¡Hola de nuevo valientes y aventureros/as!
Como continuación del post sobre Montjuic, os voy a hablar hoy de otro de los lugares que visité en Barcelona, y que sin duda, es un diamante en bruto, tanto por su historia como por la conservación en el tiempo y la belleza que alberga.
Parque del laberinto de Horta.
El parque del laberinto de Horta se encuentra en el distrito de Horta-Guinardó, accesible desde la linea de metro 5.
Es un jardín histórico y además el más antiguo que se encontraréis en Barcelona, pues sus inicios se remontan a finales del siglo XVIII y fue abierto al público a finales del siglo XX, concretamente en 1971.
De las manos de un arquitecto italiano, surgen estos maravillosos jardines que comparten estilos artísticos, desde el neoclásico al romántico, reconocibles por las estructuras y esculturas que podréis ir encontrando a lo largo de sus magníficos rincones.
Lo interesante de este lugar son sus antecedentes históricos en cuanto a visitas, pues por él han pasado monarcas como Carlos IV, Fernando VII y Alfonso XII.
Y como otro de sus puntos de atractivo turístico, ha sido escenario de múltiples representaciones teatrales e incluso, en 2006, aquí fue rodada una escena de una de mis películas favoritas, El perfume, del directo Tom Tykwer y basada en la novela del autor Patrick Suskind.
Esta escena tuvo lugar en el atractivo principal de este parque: el laberinto.
Que sin duda, para mí, fue el elemento estrella del lugar, pues está muy bien hecho. Compuesto por cipreses recortados, este espacio, si no sois muy ágiles, os hará perderos completamente.
El laberinto cuenta con varias entradas desde diferentes puntos del parque, no es demasiado grande, asique no os preocupéis porque no os quedaréis atrapados para siempre. El centro del laberinto es un espacio abierto donde encontraréis varias estatuas y pasillos cuyo punto final es un arco en lo alto.
Como podéis observar en la imagen, este es uno de los espacios por los cual podéis acceder al laberinto, y en el medio encontráis esa estatua blanca que se encuentra rodeadas por los arcos mencionados anteriormente.
Como era la primera vez que recordaba visitar un laberinto como tal, le propuse a mi amigo que hiciésemos una carrera, desde el punto en el que se concentran todos los caminos, hasta encontrar la salida del laberinto y cronometrar el tiempo que tardaba cada uno.
Os recomiendo hacer esto cuando lo visitéis porque cuando recorres el laberinto más rápido no te fijas en los pequeños detalles que te orientan para saber qué camino debes tomar, y a diferencia de mi amigo, el cual tardó 1 minuto y poco en encontrar la salida, yo me perdí totalmente… Aunque ya sé que mi inteligencia espacial y mi orientación no son mi fuerte, asique tuve que volver a tomármelo con calma y caminar para encontrar la salida, pero ya os digo, fue divertidísimo y una forma distinta de vivir la experiencia y el interior del laberinto.
Una vez salgáis del laberinto, os encontraréis con una hilera de escaleras que dan lugar a una pequeña fuente circular con una inscripción tallada en marmol en la pared. Culminando los pasamanos hay hermosos bustos de estilo neoclásico, que en su parte trasera tienen la forma moldeada de una concha marina. Muy interesante e ingenioso a la par.
Esta es la perspectiva que teníamos desde la parte superior de las escaleras, al fondo podéis reconocer el misterioso laberinto.
Estos jardines me gustaron especialmente por la cantidad de estatuas y riqueza artística que contienen, algo que no esperaba encontrar tan lejos del centro de la ciudad de Barcelona, y es que es muy bueno tener como guía a un catalán en ocasiones como éstas, pues no son lugares muy sonados para el turismo, al menos yo jamás había escuchado hablar de él.
Me gustó mucho la conexión de la naturaleza y la adaptación e inclusión de estos estilos arquitectónicos, contrastando con sus templos, fuentes, pequeños bustos, estatuas situadas en el interior de pequeñas oquedades en las paredes, pero uno de los puntos que captó más mi atención fue este que os muestro a continuación:
Y es que como véis, en el momento del día que lo visitamos y la ubicación de este pequeño estanque, le daban las propiedades de ser un espejo que reflejaba todo aquello que a su alrededor se encuentra, creando un escenario precioso para ver y para fotografiar.
Y es que el parque del laberinto de Horta, además de todos estos secretos que os he contado, es también un jardín museo el cual en su entrada cuenta con un instituto dedicado a la enseñanza y formación en jardinería, donde realizan talleres y exhibiciones. Asique ya sabéis, si os interesa este campo y queréis aprender algunos truquillos acerca de la realización de laberintos con arbustos, yo no me lo pensaba dos veces.
Espero que os haya gustado el post sobre esta maravilloso lugar menos conocido de Barcelona, y que en vuestra próxima visita os animéis a visitarlo.
¡Un saludo y a disfrutar de Barcelona y sus preciosos rincones!