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Museo de América


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Historia poco conocida

Publicado por flag-es Héctor Vera — hace 6 años

El Museo de América es uno de los puntos de interés turístico y cultural menos conocidos de Madrid, lo que tal vez sea por su ubicación en el número 6 de la Avenida de los Reyes Católicos, es decir, un lugar poco frecuentado por los viajeros.

Sin embargo, es una pena que la mayoría de la gente desconozca que Madrid posee una institución como esta. El problema de la ubicación no es tan grave pues realmente está a escasos metros de la estación de metro de Moncloa (línea 3 y línea 6), y numerosos autobuses de la EMT pueden acercarte hasta sus puertas, entre ellos el 1, 2, 16, 44, 46, 61, 82, 113, 132, 133 y el circular. En mi opinión la opción más directa y sencilla es ir en metro, pero sino el circular o el 132 paran en muchos lugares del centro por lo que también serían buenas opciones.

El Museo de América es perfecto para una visita exprés si eres estudiante erasmus de la complutense pues el G que circula por todo el campus o el 133 te dejan en menos de diez minutos. Además este lugar es especialmente indicado para estudiantes por lo económico de su entrada ya que es totalmente gratis el acceso, tanto a la colección permanente como a las exposiciones temporales. También hay que mencionar que está totalmente permitido hacer fotografías tanto dentro del museo en los lugares de tránsito como en las salas en general y a cada pieza en concreto.

Nada más empezar, por fuera, se puede intuir que se trata de un museo dedicado a la historia del encuentro entre la civilización europea y la civilización americana. El edificio tiene forma de iglesia, pero no de una iglesia cualquiera a las que estamos acostumbrados, más bien una iglesia de las que se construían en América por los colonizadores españoles para su intento de evangelizar las tierras americanas con el cristianismo.

Evidentemente, esto es porque el museo fue construido durante una época en la que desde el gobierno (la dictadura de Francisco Franco) se quería exaltecer al máximo el pasado del pueblo español. Por suerte, esta época ha pasado y el museo tiene un carácter más didáctico y académico.

Como se puede imaginar por el nombre este museo contiene fundamentalmente colecciones procedentes del continente americano que abarcan todo tipo de objetos curiosos: adornos de oro, tocados de plumas, cerámica de culturas variadas, vestuario típico, cestería, figurillas en piedra… Además poseen otras piezas que sirven para contextualizar mejor el discurso expositivo de cada sala, por ejemplo hay un espacio dedicado a la cartografía con varios mapas mundi, otros de América exclusivamente, otros de las constelaciones y todos de diferentes épocas.

Historia poco conocida

Este museo es muy cómodo para recorrerlo pues no es como otros cuya distribución es confusa y liosa. El ser de menores dimensiones que las grandes instituciones museísticas madrileñas hace que sea casi imposible perderte y que el paso entre las salas quede claro, fomentando una mejor adquisición del conocimiento y entendimiento del mensaje que se quiere transmitir. Al fin y al cabo un museo tiene que enseñar y si sus piezas están distribuidas de forma críptica y enigmática para el visitante esa misión no se lleva a cabo.

De todas formas para facilitar todavía más la visita, nada más entras y te dan la entrada gratuita en el mostrador, te indican claramente por dónde has de iniciar el itinerario (subiendo las escaleras a mano izquierda) y además te proporcionan un mapa muy clarificador que contiene una selección de las piezas más destacadas del museo y su situación en toda la exposición, por si alguien tuviese prisa y solo pudiese ver lo más relevante, de esta forma economizaría el tiempo.

Historia poco conocida

Las salas expositivas se estructuran alrededor de un claustro con un parque en su interior. Como datos relevantes hay que mencionar que en la entrada hay taquillas y se pueden dejar las mochilas, bolsos y/o abrigos que muchas veces son molestos para disfrutar de un museo; con este servicio puedes ir andando con total tranquilidad sin tener que preocuparte por la seguridad de tus objetos personales. También hay una tienda al final de las salas y una zona de descanso que se agradece mucho todos sabemos que estar mucho tiempo de pie y más si estás haciendo turismo al final pasa factura.

Historia poco conocida

Mi visita se centró en recorrer la sala de la primera planta cuya temática versa sobre el conocimiento de América. El primer espacio está estructurado siguiendo un discurso que combina fragmentos bibliográficos de testimonios de los sorprendidos españoles, con objetos artísticos y de uso cotidiano o ritual de procedencia indígena.

La sala comienza con algunos textos de Cristóbal Colón, fundamentalmente cartas escritas por él a distintos personajes, acompañadas por una selección de extensa bibliografía para que el visitante pueda ampliar su conocimiento al respecto. Nos encontramos objetos muy variopintos como un ídolo o cemí sin ombligo, seguido de lo que es denominado "aro lítico” el cual al proceder de la cultura taína probablemente constituya la petrificación de uno de los cinturones que se usaban en sus característicos juegos de pelota. La siguiente pieza es espectacular, y no es difícil entender el estupor que sintieron los primeros europeos que entraron en contacto con estas culturas pues este tocado de plumas del amazonas debía distar mucho de los adornos a los que ellos estaban acostumbrados.

Historia poco conocida

Tanto es así que tras apenas haber contemplado tres de los objetos de esta estancia, puedes empezar a hacerte una idea del choque cultural que debió de suponer el descubrimiento del continente. Incluso hoy en día apenas podemos hacernos una idea de los usos o funciones que podían desempeñar ciertos elementos como los trigonolitos, denominados así por ser una piedra con tres picos. Si en la actualidad nos siguen fascinando estos extraordinarios objetos, no podemos sino suponer que a nuestros antepasados les resultaban igual de llamativos precisamente por ser manifestación de una cultura diferente a la nuestra.

Lo novedoso siempre capta la atención, y el ser humano siempre ha estado inclinado a capturar de alguna forma las cosas que le resultan atractivas, así ocurrió igual en este caso pues no sólo contamos con una caja con cálamos que los expedicionarios utilizaban para dibujar, sino como se demuestra más adelante en la sala se llevaban algunos de esos objetos consigo a modo de trofeos o tesoros. Y no es de extrañar que lo hiciesen pues quien no querría dejar constancia de adornos tan asombrosos como el tocado Shuar (también en esta sala) compuesto por plumas y élitros de coleópteros que hacen que la parte verde que cuelga del tocado brille de una forma especial.

El siguiente espacio es una pequeña estancia que actúa como zona de paso entre la sala anterior y la sucesiva. En este lugar se exponen dos mantos de plumas y además podemos contemplar un rótulo explicativo acerca de los Gabinetes de Historia Natural acompañado de algunas reproducciones de grabados.

El grabado bajo el texto, resaltado en mayor tamaño, representa el Musaeum Septalianum de Milán (1664), en el podemos ver como estancia parece imitar de alguna forma un ambiente marítimo con animales marinos colgados en el techo, todo está ordenado en diferentes armarios con cajas independientes en cada uno; vemos también esculturas y vasijas en las arquerías bajo los armarios y rematando el conjunto lo que parecen ser relojes encima de las cajas y la pared decorada con cuadros. Todo esto demuestra que no sólo los objetos indígenas eran objeto del coleccionismo. El resto de los grabados parecen ser versiones del mismo concepto.

Con la imagen de esos grabados se pasa a la sala consecutiva, que se manifiesta claramente como la reproducción de uno de esos Gabinetes de Historia Natural. Así se pueden ver dos estancias con el suelo y las estanterías de madera, con armarios acristalados en cuyo interior se exponen los objetos del museo que a fin de cuentas forman parte también de una colección de elementos curiosos, más bien, relevantes para nuestra cultura actual. Las vitrinas con diferentes vasos inventariados se intercalaban con estantes de libros realmente antiguos y los espacios estaban presidios por los armarios donde se guardaban, a mi parecer, los objetos más llamativos: la capa impermeable esquimal y las enormes conchas de bivalvos, por mencionar algunos ejemplos.

Historia poco conocida

Historia poco conocida

Tengo que decir que por ser estudiante de historia, he ido algunas veces más que esta visita en concreto al museo, todo con salidas en el tiempo de las prácticas dirigidas por el profesor, pero hasta que no he ido yo solo no me he centrado realmente en el conocimiento del museo. Tenía poco tiempo así que solo pude ver una sala en concreto, lo cual me llevó unos 25 minutos, haciéndolo detenidamente y disfrutando de cada pieza por separado.

Me quedé con ganas de ver el resto de la colección sobre todo porque sé que tienen piezas muy interesantes de cerámica indígena o algunos fardos funerarios realmente impresionantes de algunas de las civilizaciones mesoamericanas. Yo recomiendo completamente la visita, aunque sea breve, a este museo porque además el descubrimiento de América es una parte muy importante de la historia universal, entraron en contacto dos culturas y civilizaciones muy distintas y desde entonces empezamos a influirnos mutuamente. Es increíble lo mucho que desconocemos el uso, función o significado de muchos de los objetos que en estas vitrinas se encuentran, y no deja de ser maravillosamente intrigante.

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