Centro Pompidou

Si te gusta la variedad artística y descubrir su riqueza con formas muy diversas, el museo Beaubourg es el sitio perfecto. No os quedéis en su aspecto exterior que puede chocar un poco. En mi opinión, es totalmente horrible. Su arquitectura a base de tubos de distintos colores puede impactar, pero ese es un poco el objetivo: que todo el que pase se detenga y sienta ganas de entrar y descubrir los tesoros que esconde, porque el interior es maravilloso.

Encontrarás todo tipo de exposiciones de arte: sobre el cine, la fotografía, los libros, el arte moderno y el clásico, grandes personalidades del mundo del arte como Magritte (le dedicaron una exposición en 2016), pero también obras menos conocidas. Y es que lo mejor de este museo son sus aspiraciones multiculturales.

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Suelo ir siempre que puedo porque las exposiciones cambian regularmente, excepto una exposición permanente que merece la pena visitar una y otra vez. Las obras te invitan a modelar tu propia interpretación de lo que debe ser el arte, lo bello y lo feo.

Al final, si subes las distintas plantas, llegas al restaurante del museo (que es exageradamente caro, pero quién sabe, si te lo puedes permitir... ), desde donde puedes disfrutar de una vista impresionante de todo París. Si no tienes previsto gastarte una fortuna en comida, sube al menos para echar un vistazo. Solo por la vista ya merece la pena.

Al salir, te aconsejo también que te des una vuelta por los alrededores del centro Pompidou para ver la fuente de Stravinsky, también conocida como fuente de los autómatas. Es muy bonita y original.

¡Disfruta del arte!

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