Donde ocurre lo increíble
La primera vez que la vi, a través de los cristales del autobús mientras pasaba por el Passeig de Gràcia, no me pareció nada especial. Solo un raro capricho arquitectónico, una casa extraña con balcones en forma de cráneo. Nada más lejos de la realidad, por supuesto, como descubrí más adelante. Casa Batlló es una obra de arte de gran belleza que definitivamente te dejará con la boca abierta. La primera vez que la pude ver bien no podía parar de sacarle fotos y pasé casi media hora de pie, absorto, contemplándola.
Extraña y casi inocente a primera vista, este edificio encarna todos los rasgos característicos del genial estilo de su creador, Antoni Gaudí. De hecho, el artista utilizó en la mayoría de sus obras materiales cotidianos como azulejos de colores, que decoran la mayor parte de la fachada. Los tonos azules, verdes, naranjas y morados que parecen cambiar con la luz del sol y el lugar desde dónde se observan crean un efecto mágico que no pasará desapercibido ni por los transeúntes más distraídos. Los balcones son uno de los aspectos mas característicos del edificio. Con forma de grandes máscaras de carnaval (aunque al principio me parecieron calaveras), recuerdan al gusto de Dalí por las líneas curvas. En la fachada de Casa Batlló (y en la mayoría de edificios de Gaudí) rara vez encontrarás una línea recta, ya que según él no hay líneas rectas en la naturaleza.
Y alrededor de los balcones, hay motivos decorativos imitando escamas de pez por todas partes, incluso en las amplias vidrieras que permiten echar un vistazo al interior. Otro increíble elemento de la fachada es, precisamente, la estructura de estas vidrieras, enmarcadas por unas largas columnas que, curiosamente, parece que imiten huesos. Por esta inquietante similitud, al edificio se le ha dado también el poco agradable apodo de "Casa dels Ossos" (casa de los huesos). Sin lugar a dudas, el otro epíteto que se utiliza para referirse a la Casa Batlló suena mucho mejor que el anterior: "Casa del Drac" (casa del dragón), por la estructura del tejado. Es, realmente, única.
De hecho, podríamos afirmar que la figura que parece encaramarse en el tejado es bastante similar a un dragón, aunque sea casi imposible de apreciar desde tan cerca de la fachada. No obstante, desde lejos pueden admirarse las coloridas escamas del hipotético dragón, con su mágico relucir al sol o su ligero titilar en los días nublados. Según algunas interpretaciones, la torrecilla con una cruz en lo alto podría representar a Sant Jordi (San Jorge), el sagrado patrón de Cataluña, en su imagen tradicional matando al dragón. Y sin tener que especular demasiado, podría afirmarse con bastante seguridad que la torre demuestra el fervor religioso del arquitecto, como pueden demostrar las letras que aparecen en ella.
De pronto, un ruidoso clamor me sacó de mi estado de ensueño y me recordó que estaba en medio de una multitud que recorría el Passeig de Gràcia, pero también que había cientos de personas haciendo cola frente a mí para entrar a la casa. Aunque no he estado dentro, supongo que el mobiliario y los decorados del interior de Casa Batlló serán casi tan imponentes como la fachada. La verdad es que debo admitir que lo que me echó atrás fue que había que pagar una entrada de 20 euros, y que si había sido capaz de pasar media hora solo mirando la fachada, ¡seguramente tardaría el día entero en verla por dentro!
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: Where Amazing Happens
- Français: Là où la magie opère
¡Opina sobre este lugar!
¿Conoces Casa Batlló? Comparte tu opinión sobre este lugar.