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París


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Viaje rápido a París

Llevábamos mucho tiempo hablando de ir a Burdeos porque dicen que es una ciudad increíble. Empezamos a planearlo en marzo porque si compras los billetes de bus con antelación, son mucho más baratos. Estaba contentísima de que Andreas quisiera ir y buscábamos a otra gente que quisiera venir con nosotros. Por desgracia, nadie podía el fin de semana que nosotros queríamos. Lo intenté, pero todos tenían planes. Estuvimos esperando, pero al final tuvimos que posponer el viaje. A Andreas se le ocurrió: «Bueno, pues vamos a París». Al principio, no estaba muy convencida porque me dijo que iba con Annie y Frida y en esa época apenas las conocía. Después, me pareció una gran oportunidad porque no había tenido suficiente París y así tendría la ocasión de pasar más tiempo con esas chicas. Compré el billete y lo planeé todo. También se nos ocurrió quedar con Mattia en París porque se había mudado allí para hacer prácticas.

Todo fue bien hasta que Andreas decidió fastidiarme los planes. Un día, me mandó el siguiente mensaje: «oye, que no creo que vaya». ¡Me quedé de piedra! El que dijo de ir a París fue él, el que me convenció fue él y ahora... ¿cambia de idea? Me enfadé, por supuesto. Sin él, no quería ir con esa gente. Discutimos y luego Frida me dijo que hablaría con él. Supuse que ella conseguiría convencerle y no le di más vueltas al tema. ¡Qué maravilla que al día siguiente Andreas me dijo que había vuelto a cambiar de opinión y sí se venía! ¡No sé qué había pasado, pero menuda alegría poder ir! Además, ¡Mara, uno de mis mejores amigos, me iba a visitar ese fin de semana! Decidí que le presentaría a mis amigos en París y luego iríamos a Lila.

Viaje rápido a París

Empezamos el viaje el viernes. Fuimos en bus directos a París desde Lila después de clase. Andreas no se pudo resistir a burlarse de mí y me llamó diciendo que había perdido el bus porque sabía que me pondría histérica. Luego descubrí que ya estaba en la estación de autobuses esperándonos. Éramos cinco: Annie, Frida, Lilian, Andreas y yo. Al principio, vi que no era demasiado cercana a esa gente, pero aquello cambió pronto después de ese fin de semana. Fue la primera vez que hablé con Andreas de algo serio; estuvimos hablando sobre la familia y fue agradable. Normalmente, el bus llega a París en tres horas. Yo solo llevaba una mochila, pero Frida llevaba una maleta porque después de París se iba a otro sitio. Después de mucho pensarlo, optamos por dormir en casa de Mattia. Algunos querían alquilar una habitación de Airbnb, pero la mayoría quiso no pagar alojamiento y quedarnos con Mattia.

Mattia era nuestro amigo italiano que había estado con nosotros en Lila, pero se tuvo que ir a mitad de semestre. A mí me resultaba raro porque yo no podía terminar el curso a medio semestre. Pero para él no había problema. Cuando hablamos con él, parecía feliz de vernos porque estaba haciendo prácticas en París. No recuerdo lo que hicimos el viernes porque todo esto fue hace meses. Recuerdo que fuimos a Galeries Lafayette y me gustó mucho porque puedes subir al edificio gratis y en la parte superior hay muchos bancos. Por ejemplo, si vas al Montparnasse tienes que pagar 12 euros por las vistas, que encima son a través de una ventana, pero aquí es real. Hicimos fotos, pero hacía mal tiempo y tuvimos que sacar los paraguas.

Después, teníamos hambre y no se nos ocurrió otra cosa que ir a McDonald's. Me hizo gracia que Annie no quisiera gastar dinero en comida porque quería ahorrar, pero cuando fuimos a Galeries Lafayette, se dejó un pastón en un collar sin dudarlo un segundo. Nos sorprendió, pero ella sabrá. Estábamos cansados de cargar con las mochilas y fuimos a casa de Mattia a planear la tarde. Ya eran más o menos las 18:00. No vivía en el centro, así que fuimos en metro. Compramos unas cuantas cosas y ¡qué bien! ¡Mattia se ofreció a prepararnos pasta carbonara italiana de verdad! Por fin aprendí a hacerla, es muy simple. Primero, cueces los espaguetis. Mientras, puedes ir friendo la carne con cebolla. En un bol aparte, mezclas huevos con parmesano. A mí lo que más me sorprendió es que una vez terminado, mezclas los espaguetis con la carne y los huevos crudos. No lleva crema agria, se come así. Comer huevos crudos puede sonar raro, pero supongo que no pasa nada porque vi que lo hacían así en el restaurante. Todo el mundo estaba feliz de comer eso. La comida estaba riquísima. Diría que fue la mejor carbonara que he comido en mi vida.

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Más tarde, estuvimos bebiendo cerveza y jugando a «yo nunca». No me entusiasma el juego, pero esa vez fue genial. Recuerdo que me lo pasé muy bien. Me sentía cómoda con esa gente y diría que descubrimos muchas cosas nuevas de nosotros mismos. Aparte de jugar a eso, también estuvimos hablando de nuestros mayores fallos o errores y de hecho, no sabía muy bien qué decir. A veces es difícil hablar de esas cosas delante de varias personas. Teníamos planeado desde el principio ir a la Torre Eiffel por la noche para beber y disfrutar de esa zona elegante. Queríamos ir, pero no os imagináis lo que pasó.

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¡Lilian no encontraba su zapato! ¡Parece ridículo, pero así fue! Al principio nos reímos, pero a la media hora empezamos a enfadarnos. Teníamos muchas ganas de ir y ya habíamos malgastado una hora buscando un zapato que no aparecía. Andreas se dedicó a grabar a Lilian. Los primeros diez minutos fueron a lo: «Vale, chicos. ¿Dónde está mi zapato? Sé que lo habéis escondido». Unos minutos después, me di cuenta de que no tenía ni idea de dónde estaba el zapato ni de si alguien lo había cogido o no. Estuvimos buscando sin parar, pero nada. Entonces, Andreas empezó a reírse de Lilian diciendo que lo había escondido en otra habitación. Fuimos allí, pero no estaba. Estábamos desesperados. Estuvimos buscando más de una hora el dichoso zapato y no lo encontramos. En el vídeo, Lilian ya no era tan amable. Decía: «Puñetero zapato. Dónde estará... ¡Lo necesito! ». Ya había dicho que podíamos irnos sin ella, Pero el sitio no estaba cerca precisamente y no la queríamos dejar sola. Seguimos buscando y al final, Andreas le dejó unos zapatos suyos. Era gracioso ver sus piernecitas con esos zapatones.

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Cuando llegamos a la zona de la Torre Eiffel, nos quedamos alucinados. Todos habíamos estado ya allí, pero me gustó incluso más porque ya sabía qué esperar. De noche, ¡la torre es impresionante! Verla es una pasada. Cambia de color. Llevamos una botella de vino y nos tumbamos en el suelo a admirar esa belleza. Pusimos música y empezó a llover un poco. ¡Me encantó! Más tarde, Frida dijo que tenía muchísimas ganas de ir de fiesta. No dejaba de repetirlo. Mientras, Mattia iba ya bastante borracho y empezó a hacer cosas raras. Después de medianoche estábamos todos reventados y nos fuimos a casa. Cogimos un taxi porque Mattia no podía ni decirnos si se podía coger algún bus de noche en París. En el taxi todo fue un jaleo porque Frida le dio al taxista la dirección de la fiesta y fuimos en dirección contraria a casa hasta que nos dimos cuenta. Entonces cambiamos el rumbo y fuimos a casa de Mattia a dormir. Mattia iba fatal y no paraba de abrazar y de besar a todo el mundo en el coche, sobre todo a Frida. Al llegar a casa, me conecté a Internet y encontré noticias desagradables en mi correo. Mi tutor me había dicho que no le gustaba gran parte del trabajo final que le había mandado y que tenía que corregirlo. Fue un malentendido porque no sabía qué tenía que hacer exactamente para la parte teórica y cuando se lo mandé, quiso que lo cambiara completamente. No me hacía gracia porque me había llevado mucho tiempo escribirlo y solo quedaban unas pocas semanas para la fecha de entrega, así que en cuanto volviera de París me tenía que poner a trabajar. Sin embargo, ya no es algo que me preocupe porque lo entregué y todo fue bien.

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Al levantarnos, Mattia estaba de resaca y no quiso explorar la ciudad con nosotros. Nos llevó mucho tiempo ducharnos y salir de casa. ¡Se me olvidaba mencionar que el piso de Mattia era impresionante! Le dejaban quedarse allí mientras hacía las prácticas y era un sitio genial. Primero, era enorme y segundo, todo era precioso, con una ventana enorme en el salón. Por la mañana, habíamos quedado con Mara. Llegamos tarde, pero estaba emocionadísima por verle y presentarle a mis amigos. Cambiamos el lugar para quedar varias veces y estuvimos esperando a Mara. Mientras, ¡nos hicimos un montón de fotos! Cuando digo un montón, ¡quiero decir miles! Estuvimos mucho tiempo por allí, es un sitio perfecto para hacer fotos. Andreas también quería una foto con cada chica. Gracias a eso tengo muchísimos recuerdos para mirar en mi ordenador. Cuando Mara llegó, lo presenté al resto y fuimos a una crepería. Al estar cerca de la Torre Eiffel era cara, pero las crepes eran finísimas y podían ser dulces o saladas. Estaba muy bueno.

Por desgracia, Andreas tuvo que irse para hacer cosas de clase y nosotros fuimos al Pont Neuf. Era la primera vez que veía este puente. Cuando fui a París por primera vez, solo oí hablar de él, quería verlo en persona. Es el puente de los amantes, lleno de candados. Me quedé impresionada. Fue genial. Ya había visto otros sitios con candados, pero este era mágico. Después, Frida fue a un museo y nosotros quedamos con Mattia en Notre Dame. Yo no lo sabía, pero mis amigos me dijeron que por esa zona se podía comer bien por poco dinero. Fuimos hasta allí y me sorprendió la gran variedad y los precios. Estuvimos callejeando, todo eran restaurantes uno al lado de otro. Tenían menús completos por poco dinero. Incluían entrante, bebida, plato principal y postre. Elegimos un sitio y pedimos. Mara aprovechó que estaba en Francia para probar los mejillones. ¡Yo no soportaba ni el olor! Menos mal que no tenía que comer eso. La comida estuvo bien, tampoco la mejor comida del mundo, pero rica y por unos 12 euros, lo que me sorprendió porque en Lila, 12 euros es lo que vale solo un plato.

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Ya era de noche y teníamos que coger el bus. Queríamos llevar a Marek a alguna discoteca de Lila y enseñarle cómo es una buena fiesta allí, pero no había nadie en Lila y los que quedaban no tenían ganas de fiesta, para nuestra desgracia. Llegamos a casa y nos fuimos a dormir. Le enseñé a Mara el lugar en el que vivía y me dijo que no estaba tan mal como lo había descrito. Aunque no se podía poner de pie del todo en mi habitación por el techo tan bajo. Estuvimos hablando mucho sobre la organización AIESEC porque Lilian me había estado hablando de ella en el restaurante. Ya estaba prácticamente decidida a ir a algún sitio con ellos porque parece buen plan. Puedes ir con ellos a casi cualquier país del mundo y hacer actividades de voluntariado durante seis semanas. A cambio, no tienes que pagar por alojamiento ni por comida, en resumen. Solo tienes que comprar el billete. Estuve mucho tiempo pensando si irme en verano, pero como me habían aceptado en Ámsterdam y volví de Francia en junio, pensé que sería mejor quedarme en casa, en la República Checa, y disfrutar de mi familia y mis amigos. De todos modos, a Marek sí le funcionó porque se fue a Indonesia con AIESEC.

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El domingo, decidí organizar una fiesta en mi casa porque las discotecas suelen estar cerradas los domingos y lunes. ¡No esperaba que viniera tanta gente! ¡Fue estupendo! La cocina estaba llena, cenamos raclette. He de decir que no reconocía a Marek, acababa de conocer a mis amigos y ya hablaba con ellos como si se conocieran de toda la vida. Todo el mundo estaba feliz y a gusto. Éramos unos 14. ¡Lo pasé genial esa noche! Me encanta poder invitar a mis personas favoritas y pasar el rato con ellos. ¡Marek me ayudó un montón con la preparación y la comida! Cuando estábamos derritiendo el queso, la máquina dejó de funcionar, pero no pasó nada porque usamos otra. Creo que la fiesta fue un éxito absoluto. Al día siguiente tenía clase y dejé a Marek durmiendo en mi habitación. Cuando volví, dimos un paseo por Lila y fuimos a la oficina a resolver algunos problemas con la ayuda para la vivienda. Fue duro despedirnos, pero ya teníamos planeado volver a vernos pronto.

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