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París


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¡París!

Siempre he querido ir a París. Dicen que es la ciudad más romántica de Europa. En clase de francés en el instituto, oí mucho sobre esta ciudad. Nuestra profesora estaba loca por Francia y lo sabía todo sobre las ciudades, la gente y las costumbres francesas. Por desgracia, en el instituto Francia no me interesaba. No recuerdo lo que nos contaba. Además, ni siquiera pensaba en ir a Francia. La única razón por la que daba francés es porque teníamos que estudiar dos idiomas y ese me parecía más fácil que el alemán. Una vez, tuvimos la posibilidad de hacer un pequeño intercambio a Francia. Duraba una semana. Ibas a Francia y pasabas un tiempo con una familia y luego, alguien de Francia venía a la República Checa a vivir con tu familia. A mis padres no les gustaba la idea, así que no fui. Además, eran 7 días como máximo. Pero por otro lado, ir a París sí me interesaba. En las fotos parecía impresionante. Sabía de muchos amigos que habían ido a pasar tan solo un fin de semana, pero no era un viaje barato. Estaba esperando una buena oportunidad para ir, que llegó antes de lo que creía.

¡París!

Al elegir el país para el Erasmus, Francia era una de las mejores candidatas. Me venía bien ir porque así mejoraría no solo mi inglés, también mi francés. Cuando vi París en la lista, quise ir allí. Me gustaba la idea de vivir en la capital. Por suerte, antes hablé con gente que había ido de Erasmus allí y me echó para atrás todo el dinero que se gastaron. En la República Checa es lo mismo. Transporte, restaurantes, alojamiento... Todo es siempre más caro en la capital. Al final me decidí por gente que había hecho el intercambio en Francia. Dos de mis amigos me dijeron que lo habían pasado genial en Lila, por lo que tomé una decisión. En realidad no sabía nada sobre ciudades francesas. Tenía que basarme en opiniones ajenas. Normalmente, prefiero estar en una ciudad grande. Aunque tampoco puedo comparar París con Praga porque París es mucho más grande. Al final elegí una ciudad pequeña (aunque no tan pequeña comparada con las ciudades checas).

¡París!

Lila está en el norte de Francia. Cuando miré la ubicación exacta, vi que estaba a tan solo media hora en tren de París. Después, alguien me habló de una empresa de buses barata llamada Megabus. Flipé cuando vi que tenían billetes de París a Lila por solo un euro, ¡todos los días! Es el método más barato. Por supuesto, tiene sus desventajas. El viaje son tres horas, no la media hora en tren. Pero no me importaba. Lo primero que pensé fue: «¡Perfecto! Si tengo un fin de semana libre, iré a pasar el rato a París». Era buena oferta hasta para pasar solo un día.

¡París!

Ahora que he vuelto he de decir que tomé la decisión correcta. Lila es perfecta para los estudiantes. Es pequeña, pero tienes de todo. Hay parques, museos, restaurantes, la universidad y, además, está cerca de muchos países: Bélgica, Inglaterra, Alemania, Países Bajos... Mucha gente me decía que si quería viajar, tenía que ir allí. En ese momento, pensaba que no viajaría nada porque sería carísimo. Sin embargo, siempre encontraba una manera de viajar barato. Al final viajé por toda Europa. Diría que París es una ciudad preciosa. Sin embargo, es más para visitarla que para vivir allí. El transporte es carísimo. Las distancias entre los sitios son muy grandes. Además, salir de noche y volver a casa de fiesta puede resultar imposible. Por otra parte, en Lila puedes ir fácilmente a cualquier sitio andando o en bici. Puedes ir a un bar o restaurante sin gastarte 40 euros cada noche y en algunos casos, si te aburres (cosa que nunca para porque siempre hay algo que hacer en Lila), puedes ir un fin de semana a París (a veces por tan solo dos euros).

¡París!

Otra razón por la que dejé de pensar en mudarme a París fue por seguridad. En noviembre hubo una serie de ataques terroristas. Recuerdo que estaba en Maastricht con mis amigos y cuando nos levantamos, vimos en el periódico lo de los ataques terroristas. Necesitaba saberlo todo sobre el tema. No me lo podía creer. No esperaba que pasara en Francia. Normalmente, no veo las noticias, pero esta vez fue diferente. Era sobre el sitio al que quería mudarme. Me quedé de piedra al enterarme de todo lo que había pasado. Me sentía fatal. Estuve un mes bastante asustada, leyendo todo lo que salía sobre el tema. Luego, llegué a la conclusión de que en Europa no hay ningún sitio seguro. Se aprovechan de que nadie sabe cuándo o dónde pasará. Por tanto, nunca sabes qué va a pasar. No estamos seguro ni siquiera en Praga. Esperaba que tras esto, Francia se volviera uno de los lugares más seguros de Europa. Además, iba a una ciudad pequeña de Francia. Decidí continuar con la decisión del Erasmus.

¡París!

En Francia, tenía muchas ganas de ir a París. Por desgracia, me llevó casi un mes poder ir por primera vez. Cuando llegué estaba bastante ocupada. Tuvimos toda una semana de actividades de presentación y luego me apunté al examen IELTS Engllish certificate, que era el 23 de enero, en fin de semana. Por tanto, solo podía ir a París el fin de semana siguiente porque quería estudiar antes del examen. Fue una suerte porque normalmente estos exámenes de inglés son en París, pero por una vez decidieron hacerlo en Lila, en enero, así que no tenía que ir a París por razones académicas, solo por placer. En mi primera semana en Lila, conocí a un chico francés genial, Adrien. Nos conocimos gracias al Club Internacional. Él es de París. Por eso decidimos ir juntos para que me enseñara todos los sitios chulos.

¡París!

La verdad, elegimos el peor fin de semana de la historia. Llovió sin parar todo el tiempo. Ya estábamos acostumbrados a la lluvia en Lila, pero esta lluvia era tan intensa que no se podía ver la ciudad. Solo teníamos dos días. Por supuesto, llevaba paraguas, pero no ayudó mucho. Creo que esa es la razón por la que me empezó a gustar París a partir de mi segunda visita, porque esa vez todo se veía oscuro y negativo. Fuimos mojados todo el fin de semana y no conseguí ninguna foto decente. El tiempo lo puede cambiar todo.

¡París!

No conozco demasiadas películas francesas buenas, pero cuando nos pusimos a hablar de eso, enseguida llegamos a una llamada: ¡Que te calles! . Me encanta esa comedia. Puede parecer absurda, pero yo me río mucho cada vez que la veo. Toda la película se rodó en París. Fue genial ver en persona los lugares que me suenan de la película. Además, Adrien vive justo en esa zona de París.

¡París!

Una de nuestras primeras paradas fue un restaurante para cubrirnos de la lluvia. Adrien sugirió comer crepes. No me gustan demasiado, pero había oído que las francesas eran distintas. En el restaurante tenían crepes típicas francesas, así que quise probarlas. Luego descubrí que se llaman: «les crêpes». Son totalmente distintos a los normales. Tienen dos tipos: dulces y salados. Son muy finos y puedes elegir un montón de sabores. Con los dulces hay Nutella, plátano, chocolate, frambuesa... Con los salados, crepes con jamón, champiñones, huevos, queso... Nos comimos una salada cada uno y compartimos una dulce. Estaba riquísima. Me enamoré de inmediato. Después, fuimos a hacer turismo. Primero, fuimos al famoso rascacielos de París, la Torre Montparnasse. La verdad, no creo que el precio de la entrada valga la pena. Eran unos 12 euros y cuando subimos, no vimos casi nada porque había mucha niebla y estábamos detrás de un cristal. Me gustan más las vistas sin barreras ni ventanas. Estuvimos un rato allí porque tenían juegos para entretener a la gente. También había una cafetería.

¡París!

La siguiente parada era la Torre Eiffel. Ni siquiera sé qué decir, mi primera impresión fue muy rara. Quizás me esperaba demasiado. Fuimos por el parque (no por Square du Trocadéro) y estaba todo lleno de barro. Me dio pena una pareja que estaba intentando hacerse fotos románticas. Y seguía lloviendo. O sea, fue genial ver esa pedazo de torre con mis propios ojos, pero también fue bastante decepcionante. Debería mencionar que la siguiente vez que fui a París fue todo lo contrario, empezó a encantarme la ciudad.

¡París!

La vista de la Torre Eiffel desde el otro lado me parecía bastante mejor. Además, me encantó verla de noche, con todas las luces encendidas. No subimos porque para eso es mejor reservar con antelación. Además, la preciosa vista de París incluye ver la Torre Eiffel, si te subes en ella no la ves.

¡París!

No fuimos en metro porque no quise. Cuando estoy en una ciudad nueva, me gusta ir andando. No recuerdo el orden exacto, pero también subimos al Arco del Triunfo. La entrada era gratis tanto para estudiantes como para gente de la Unión Europea. Me gustó subir. Por cierto, siempre hay mucha cola. Al principio ni siquiera sabía que se podía subir. Las vistas eran increíbles.

También vimos los Jardines de Luxemburgo. Cuando me mudé a Lila, me encantó la gran noria de la plaza principal. Siempre me monto en ese tipo de atracciones porque así puedes ver la ciudad y a la vez, divertirte. En mi primera semana en Lila, fui a la noria con Adrien. Por eso, cuando vimos una noria enorme en París, nos montamos también. Tampoco era barata, unos 12 euros. Aun así, seguía sin ser tan cara como la de Londres. Allí acabé con mi tradición de montar en norias, no me pensaba subir por ese precio. ¡Pero esta era genial! Me gustó mucho andar por París y disfrutar del ambiente cerca del río. Buscamos el Pont Neuf, pero no dimos con él.

¡París!

La última parada fue el Museo del Louvre. No me entusiasman los museos, pero decidí ir a uno porque mucha gente me ha dicho que es una experiencia importante. En París, hay muchas ofertas para estudiantes y casi todos los museos son gratis. ¡Al buscar uno, encontré un montón de museos! Alguien me dijo que el mejor era el Museo de la Orangerie, pero otro me dijo que era el Louvre. Fue difícil elegir, pero como la pirámide del Louvre me sonaba de verla en fotos, quise ir a ese. Entramos y como era tan grande, fuimos directos a buscar el cuadro más famoso, la Mona Lisa. ¡En ese momento no sabíamos que íbamos a tardar una hora en dar con ella! Era gigantesco. Más tarde, encontramos un restaurante en el centro de la ciudad y comimos allí. Me sorprendió pagar 13 euros por una lasaña porque normalmente la comida cuesta unos 14 euros en Lila. Igual fue solo casualidad. Después, vimos Notre Dame, me gustó mucho. Además, conozco muchas canciones que hablan de ese sitio.

¡París!

El fin de semana pasó volando y como hacía un tiempo horrible, tampoco estábamos fuera todo el rato. Diría que conseguimos ver muchas cosas en dos días, pero no todo. Sin embargo, fue la primera vez que veía París y me quedaba mucho tiempo para volver. Dejé Montmartre y Disneyland para la próxima vez. Tengo sentimientos encontrados con París. Me lo pasé genial y tenía un guía estupendo. Nos divertimos mucho. Por otro lado, respecto a la ciudad, esperaba más de París. Soy consciente de que el tiempo horrible influyó en mi experiencia y cuando volví me encantó la ciudad. Por eso fui de nuevo con mis amigos y yo sola.

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