En esta entrada voy a hablar de otro los impactantes palacios que encontramos en el complejo de Versalles, y que en mi opinión me gustó bastante más que el Petit Trianon, aunque éste tiene más fama por ser el lugar donde se alojaba María Antonieta. Vamos a ello:
El Gran Trianón fue construido por Jules Hardouin-Mansart en 1687 en el emplazamiento del "Trianón de Porcelana", que Luis XIV había ordenado construir en 1670 para escapar a los fastos de la corte y acoger sus amorías con Madame de Montespan. El Gran Trianón es sin duda el conjunto de edificios más refinado de todo el dominio de Versailles. Se trata de un palacio de mármol rosa y pórfido con deliciosos jardines".
Es imposible no sucumbir a los encantos de este edificio de proporciones elegantes que exhala intimidad, suavidad y grandeza. Ha sido muy influenciado por la arquitectura italiana. El palacio se extiende en una única planta que se encuentra entre el patio y el jardín y está recubierto de un tejado plano, disimulado por una balaustrada que antaño estaba adornada con grupos de niños, jarrones y figuras esculpidas.
Es famosos por sus jardines de estilo francés, ordenados y geométricos, repleto de todo tipo de flores, naranjos y arbolillos verdes. El llamado "Trianón de mármol" está rodeado desde su construcción de varias decenas de miles de plantas vivaces y nardos enterradas en tiestos, lo que permite cambiarlas todos los días y de este modo crear un espectáculo florido y embalsamado. Estas plantas ofrecen un decorado vivo que anima a la perfección una arquitectura completamente abierta a los jardines. El Gran Trianón estuvo ocupado, en primer lugar por Luis XIV, que alojó en él a su nieta, la duquesa de Borgoña, madre de Luis XV, a su nuera, la princesa palatina y a su hija, la duquesa de Borón, para posteriormente ser disfrutado por María Leszczinska, que lo utilizaba durante el buen tiempo. Luis XV creó en él pequeños apartamentos que abandóno rápidamente cuando mandó construir el pequeño Trainón de María Antonieta.
Tras ordenar la restauración, Napoleón Bonaparte realizó en él numerosas estancias junto a su sposa, la emperatriz María Luisa, al igual que el Rey Luis Felipe, que a partir de 1837 alojó en él a su numerosa familia. En 1963, el general de Gaulle tomó la iniciativa de arreglar el edificio para acoger a los huéspedes de la República y organizar, en el ala norte, conocida como "Trianon-Sous-Bois" una residencia para el presidente de la República.
Dado que el mobiliario original del Trianón se dispersó durante la revolución, la mayoría del actual es del primer imperio. Los cuadros no obstante fueron pedidos en 1688.
Una pequeña descripción de las estancias del palacio:
Al entrar nos encontramos en primer lugar con el gabinete de la emperatriz, que había sido anteriormente el de Madame Mère, la madre de Napoleón y después constituyó el apartamento de Luis Felipe.
En el ala izquierda nos topamos también con el salón de los Espejos, con espectaculares vistas sobre el Gran Canal y un espléndido decorado de espejos. Éste fue la última cámara del apartamento que Luis XIV ocupó en esta parte del palacio de 1692 a 1703, y donde consultaba a sus consejeros. Como la mayoría de los espacios del Trianón, conservó su decorado original, pero no sus muebles, que se vendieron durante la revolución y se reemplazaron por los de Jacob-Desmalter durante el Imperio Napoleónico. De 1810 a 1814, hizo las veces de gran gabinete de la emperatriz María Luisa, sobrina nieta de María Antonieta.
Continuamos la visita por la cámara de la emperatriz María Luisa, antigua habitación de Luis XIV, que conservó su decoración caracterizada por la presencia de columnas corintias que dividen la sala y sus trabajos de carpintería admirablemente esculpidos. Durante el Imperio, se dividió para formar una habitación más pequeña y un salón que sirvió a la emperatriz. El mobiliario, de Marcion, data de la misma época. El único mueble que constituye una excepción es la cama, que fue la de Napoleón en las Tulerías y en la que murió su sucesor, Luis XVIII, hermano de Luis XVI, en 1824. El cuadro de Le Brun, San Juan en Patmos, adorna el salón.
La siguiente estancia es el salón de la capilla, transformado en antecámara en 1692, cuando Luis XIV se instaló en esta parte del palacio, conservó su función primitiva, las puertas del fondo se abren a un hueco en el que se aloja un altar, una vez que se había cantado misa, las puertas se cerraban. La decoración recuerda todavía a día de hoy a ese uso que se le daba antaño: hay una cornisa donde alternan los racimos de uvas y las espigas de trigo que evocan el pan y el vino eucarísticos, y cuadros que representan a los evangelistas San Marcos y San Lucas. Los retratos de Luis XV y María Leszczinska recuerdan las estancias de la reina en Trianón.
Pasamos a la antecámara de los Señores, que ha conservado las ventanas rectangulares originales, era la del segundo apartamento de Luis XIV. La Sala de los Guardias, contigua a la anterior, ha conservado su chimenea de mármol rojo real coronada con un casco y armas esculpidos. Más tarde, se convirtió en comedor o salón de los Ujieres. La gran mesa de Rémond sostiene una bandeja tallada de una sola pieza de madera. Algunos cuadros de Verdier y Houasse adornan las paredes.
En el ala derecha, el salón redondo es una antecámara que daba acceso al primer apartamento de Luis XIV. Su decorado de columnas corintias y los cuadros que la adornan datan de dicho periodo. A la derecha de la chimenea, un tambos de carpintería, donde Luis XV instaló una capilla, disimula aún hoy la escalera que tomaban los músicos que tomaban para acceder a la tribuna que llevaba a la siguiente habitación, donde tenía lugar la cena del Rey.
Una puerta se abre ante el tercer apartamento de Luis XIV, que se sitúa en el emplazamiento de un teatro, destruido en 1703, donde se tocaba la música de Lully. El apartamento actual se compone del salón de familia del emperador, antiguo salón de juegos de Luis XV. Encima de la chimenea hay un busto de la emperatriz María Luisa.
La cámara de la Reina de los Belgas se dispuso en la tercera habitación de Luis XIV para Luisa María, hija de Luis Felipe. El antiguo mobiliario de la emperatriz Josefina de las Tulerías, su cama y los asientos de su gran salón, de Jacob-Desmalter, se tapizó entonces con seda roja. Además, el antiguo gabinete de Luis XIV acoge el mobiliario de la reina María Amalia.
El salón de música es la antigua antecámara del primer apartamento de Luis XIV, donde tenía lugar la cena del Rey. Las carpinterías son de las más antiguas del palacio y encima de las puertas, destacan los postigos de las tribunas donde se instalaban los músicos que tocaban durante las comidas. Napoleón convirtió esta sala en el salón de los Oficiales y Luis Felipe en una sala de billar para sus hijos.
Luis Felipe constituyó en 1838 el salón de familia mediante la fusión de dos salas: el salón de los Grandes Oficiales y el salón de los Príncipes del Emperador. Las pinturas son de Bon de Boulogne y François Verdier, el mobiliario de Brion. Las mesas de familia, en cuyos cajones las princesas podían guardar sus obras, son de Jacob-Desmalter.
El salón de las Malaquitas es la sala más importante del palacio. Fue el gabinete del poniente de Luis XIV, la habitación de la duquesa de Borgoña y luego, se convirtió en el gran salón del Emperador. Los tres cuadros de Charles de la Fosse, Apolo y Tetis, Diana y sus ninfas y Clitia transformada en girasol son obras maestras de Trianón. El mobiliario es de Jacob-Desmalter. En 1811 se instaló en él un conjunto de muebles de malaquita de los Urales, que el zar Alejandro I de Rusia regaló a Napoleón y que confirió su nombre al salón.
El salón fresco debe su nombre a su exposición hacia el Norte. Sirvió como gabinete del Consejo de Napoleón y Carlos X celebró en él su último consejo en 1830. Las carpinterías datan del reinado de Luis XIV. El cuadro de la chimenea, Céfiro y Flora es de Jean Jouvenet. Las paredes están ornadas de cuatro vistas de Versalles realizadas por Jean-Baptiste Martin.
En su original, el gabinete topográfico del emperador daba al bosque de las fuentes, una especie de bosquecillo recorrido por múltiples riachuelos que serpenteaban a través de los árboles, última creación de Le Nôtre que desapareció durante el reinado de Luis XVI. Entonces, conducía al apartamento de Madame de Maintenon y en sus carpinterías que datan de 1713, se encastraron las vistas de los jardines de Versalles donde está representado Luis XIV, de edad avanzada, paseando en carro. En 1810, Napoleón convirtió esta sala en su biblioteca, y utilizó la hilera contigua como pequeño apartamento.
La galería de los Cotelle por su parte, fue edificada para resguardar los parterres de Trianón del rigor invernal, y cuenta con once puertas-ventanas en la fachada Sur, y cinco ventanas solamente en el lado Norte. Está adornada con veinticuatro cuadros que representan los bosques de Versalles y del Trianón en la época en que fueorn encargados, en 1687, por lo que constituyen un testimonio precioso de los jardines tal y como eran en el siglo XVII. En su origen, los nichos albergaban canapés y Luis Felipe ordenó instalar dos enfriadores de márbol del Languedoc procedentes de los buffets de Luis XV. Tras la Primera Guerra Mundial, fue allí donde el 4 de junio de 1920 se firmó el tratado de paz con Hungría.
Por último, el salón de los Jardines se edificó en el emplazamiento del gabinete de los Perfumes del Trianón de Porcelana. El mobiliario, procedente de las Tulerías, lo utilizaba el general de Gaulle durante sus veladas prestigiosas.