la famosa Plaza del Dos de Mayo, en pleno centro del barrio de Malasaña.

En si no es una sala que destaque demasiado, practimante puede pasar desapercibida cuando estás paseando por esta calle. Es, lo que diría yo, la clásica sala antigua que te puedes encontrar por Malasaña, que, como supongo que todo el mundo sabrá, es probablemente el lugar para salir por Madrid en el que más historia hay en todas y cada una de sus salas.

La sala Taboo es un sitio que no tiene demasiado aforo, yo diría que en el concierto había como mucho 80 personas tirando por lo alto. Me atrevería a decir que el aforo total debe de ser de unas cien personas, no mucho más. Sin embargo, una vez que acabó el concierto más de la mitad de las personas que había dentro se fue, lo que dejó lugar a una pequeña sala de barrio con buena música en la que pasar el rato en compañía sin agobiarse porque está llenísima de gente. Aunque, como casi todas las salas que hay por la zona, a eso de las 2 de la mañana siempre se suele llenar debido a la gran cantidad de gente que hay saliendo a estas horas por la ciudad (y en especial por Malasaña).

El concierto en esta sala estuvo bastante bien en general. Hay un pequeño escenario justo enfrente de la zona de baile, un cuadrado de unos cinco metros cuadrados. Al ser un escenario tan cercano al público hace que el concierto sea mucho más íntimo y cercano a todas las personas.

Con respecto al sonido de los altavoces me pareció sorprendentemente bueno la verdad. No cuentan con un equipo excesivamente profesional, pero al ser una sala pequeña no hace falta mucho más para hacer llegar un buen sonido a toda la sala. Todos los instrumentos se oían bien, quizás lo único que faltó fue algo más de volumen a la voz del cantante que quedaba algo eclipsada por el sonido del resto de instrumentos.

Otros aspectos a destacar son las barras. Dos barras simples a cada lado de la sala, bastante grandes y con los precios que suelen ser habituales en las demás salas de la zona. O sea, un rango de precios medio-alto.