¡Hola a todos, viajeros! En la entrada de hoy voy a hablaros de uno de los lugares que más frecuento cuando busco algo entretenido que hacer en Madrid: el Jardín Botánico.
El Real Jardín Botánico de Madrid es un enorme espacio verde que reúne muchísimas especies de plantas, entre las que puedes pasear para disfrutar de un lugar tranquilo y rodeado de naturaleza en pleno centro de Madrid. Está situado justo al lado del Museo del Prado, y muy cerca de la estación de Atocha.
El jardín botánico es bastante grande, y a mí particularmente me gusta ir más durante los meses de primavera y verano, no sólo porque hay muchas más flores en esa época, sino además porque hace mejor tiempo, y es un gustazo poder pasear por entre los árboles sin preocuparse del frío.
Como seguramente veíais venir si habéis leído alguna de mis entradas anteriores, lo que más me maravilla del Real Jardín Botánico (y, siendo sincera, de cualquier otro jardín botánico) son los invernaderos. El jardín de Madrid en concreto tiene 5, aunque en realidad podríamos decir que tiene dos grandes, divididos en diferentes secciones. El que más me gusta, que no podéis dejar de visitar, es el que se encuentra a mano derecha nada más entrar por la puerta principal del jardín botánico. En este invernadero encontrarás tres salas acristaladas que corresponden a un clima cada una: tropical, templado, y árido, y podrás pasar de una a otra sin salir el exterior. El clima árido es el que más desagradable me parece porque hace un calor muy seco, pero los cáctus que hay en el Real Jardín Botánico me parecen tan espectaculares, que esta se ha convertido en mi sala favorita.
Cuando llegas a la última sala (o a la primera, si has entrado por la parte trasera) puedes subir unas escaleras que llevan a una especie de puente que cruza las tres salas. Te recomiendo que subas porque mola muchísimo ver todas las plantas desde arriba, aunque prepárate para que la ropa se te pegue al cuerpo...
Tampoco puedes dejar de visitar, bajo mi punto de vista, la zona de bonsáis y la de árboles frutales, que son dos de las que más me gustan.
Podrás visitar el Real Jardín Botánico cualquier día de la semana, pero acuérdate de consultar la página web porque la hora de cierre cambia dependiendo de la época del año en la que vayas. Como os he dicho al principio de esta entrada, yo prefiero ir siempre en los meses de calor, así que si visitas el jardín en verano podrás pasear por el complejo hasta las 9 de la noche. La entrada general cuesta 4 euros, pero si tienes menos de 25 años y eres estudiante, no olvides llevar tu carnet de la universidad porque te descuentan 2 euros.
Hay un evento muy guay que tiene lugar cada verano, de ahí que se llame Noches del Jardín Botánico, porque por el día puede que mueras de calor, en el que organizan espectáculos y conciertos. Yo no he tenido nunca la oportunidad de ir, pero una amiga mía fue a un concierto acústico de uno de sus grupos favoritos y me dijo que estaba precioso por la noche, así que si quieres hacer algo diferente, ¡esta puede ser una muy buena opción!