¡Hola a todos!
Hoy os voy a desvelar un secreto que he descubierto recientemente en una de las zonas más concurridas de Madrid.
He estado en la zona de Sol infinidad de veces y siempre me había pasado desapercibido este lugar; no en vano, vista desde la calle, esta es una tienda de productos de la conocida firma “Salvador Bachiller”. Sin embargo, alberga un precioso lugar en la parte superior: una magnífica terraza.
Para llegar a la terraza se tiene que atravesar toda la tienda y, a mano derecha, hay un ascensor. Pero también se puede subir andando para disfrutar de los detalles decorativos que componen el lugar. Nosotros tuvimos suerte y solo tuvimos que esperar diez minutos para que nos dieran mesa pero era un poco pronto; yo doy por hecho que, a partir de las siete o las ocho de la tarde, será difícil encontrar una mesa libre. El tema es que, además, no es una terraza muy grande.
La comida estaba muy buena y, aunque no era mucha cantidad, fue suficiente para nosotros. En cuanto a los postres, tienen un montón de tentaciones pero los precios no son tan apetecibles.
En cualquier caso, me ha encantado visitar este lugar con su ambiente tropical y sus agradables pulverizadores de agua en estos días de tanto calor. Resulta fantástico hacer una parada en un sitio como este, enclavado en una zona tan bulliciosa como la de Sol. Aunque se agradecería que los precios fueran un poquito más bajos y que no hubiera consumición mínima (esta es de nueve euros por persona), aún y así recomiendo el sitio para ir de vez en cuando. Ya sea para comer, cenar o tomar algo, merece la pena pasarse por allí.
Como creo que una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo varias fotografías para que juzquéis por vosotros mismos.
Hasta el interior del ascensor es bonito y estiloso.
Detalles de la decoración.
Escalera de acceso.
Una carta espectacular.
Algunos de los espléndidos cócteles.
Cosas muuy ricas.
Bebidas servidas con M&M's.
Un delicioso tentempié a media tarde.
Solo espero que la próxima vez que vaya pueda tomarme una cerveza bien fría sentada sobre un balancín que hay en la terraza y que me enamoró. ¡Parece haber sido diseñado por hadas!