Cafeeke

Cuando eligé ir a Madrid, sabía que era la ocasión de beber una cerveza belga. SImplemente porque Madrid es una capital y que en una capital es más facil encontrar sitios donde se come comida extranjera y de varios paises. Por eso, me pusé a buscar un bar donde tomar algunas cervezas belgas. Encontré el Cafeeke, cerca de la plaza mayor. El nombre flamenco atraío mi atención y fue contenta del resultado...

El cafeeke es un antiguo edificio de los años cuarenta. Todo dentro intenta recordar el ambiante de la epoca. Además, es una belga flamenca que os va a servir y permitiros descubrir las cervezas trapienses y otras. El precio está bien. Son más o menos cinco euros las cervezas trapienses. Un poquito más caro que en Belgica pero se entiendo pues que son cervezas importadas. También hay otras que no son trapienses y que valen más barrato. El precio me ha parecido normal entonces.

Lo unico malo es que no me he dado cuenta que todas las cervezas no eran apuntadas a la carta. En la carta solo había unas docenas y todas trapienses. Pero hay otras, hay que pedirlas al camarero. Están sirvidas en su vaso original, lo que está muy bien. También lo sirve con patatas (chips). Es también posible comer al restaurante o probar quesos pero yo no lo probé así que no puedo dar un testigo de la qualidad de la comida. Hay un restaurante a la segunda planta.

He visto que algunos clientes comían las famosas patatas fritas belgas, pero no les probé tampoco. 

De toda forma, os recomendo este lugar para el acogido, la autendicidad y para su decoración.

Este bar hace años era agradable, cuando lo llevaba un encargado. Ahora es un pésimo sitio debido a que la dueña es una señora malencarada y maleducada que trata fatal a los clientes (no así los camareros,que son encantadores)

Además de que los precios son elevados y te sirven todas las bebidas ya servidas, la tipa pide una fianza de ¡10€! por tomarte una Kwak, por si le rompes el vaso... Es sabido que la costumbre belga es dar un zapato en prenda al pedir esta cerveza, pero 10€ por un vaso que encima le pondrá la marca, raya en la usura.

A todo esto, ni siquiera es belga la señora...

Es también el típico sitio que tiene la pegatina de Amex en la puerta pero que a la hora de cobrar te sueltan que "el terminal no funciona". Pues señora mía, quite la pegatina y no engañe a los clientes.

Por lo demás, el sitio bastante sucio y la comida mala. Para no repetir.

Hay una cadena de restaurantes/cafeterías en Madrid llamada Café y Té, lo que equivaldría a Starbucks o Costa Coffee en Marlow. Puedo pensar en al menos cuatro de ellos a una corta distancia de mi piso hasta mi cabeza, ¡y estoy segura de que eso es un eufemismo!

Descubrí esta cadena cuando estaba buscando un apartamento una mañana, nos entró el apetito después de haber estado dando vueltas bajo el sol abrasado así que decidimos parar para reponer fuerzas. Lo que nos atrajo la atención de Café y Té, si recuerdo bien, era porque tenían opción de desayuno inglés o americano, lo que una especie de confort hogareño después de haber llegado y haber sido lanzadas en esta aventura a toda velocidad!

Escogí la opción de tortilla española, mi favorita, con champiñones al ajo más un poco de pan con tomate y aceite. Recuerdo que estuvo relativamente sabroso pero no impresionante, no fue nada del otro mundo así que no pensé en volver pronto.

Sin embargo, en nuestro viaje para mirar las tiendas en la Gran Via, vimos una de las calles que llevaba desde Sol a la Gran Vía (¡tristemente conocido como la calle de las prostitutas! ) encontramos una tienda más moderna de la misma cadena, pero en vez de ser Café y Té se llamaba Café y Tapas.

El frente de la tienda parecía elegante y moderno con muebles antiguos en un patio interior cubierto. En los meses más fríos dan mantas a las personas que se quieren sentar fuera, ¡lo que me pareció un toque bonito! Pasamos por delante del sitio varias veces hasta que finalmente decidimos entrar a por un café algún día.

Bueno, el café pronto se convirtió en unas tapas y acabamos por no querer irnos. Mientras que el menú es un poco caro comparado con otro bar de tapas de Madrid, ¡la comida era deliciosa con lo que valía la pena!

Aleesha y yo compartimos una ración de albóndigas con patatas fritas y algunos calamares, además Aleesha pidió pan con cangrejo y alguna especie de salsa extra.

La presentación de la comida fue inmaculada; se podría decir que pusieron mucho esfuerzo en ella. Las albóndigas vinieron en una pequeña cacerola que era adorable y los calamares estaban pinchados a través del bol, lo que significaba que estaban preparados para mezclarlos con la deliciosa salsa de debajo.

No tuvimos que esperar mucho a que nos atendieran y nos trajeran toda la comida y todo el personal era extremadamente agradable y amigable, conversaron con nosotros sobre Inglaterra y nos animaban a usar nuestro español.

El interior del restaurante me recordaba cualquier bar de moda que te pudieras encontrar por Londres. Los muebles, un desajuste entre diferentes tamaños de mesas y sillas, encajaban perfectamente en ambiente que habían creado. ¡Tenía un aura muy relajante y ahora entiendo porque siempre estaba lleno de gente! Por suerte este restaurante está al final del distrito rojo, al lado de la estación de policía, lo que significa que no tienes que ver ningún espectáculo mientras comes.

Mientras que la comida estaba deliciosa, no es un buen sitio si tienes un presupuesto estudiantil, ¡incluso un vaso de coca-cola cuesta 3. 45! Es mejor guardarlo para cuando mis padres vengan a visitarme. A pesar de ello, es un sitio genial si tienes en mente una bebida caliente en el invierno o tapas un relajante día soleado.

Al volver a Madrid ya sabía que tendría la ocasión de poder beberme una cerveza belga porque en una capital siempre hay de todo y de todos los países. Me puse a buscar cervecerías por Internet. Fue así como encontré el Cafeeke en el centro, cerca de la Plaza Mayor. Al final fui y me alegro mucho de haberlo encontrado.

El Cafeeke es un antiguo establecimiento de los años cuarenta. Lo lleva un belga, flamenco. Este nuevo descubrimiento os servirá para descubrir nuevas cervezas trapenses y muchas más. En cuanto a los precios, es bastante asequible. Las trapenses cuestan unos cinco euros (un poco más caro que en Bélgica por los costes de exportación, pero no mucho más).

El único defecto que tiene es que no me di cuenta de que no estaban todas las cervezas puestas en la carta. Me dieron una carta con una decena de cervezas trapenses y de ahí elegí una, pero si hubiera preguntado hubiera podido elegir entre muchas más. Las cervezas las sirven en sus vasos originales con unas patatas. También disponen de queso por si queréis comer o probarlo. En la parte de arriba hay una sala de restaurante.

Vi que algunos clientes comían las famosas patatas de allí, pero como yo no las he probado no puedo opinar sobre su calidad.

De todas formas os recomiendo este sitio por lo acogedor que es, por su autenticidad y por la decoración.