El mejor restaurante libanés de Madrid
El Restaurante Fairuz es un restaurante especializado en la comida libanesa y está situado en pleno centro de Madrid.
Fairuz es una famosa cantante y actriz libanesa muy conocida en los países árabes y países del este de la década de los 50 hasta la actualidad, de gran reconocimiento, de ahí el nombre del restaurante libanés.
La verdad que me pareció todo un acierto, porque Fairuz es una de mis cantantes favoritas y además me encanta la comida libanesa.
El restaurante Fairuz lo conocí porque justo el día en que fui era mi graduación de mi carrera y mi intención era invitar a mi familia a cenar a un restaurante libanés porque es una de mi cocina favorita, la libanesa, y tras buscar mucho por internet y leer varios comentarios positivos de este restaurante decidí hacer una reserva.
El Restaurante Fairuz no tiene absolutamente nada que ver y no se le puede comparar al Restaurante Al Mounia porque el Fairuz es toda una delicia para todos los sentidos; en cambio el Al Mounia es una decepción total.
Aquí tenéis mi opinión del Restaurante Al Mounia, al que fui hace poco y me llevé la decepción del siglo tras probar la comida y dejarme un dineral en una comida super mediocre.
En fin, el restaurante Fairuz sin embargo es todo una joya y sin duda alguna pienso volver a repetir muy pronto.
El interior del restaurante Fairuz no es tan ostentoso como el restaurante Al Mounia, pero es bastante cuco y al lado de la venta hay una mesa circular con aspecto bastante cómo para comidas o cenas de grupos grandes, así que desgraciadamente nosotros no pudimos sentarnos ahí, pero el sitio que nos dieron también estaba bien, así que de eso no me puedo quejar.
La relación calidad-precio es espectacularmente buena.
Con esto no quiero decir que sea algo barato, porque no lo es. Este tipo de restaurante árabe es el típico que se va más bien para celebrar algo o para alguna cena importante de empresa o familiar.
Así que si decidís ir, os aviso desde ahora que os dejaréis algo de dinerillo.
Pero os aseguro que no os dejaréis tanta pasta como en el restaurante Al Mounia, y además merece la pena el dinero que vayáis a gastaros.
A ver, tampoco quiero que penséis que la comida cuesta un pastón, pero digamos que es un restaurante de categoría media-alta.
Pero en fin, es una buena opción si queréis ir a cenar al centro de Madrid.
La calidad de la comida es espectacular. Todo lo que comimos estaba de rechupete, incluso el pan, que es totalmente casero aunque, desgraciadamente, os cobrarán por cada cacho de pan que os pongan.
Una cosa que hicieron que no me gustó mucho fue que cuando vieron que se nos acabó el plan nos pusieron otro plato de pan sin preguntar y entonces nosotros pensamos que entraba con los platos que nos sirvieron. Pero tras ver la factura fue todo lo contrario.
Los panes costaron unos 3 o 4 euros si no recuerdo mal. Lo sé, un pastón para un pan, pero he de admitir que estaba bastante bueno así que hicimos un poco la vista gorda.
Otra cosa que no me gustó fue que para la bebida, tras ver en la carta lo que costaba, decidimos pedir una jarra de agua del grifo y el camarero nos dijo que sin problemas nos la podía dar.
Pero en vez de eso, nos trajo una botella ya destapada de cristal, que en un principio yo creía que era la botella del grifo, porque en algún otro restaurante las botellas con agua de grifo las sirven en botellas de cristal; pero tras pedir una segunda botella y ver como el encargado le decía al camarero cuántas botellas llevábamos para apuntarlo en la factura, nos dimos cuenta demasiado tarde que no era agua del grifo y que estábamos pagando por esa agua.
Es algo que me enfada muchísimo porque el agua de grifo no cuesta nada al restaurante y que me cobren por beber agua sin haber pedido tan siquiera una botella de agua mineral pues no me hace gracia.
Porque además cada botella de agua nos costó 4 euros y pico. Flipante.
Pero en fin, volvimos a hacer la vista gorda porque la comida estaba buenísima.
El restaurante Fairuz tiene una carta bastante amplia con menús y raciones bastante asequibles y variadas.
Primero pedimos unos entrantes con raciones en los que había hummus (como no), tabulé, labneh (que es como una especia de yogur agrio cremoso servido con aceite de oliva) y moutabbal (puré de berenjenas y tahini, que es una pasta de sésamo).
Las raciones eran bastante generosas, es por eso que digo que aunque sea un poco caro, sino recuerdo mal ese plato entrante nos costó unos 12 o 13 euros, la cantidad que ponen está bastante bien y pudimos compartir las cuatros raciones entre las cinco personas que éramos.
Después, tres de nosotros pedimos un plato principal.
Yo pedí las kibbeh de carne que estaban deliciosas. Es mi plato preferido y la verdad que no me decepcionaron para nada.
Me sirvieron 4 o 5 bolas de kibbeh si no recuerdo mal, acompañadas de una ensalada y unas salsas árabes buenísimas.
De verdad que me encantó. Un 10.
Mi padre pidió un plato en el que había un mix de carnes de cordero, ternera y pollo que no estaba nada mal.
Me gustó mucho la carne de pollo porque estaba saladita y me recordaba un poco a la carne de kebab. Sin embargo, la carne de ternera no me gustó tanto porque tenía un sabor como a dulce y ese contraste entre lo salado y dulce no me llegó a convencer.
Normalmente me suelen gustar los contrastes de sabores, sobre todo entre lo dulce y salado, pero esta vez no me gustó.
Creo que fue porque le echaron canela, y yo, desgraciadamente, detesto la canela y no hay manera de que me entre por la garganta.
Pero en fin, a mi padre le gustó, así que se acabó el plato sin problemas.
Mi amiga en cambio, no pidió nada carne y pidió warak al anib, que estaban buenísimos.
De verdad que vivo enamorada de la comida libanesa. Me parece tan variada y original, y además super saludable.
Las warak al anib las había probado con anterioridad, y he de admitir que en el restaurante Fairuz no fueron los mejores, pero estaban bastante buenos y el precio era increíble para la cantidad y calidad.
Lo mejor de todo es que cada plato lo pudimos compartir con el resto y después de todo acabamos super llenos e incluso nos costó muchísimo acabarlo todo.
Después, además de estos 3 platos principales, pedimos una ensalada variada que no estuvo mal, nada del otro mundo, pero estaba buena después de todo.
Y eso que las otras dos personas con las que fuimos no pidieron nada.
Así que en total pedimos un entrante y 4 platos principales que compartimos entre 5 personas y como os he dicho antes, acabamos todos llenísimos.
Y eso no es todo.
No nos queríamos ir sin haber probado tan si quiera algún postre, así que como no conseguíamos decidirnos por uno, pedimos dos.
No fue el típico Kunefe que es como una tarta de queso y sirope de azúcar muy extraña, y tampoco las famosas Baklawas, sino que apostamos por algo más diferente y que yo personalmente no conocía.
Un postre que elegimos fue halawet el jebne. Es un postre buenísimo, hecho con semolina, queso cremo (muy cremoso y dulce) y agua. También son conocidos como "rollitos de queso dulce".
El sabor es algo maravilloso, no puedo describirlo con palabras porque no es algo que haya probado con anterioridad, pero uno de los ingredientes para hacer este plato es el agua de azahar (orange blossom/flower water en inglés).
Ese sabor sí que lo reconocí porque suele estar en otros dulces típicos árabes que he comido e incluso en el roscón de reyes español.
Y el otro postre fue othmaliyeh. Igual de bueno que el anterior. De sabor fue algo parecido porque creo que el relleno es el mismo y también lleva agua de azahar, pero en cambio la textura (cómo podréis ver en la imagen) es totalmente distinta.
Este postre se sirve como si fuera un pastelito que se puede compartir cómodamente con 2 personas.
Al acabar, nos dieron la cuenta y nos gastamos por toda la comida (deliciosa) unos 80 euros si no recuerdo mal, y además nos invitaron a un té moruno que he de admitir que no me gustó mucho la verdad.
Yo estoy super acostumbrada a tomar té moruno o cualquier tipo de té, porque en mi casa tenemos la costumbre que para la merienda o para cuando vemos la tele antes de cenar, tomamos un té.
Y además, siempre que viajo a Marruecos a visitar a mi familia, absolutamente todos los días tomo como mínimo 3 vasos de té, porque ahí tienen la costumbre de tomar té 24/7 todos los días del año.
Sobre todo en casa de mi abuela paterna. Siempre que estamos sin hacer nada, ya sea mirando la tele, conversando o echando la siesta, ella siempre prepara té. Así que al día puedo acabar tomando más de 10 vasos de té fácilmente.
El té moruno tengo entendido que tiene que ser un tanto amargo y fuerte, pero es que a mi así no me gusta nada y creo que los occidentales que no están muy acostumbrados a ese tipo de té, debería ser más dulce.
Así que el té que nos sirvieron, tras darle un sorbito y ver que era super amargo (incluso después de echarle varis cucharadas de azúcar), lo eché a un lado y no me lo bebí, pero mi padre se lo bebió, así que no se desperdició.
En fin, para gustos colores, por lo que a lo mejor a alguno de vosotros os guste el té amargo y sepa apreciarlo.
A mi padre y mi amiga les gustó bastante, así que agradecieron con bastante ánimo el gesto del camarero al invitarnos.
Que a ver, a mi me pareció un gesto de lo más amable, pero es algo que me esperaba porque normalmente no todos los días alguien se deja casi 100€ de golpe en una cena, así que vi normal y conveniente que nos invitaran.
Pero de todas formas, fue muy amable de su parte y sin duda alguna pienso volver porque acabamos realmente muy satisfechos tanto con la comida como con el servicio y con ganas de comer más aunque estuviéramos super llenos.
Respecto al servicio de camareros fue un 10 sobre 10.
Todos fueron super amables y cordiales con nosotros, dispuestos en todo momento a ayudarte y siempre dirigiéndose hacia nosotros con una sonrisa.
No nos trataron de usted porque nosotros desde un principio les tuteábamos y tampoco es algo que me molestara, porque me parecieron super simpáticos y no me incomodó para nada. Aunque a lo mejor se deba a que soy una persona joven y aun no me he acostumbrado al usted.
Resumen de la experiencia: magníficamente magnífica.
Todo buenísimo, raciones generosas, precios aceptables y ambiente muy cómodo.
Os aconsejo probar este restaurante, porque no os decepcionará en absoluto y saldréis con un buenísimo sabor de boca.
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