VIENA

Te encuentras en Barcelona, estás dando un hermoso paseo por La Rambla cuando te entran ganas de comer, y para colmo hay tantos sitios a derecha e izquierda de tu campo visual que no eres capaz de decidirte, pero si has leído esta entrada lo tendrás claro: Viena.

A mí me ocurrió exactamente eso, lo bueno y lo malo de este tipo de lugares acostumbrados al turismo masivo es que a la hora de elegir donde comer, es difícil manejarse por la gran cantidad de sitios que se ofrecen como la mejor solución a tu paladar, si vas con mucha hambre prácticamente ni te lo piensas y entras al primer sitio que ves, pero si vas con tiempo suficiente para intentar dilucidar cuál es el mejor de todos ellos en relación precio y calidad lo llevas un poco crudo…a no ser que ya vayas aconsejado, y es ahí donde voy a incidir.

Este lugar cubre perfectamente las necesidades del turista que busca comida rápida pero a la vez de gran calidad, sumado a un precio muy asequible.

Cuando oímos comida rápida (menjar ràpid en catalán o fast food en inglés) directamente nos viene a la cabeza una hamburguesa del McDonalds o del Burguer King completamente comercial, que te comes en un segundo y es medianamente barata.

Pues bien, aquí debéis ampliar vuestra mente y modificar el concepto de “comida rápida”, pues aplicado a La Rambla de Barcelona podemos definirlo como aquella comida en la que no es necesario dedicar una hora a la comida, que se inicia sentándose en una mesa engalanada de manteles y levantándose rato después dejando una propina importante al camarero que parsimoniosamente te ha atendido durante todo ese tiempo, los prejuicios muchas veces salen caros y éste es un ejemplo de ello.

Es por ello que, cuando viajéis, no os fiéis solamente de las guías turísticas, si tenéis la posibilidad y conocéis gente que vive en el sitio preguntadles, pues al preguntar es como si analizáis degustaciones durante varios años obteniendo el resultado, fruto de todo ese tiempo en una sola pregunta, así es como nos aconsejaron este sitio a nosotros.

El restaurante de “menjar ràpid” Viena lo podéis encontrar al principio de La Rambla, su entrada es un portal de madera con cristalera adornado con unos dibujos laterales con diferentes formas que le dan un toque “histórico” y atrayente, los sitios con la puerta de entrada hecha con madera y otros materiales antiguos generan una sensación de antigüedad muy efectiva para el vendedor, pues hacen pensar al consumidor que su comida es fruto de una trabajada tradición familiar que repercutirá en la mejor calidad de sus productos, como es el caso.

Cuando entras al local lo primero que me sorprendió es la vestimenta de los camareros, camisa blanca y encima un chaleco, éste último me recordó un poco al chaleco del famoso Bando de la huerta murciano pero con algunas diferencias, las figuras y decoraciones del chaleco son distintos y el color era amarillo anaranjado pero muy bonito, dotándole de una gran clase al sitio para mi gusto.

La barra principal tiene forma de “u” y es donde los comensales se apoyan para comer; aquí no hay mesas, sino que comes en un taburete apoyada bien sobre la barra principal o bien sobre barras secundarias adyacentes, aun así es muy cómodo y acogedor, pero ya digo, no es un sitio pensado para una comida muy larga, aunque puedes prolongarlo cuanto quieras.

Existe un segundo piso donde se encuentra el baño y un piano negro muy bonito justo antes, situado en una salita previa donde puedes ver el resto del restaurante desde arriba. El piano antiguo le da el mismo toque que la puerta de entrada, es decir, sigue en la misma tendencia castiza y tradicional de la que hablábamos que te hace sentir en manos de grandes profesionales con una trayectoria histórica.

Mirando al techo podréis corroborar esto último, una pintura preciosa engalana la visión superior formada por ángeles rodeados de nubes sobre un cielo azulado muy bonito.

A lo largo de las escaleras que te dirigen hacia el segundo piso no podían faltar cuadros de personajes famosos que han acudido al lugar, tal y como ocurre en otros sitios gastronómicos de gran calidad Viena no iba a ser menos; desde políticos catalanes famosos, como Pasqual Maragall o Artur Mas, hasta reconocimientos gastronómicos a la casa Viena (Cuines). Y todavía más llamativo, son los acontecimientos históricos de la casa que quedan plasmados en algunos cuadros, como son la creación del primer sándwich sin pan del mercado (una especie de masa parecida a la del kebab pero más fina que hace a las veces de pan) y la inauguración de su propia fábrica de pan. Se me olvidaba deciros, que el periódico New York Times, califica a su bocadillo ibérico como "el mejor bocadillo del mundo", por lo que su fama no queda dentro de la Península Ibérica solo.

En relación a esto último llama la atención el tipo de pan con el que preparan los bocadillos y las hamburguesas que para mí gusto personal es lo que marca la diferencia con otros sitios de calidad similar. No es el típico pan de hamburguesa ni el de bocadillos, es distinto, más elaborado y mejor preparado.

A la hora de comer yo os recomiendo que os pidáis una de las dos comidas típicas del sitio: una hamburguesas de la casa o bien una “flauta” que es un bocadillo especial.

Como siempre hago cuando voy a un sitio nuevo a comer, le pregunté al camarero sobre qué tipo de hamburguesa o bocadillo me recomendaba, acto siguiente me preguntó: ¿Te gusta la cebolla? A lo que respondí: Sí, inmediatamente sin preguntarme más tachó en su papel una hamburguesa para mí y un bocadillo para una de mis compañeras (a la que le preguntó lo mismo, el resto apostaron por una flauta de salchicha, más comercial pero que también les gustó) cerrando la conversación, asumiendo que íbamos a quedar fascinadas de la calidad de su plato.

Esta impresión que generó en nosotras se vio cumplida cuando, primero al ver la presentación y posteriormente al probar el manjar nos dimos cuenta que era una “comida rápida” especial, más bien especialmente buena y de calidad, nada tiene que ver con otro tipo de hamburgueserías o bocaterías, mejora en calidad, presentación, servicio y ambiente todos estos lugares, acercándose casi más a un lugar de gente de mayor poder adquisitivo, al menos en la primera impresión, ya que los precios no son para nada desorbitados, son asequibles para el viandante.

Yo comí la hamburguesa de bacon y cebolla (para mí plato estrella del sitio), sencillamente espectacular, la carne excelente, sabrosa y jugosa, el pan como he comentado se nota que es de gran calidad, y la cebolla y el queso le dan el toque para completar una hamburguesa de diez.

Si os fijáis en el pan de las “flautas” o bocadillos es fino y está como pasado por la plancha, aunque no me pedí una flauta una de mis amigas me dejó probarla y estaba excelente. La diferencia la marca el pan y la carne a su punto, aunque la cebolla también es de una calidad distinta a las que he probado.

Los precios están muy bien, la hamburguesa ronda los cinco o seis euros y las flautas son un poco más económicas ya que valen entre tres y cuatro euros, no obstante creo que la hamburguesa es la mejor opción, es bastante grande (hasta me costaba morderla para que veáis) y no te quedas con hambre; con las “flautas” os podéis quedar un poco hambrientos y quizás tengáis que pedir unas patatas fritas, las cuales son muy buenas y te las sirven en abundancia.

La cerveza también la sirven generosamente, está muy buena y fría, sin embargo, lo que me gusta de este tipo de sitios es que te sorprenden cuando crees que ya has sido sorprendido. Cuando te empiezas a dar cuenta de lo rica que está la hamburguesa no piensas que en la carta pueda haber algo que pueda estar tan bueno, o al menos que te sorprenda por igual, pues bien esto me ocurrió con el postre, concretamente con los helados.

Es obligado que pidáis este postre, helado de chocolate o de vainilla en tarrina, porque está buenísimo. No es un helado normal típico de chocolate o de vainilla (el resto no pudimos probarlos) sino que tiene un sabor más intenso y a la vez mucho mejor, nosotras íbamos cambiando las cucharillas de una recipiente en otro como niñas pequeñas, fue muy gracioso y a la vez agradable a los sentidos.

En general me basta con que os llevéis como idea de este sitio que la calidad no excluye a la comida rápida, ambos pueden ser complementarios y esta unión se ve expresada en Viena.

Viena cuenta con 35 establecimientos repartidos por Cataluña y Andorra, y es una lástima que de momento no se hayan extendido por el resto de España.

Para llegar al que yo estuve, simplemente preguntad por Las Ramblas de Barcelona. Cuando estéis en Las Ramblas, está a mano derecha muy cerca de la Fuente de Canaletas, de la que he hablado en mi anterior publicación, por lo que podéis “matar dos pájaros de un tiro” y culminar el paseo probando la comida de este lugar interesante.