Madrid

Mayo es el periodo de exámenes en el IESEG (Instituto de Economía Científica y de Gestión). Aunque los estudiantes están libres durante la primera semana de mayo, normalmente la utilizan para estudiar; sin embargo, nosotros la solíamos utilizar para viajar. Por eso, decidimos viajar a Portugal. Primero visitamos Oporto y Lisboa. Aunque mi experiencia en Portugal merece su propia historia, ya que fue el mejor viaje que hice durante el programa de Erasmus, esta historia trata del día que pasé en Madrid, que fue el final de este viaje. Cuando estaba planificando el viaje, seguía teniendo un par de días libres al menos, así que me pregunté dónde podía continuar mi viaje después de Lisboa, para conocer más sitios. No podía quedarme más de dos días porque el lunes tenía un examen de francés. Consideré visitar Sevilla, pero los billetes durante el fin de semana desde Sevilla a Brusela o París eran demasiado caros. Lo mismo pasaba desde Barcelona y Faro. Al final, encontré unos billetes bastante asequibles desde Madrid a París el sábado por la mañana. Solo había estado antes en España una vez con mis padres de vacaciones. ¡Fue alucinante! Pero hacía muchísimo tiempo de aquello y visitar Madrid, la capital de España, me pareció interesante. Busqué más a fondo y encontré una nueva compañía de autobuses llamada Alsa. Cogimos el bus desde Lisboa hasta Madrid durante la noche. El precio era de 31 euros y tardamos 10 horas. Es bastante tiempo, pero no me importaba viajar en bus por la noche. Además, ahorramos dinero para el alojamiento.

Llegamos a Madrid a las 7 de la mañana. Estaba un poco decepcionada por el tiempo. Me esperaba que hiciese calor para ponerme un vestido, pero estuvo lloviendo casi todo el día. Miré la previsión del tiempo dos semanas antes de venir, lo cual fue un error visto lo visto porque cambia fácilmente. Además, puedes imaginar a los españoles a las 7 de la mañana. Todo el mundo estaba durmiendo y el único sitio abierto era el McDonald's. Nos tomamos un café y un pequeño desayuno allí. Tras andar un poco, encontramos la oficina de turismo, pero abría a las 9 y media. Por eso, decidimos tomar otro desayuno y estuvimos esperando en una cafetería. Al menos pudimos cargar nuestros teléfonos y planear el día.

Una de las cosas que suelo hacer cuando visito una ciudad por primera vez es hacer la visita gratuita a pie. Me encanta la idea. Recientemente, se convirtió en costumbre en cada ciudad. La primera vez fue en Dublín y me sorprendió gratamente nuestro guía. Ofrecían visitas de la ciudad y si te gustaban les podías evaluar dándoles propinas. Encontramos fácilmente la visita guiada gratuita de Madrid ofrecida por SANDEMANs. Normalmente, ofrecen visitas dos veces al día y sin reservar previamente. Así que era perfecto para nosotros. Comenzamos la visita a las 10 de la mañana. La guía era sencillamente genial. Nos contó historias interesantes de Madrid.

Me gustan estas visitas porque puedes aprender cosas sobre la ciudad de una forma bastante divertida. Además, siempre te aconsejan sitios a los que ir a comer, beber, salir de fiesta o lo que quiera que te interese. Por desgracia, no pudimos terminar la visita porque teníamos que ir a hacer el "check-in" de nuestro Airbnb.

Tras este viaje, debo confesar que me siento bastante decepcionada con los alojamientos de Airbnb y gratamente satisfecha con los hostales. Pero esa es la historia de Portugal. Esta vez elegimos directamente un piso muy céntrico de Madrid. Aunque esa era la única ventaja de este alojamiento. ¡Nos dieron una habitación que ni siquiera tenía puerta! Y no estaba escrito en la página web. Sin embargo, estaba demasiado cansada para discutir y además no íbamos a pasar mucho tiempo ahí. Odiaba a la gente que vivía ahí porque a eso de las 2 de la mañana empezaron a hacer mucho ruido hablando en español. Por desgracia, no me atreví a ir a decirles que se callaran. Así que simplemente traté de quedarme dormida y funcionó. Además, teníamos que levantarnos a las 4 de la mañana para coger nuestro vuelo hacia París. Además, quiero comentar que me di cuenta de la diferencia entre el acento mexicano y el acento español por primera vez. En Lille estoy acostumbrada a oír el acento mexicano todo el tiempo, ya que había muchos mexicanos de intercambio. Siempre les decía que me encantaba su forma de hablar. No me había dado cuenta de que eso no era así para todos los hispanohablantes. El acento de España no me resultó tan atractivo. Hablan demasiado fuerte.

Después del "check-in" quedamos con Juliette, mi amiga francesa del International Club. Fue una maravillosa coincidencia que estuviera allí en ese mismo momento. Después de quedar con ella, empecé a disfrutar más de nuestro viaje a Madrid. Vino con dos amigos españoles y fuimos a un restaurante español a probar la típica comida española. ¡Fue genial, en serio!

Los demás querían pedir tres menús grandes y compartir toda la comida, lo cual era un idea perfecta, pero cuando leí el menú me preocupé porque no soy una gran amante del pescado, el marisco, las gambas y demás. Por eso, pedí un poco de queso frito con pan especial y mermelada. Al final, compartimos toda la comida y ¡me encantó! Comimos un montón de tapas.

Durante la visita guiada nuestra guía nos contó una historia divertida sobre las tapas. Dijo que hace mucho tiempo, cuando la gente de Madrid era pobre, solo tenían dos opciones durante su pausa para comer a media jornada de trabajo: comprar una bebida o comprar comida. Por razones desconocidas, siempre elegían bebidas. Sus jefes no estaban muy contentos con ello. Por eso, se estableció una nueva ley: con cada bebida, a la gente se le serviría obligatoriamente un plato de comida. Después, se extendió por toda España. Y esa es la historia de las tapas. Hoy en día, la situación es diferente pero la tradición ha perdurado en algunos restaurantes.

Desafortunadamente, no recuerdo el nombre del restaurante pero me sorprendió gratamente. Probamos casi todo. Algunas de las tapas españolas más típicas son las croquetas y la tortilla. También tomamos una sopa de tomate especial, una mezcla de pollo, huevos con bacon y gambas, albóndigas con patatas y muchas otras cosas. Me encantó la idea de poder probar todo, porque soy una persona muy indecisa cuando se trata de comida. De postre tomamos profiteroles. Sigo sin entender porque fui la única que no podía parar de comerlos. ¡Estaban buenísimos! De lejos eran los profiteroles más deliciosos que he probado nunca.

Después, las chicas españolas nos escribieron en un papel un plan para la tarde, para ver las principales atracciones turísticas. Me gustaron todos los edificios, pero tenía la impresión de que era una ciudad sin más. Quizás no tuvimos tiempo suficiente de explorarla mejor y seguramente el tiempo también influyó.

Otra cosa que me encanta en las ciudades que visito es ir a azoteas. Me encantan las vistas desde lo alto de los edificios. Por eso, Juliette nos llevó a uno de los edificios más altos de Madrid.

Como último punto del día, decidimos ir de tapas a un sitio llamado Sidrería El Tigre. Se supone que es uno de los mejores sitios de tapas en Madrid. Cuando Juliette nos dijo que con cada bebida te dan una bandeja de comida no me lo podía creer (la misma historia que nos había contado la guía). ¡Me encantó la idea! Después me di cuenta que no era tan buena oferta porque la cerveza costaba 5 euros. Por este precio puedo conseguir una cena en condiciones en la República Checa, con bebida incluida. Pero no puedo comparar España con la República Checa...

Pedimos una cerveza grande y nos trajeron tres platos grandes de comida. Estaba genial. Lo raro para mí es que la gente estaba de pie en la mayoría de las mesas. Por eso, me alegré de ir pronto y que nos dieran una mesa con sillas. Sin embargo, estaba abarrotado de gente y no pudimos conseguir que nos sirviesen más que estas tres cervezas. Pasadas las 9 de la noche, volvimos a nuestro Airbnb y me quedé dormida enseguida.

En mi opinión, lo mejor del día en España fue la comida. Por desgracia, no pudimos probar los típicos churros. Un churro es un trozo de masa frita con canela. También los había probado en la República Checa y me encantaron. De todas formas, dentro de dos días voy a Barcelona y seguro que los volveré a comer.