Caixaforum

Conocí la obra de Toulouse-Lautrec en el museo D'Orsay en París, me gusta mucho el arte, pero no lo conocía hasta entonces y me gustó muchísimo.

Desde hace ya unas cuantas semanas está en Madrid la exposición Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre, en el edificio del jardín vertical, el Caixaforum de Madrid, en el Paseo del Prado y yo no podía perdérmela.

La entrada son 5€ pero con el carné de estudiante sale totalmente gratis. Había ido alguna vez a ver exposiciones a este sitio, pero nunca antes había visto una exposición tan grande y tan completa, tiene concretamente 350 obras.

Para empezar y para el que no conozca al artista, Toulouse-Lautrec es un famoso pintor que nació en Albi, pero vivió en París, en el corazón artístico de la ciudad, Montmartre. Él es muy conocido sobre todo por los retratos que hizo de prostitutas y lesbianas, cosas que solo él se atrevía a retratar en ese momento. Por eso casi toda su obra lleva esta temática.

Pensé que la exposición iba a ser solo sobre él, sin embargo, descubrí que eran muchos los artistasque había allí representados y que Lautrec se quedaba prácticamente en nada en relación con el número de autores. Algunos son muy conocidos, otros no tanto. Hay incluso un cuadro de Van Gogh, lo cual no es tan raro, pues los dos pintores se conocieron en vida.

Toda la exposición tiene, aun así, una temática común, el Montmartre del París de los años ochenta del siglo XIX. Una zona que se llenó de artistas de todas las disciplinas, bastante vanguardistas y con un espíritu juvenil.

La exposición cuenta con muchas salas y cada una de ellas está decorada de una manera distinta, al estilo de la época y de aquello que representan los cuadros y dibujos que se exponen.

Según entras hay a un lado unas revistas que sirven a modo de explicación de la exposición, aunque hay también una audioguía aparte para el que quiera.

La primera sala, según entras, tiene tan solo un cuadro y una lámina de otro, y te muestra cómo el cuadro de Toulouse está inspirado en aquel que aparece en la lámina. Son muy parecidos, solo que él incluye más personajes en el paisaje común.

En la pared de enfrente está, en grande, el mismo cuadro que decora la portada de la revista y el cartel promocional de la exposición.

Tras esto se suceden unas salas llenas de cuadros, cada sala tiene una temática distinta, una de ellas tiene solo paisajes, otra muestra las calles de Montmartre, otra de ellas está llena de cuadros fantásticos.

Hay un cuadro que me llamó especialmente la atención por su realismo. Es muy grande, toda una pared y no vi que a nadie le pasase desapercibido, destacaba bastante frente al resto. Sobre todo la cara del niño rubio me impresionó, más todavía si tenemos en cuenta que el resto de la exposición no destaca por su hiperrealismo.

Otra cosa que me llamó la atención fue la cantidad de carteles y revistas que había expuestos. Sobre todo, del Chat Noir, el primer cabaret de la zona y en el que se inspiraron todos los demás que llegaron luego a la ciudad. En ese momento se inventó un sistema para imprimir ilustraciones que hizo que estas se pusieran muy de moda y que muchos artistas se dedicaran a ello.

 Había una zona, que, en cuanto a cuadros, fue la que más me gustó, y se trata de un conjunto de cuadros dedicados a bailarinas de ballet. Me recordaron muchísimo a los cuadros de bailarinas de Edgar Degás pero con un toque más realista (aunque tampoco mucho más). Es fácil pasar de largo y no darse cuenta de que están estos cuadros, pero si os fijáis, son muy bonitos.

Muchos de los cuadros muestran también escenas en cafés, que eran los centros de reunión de la época y donde los distintos artistas se relacionaban.

Una sala estaba dedicada enteramente al teatro, incluso parecía inspirada en el teatro clásico japonés. Estaba entero decorado con unas siluetas de zinc que se utilizaban para crear los fondos y decorados de los espectáculos.

La siguiente sala me llamó también muchísimo la atención, era totalmente roja, imitando el escenario de alguno de los teatros o cabarets del París del siglo XIX, seguramente del Moulin Rouge. Las prostitutas de este cabaret eran el tema recurrente de las pinturas de Toulouse-Lautrec, aunque aquí no encontré apenas cuadros de esto, ya que están en grandes museos como el D’Orsey de París, sí que había dibujos e ilustraciones bastante bonitos. También había unas vitrinas con carteles promocionales, infografías y más publicidadde este y otros cabarets. La sala imitaba incluso las grandes cortinas que cierran el escenario, era muy bonito.

Había dos salas más que merece la pena destacar, la primera de ellas es una dedicada al arte incoherente. Es casi imposible entender los cuadros si no es por el cuadro explicativo o la audioguía. Uno de ellos era, literalmente, tres lienzos, cada uno de un color distinto, sin ningún tipo de dibujo sobre él. No es un arte que me llame mucho la atención a nivel artístico, pero me parece curioso.

Por último, aparece mucho también el tema del circo, a los artistas de la época les encantaba ir al circo, sentían que eran marginados sociales, casi como ellos (se sentían identificados). Para más inri, Toulouse-Lautrec era prácticamente enano, por la endogamia de sus padres y un accidente que tuvo de niño, por lo que se sentía incluso más identificado. Es por esto por lo que hay muchos cuadros también con esta temática y también carteles de espectáculos.

Al final del todo hay una pared con varios cuadros dedicados exclusivamente al desnudo femenino. No son tremendamente realistas, pero transmiten mucho.

En general es una exposición bastante completa y que merece la pena visitar cualquier tarde, es muy completa y está muy bien explicada, además de ser muy interesante.