Zarautz, Taberna vasca

¿Estás en Barcelona y te apetece picar algo, pero no quieres gastarte o entretenerte demasiado? Entonces, este es el lugar ideal para ti, ya que en él podrás probar desde deliciosos aperitivos hasta platos más elaborados, todo ello a un precio asequible. En mi caso, la primera vez que fui a Zarautz fue cuando, al salir de la estación de tren de Barcelona Sants, me dirigía hacia Motjuich. Era algo temprano para comer, pero entré en este restaurante y menos mal que lo hice porque la comida merecía cada uno de los minutos que tuve que esperar.

No os dejéis engañar por las apariencias porque, a pesar de que la fachada parezca algo mediocre, Zarautz alberga en su interior un espacio tranquilo, con un ambiente muy agradable y cálido. Aunque muy elegante y acogedor, no es demasiado grande. El restaurante se divide en dos partes: la zona de la barra, donde se sirven desayunos y aperitivos a cualquier hora, y el restaurante en sí. Lo mío fue amor a primera vista con la enorme variedad de pinchos del mostrador, así que entré a comer. Tras haberle echado un vistazo a la carta, me decanté por el menú de pinchos porque estaba hambriento. De todas formas, he de añadir que la mayoría de platos de carne y pescado también eran muy tentadores.

Así, disfruté de una comida compuesta por 5 riquísimos pinchos y todo ellos a muy buen precio (11, 95 euros incluyendo una bebida y el servicio de mesa, pero el mismo menú también se puede tomar en la barra por 9, 95 euros). Aparte de la calidad de la comida, que fue excelente, creo que los pinchos fueron una buena opción, ya que representan totalmente el alma de este restaurante vasco instalado en Cataluña. De hecho, los pinchos son una comida típica vasca, que se suele comer como aperitivo o tapa. En resumen, son una especie se versión vasca de las tapas, pero su principal característica es que normalmente están hechos con una rebanada de pan, sobre la que se ponen varios ingredientes, y se remata colocándoles un spike (pincho en vasco) para unir ambas partes.

Además, los pinchos que yo tomé mostraban claramente esta fusión entre lo vasco y lo catalán. Para empezar, probé un pincho de chorizo, una salchicha oscura, que es una de las especialidades de Cataluña. Luego, vino el de crema de patatas y bacalao, pero el cocinero triunfó más bien con los pinchos fríos. Después de entrar en calor con un pincho de tomate y roquefort (un queso francés con un sabor y olor muy fuerte), tuve la suerte de probar uno de salmón con txaka (una salsa vasca que lleva cangrejo y mayonesa) y otro pincho que llevaba encima una salsa de huevos, queso y el típico jamón catalán.

Movido por el delicioso sabor de los pinchos, no pude resistirme y caí en la tentación de pedir un orgasmo de chocolate de postre. No hace falta decir que estaba buenísimo, aunque, obviamente, hizo que subiera un poco la cuenta. En conclusión, recomendaría este sitio para ir a picar algo, pero también estoy seguro de que sería muy buen opción para una comida más completa, ya que las cuentas suelen estar entre 10-15 euros. Si vas de camino a Montjuich o al Camp Nou (o cuando vengas de vuelta), ya sabes que puedes hacer una parada en este restaurante tan acogedor y recomendable.