Nunca he sido muy fan de lo 'vintage'. De hecho, durante mi época en Madrid viví un año en pleno Malasaña, barrio conocido por el infinito número de tiendas, bares y restaurantes vintage. Sin embargo, y aunque me encantó vivir allí sobre todo por la cercanía de la Gran Vía y Sol, nunca me interesé demasiado por descubrir ese mundo vintage que escondía al cruzar sus umbrales.
En Bruselas no iba a ser menos. Soy partidaria de ver todo lo que sea nuevo para ti y te regalé una experiencia más para tus sentidos. Si eso nuevo que ves no te gusta, no vuelves y ya está. El mercado vintage de Bruselas que se ubica en un edificio llamado Halles (Lonjas en castellano) de Saint-Géry, a escasos metros del edificio de la bolsa, tiene dos caras de la misma moneda.
El primer domingo de cada mes se transforma en un mercadillo para los seguidores de este tipo de moda. En mi caso fue el primer domingo de septiembre de 2014 cuando me adentré en este mundo. Conocí unas chicas, cada una de ellas procedente de un país distinto y una de ellas nos contó de la existencia de este mercadillo, y como apenas acababa de llegar a la ciudad y no conocía prácticamente, accedimos y fuimos, total, no había nada mejor qué hacer. Y si lo había, tenía 10 meses por delante para hacerlo.
La chica, Amelie de Hamburgo, nos iba indicando camino hasta que llegamos a la plaza de Saint-Géry, llena de bares y conocida como una de las zonas de más ambiente nocturno de Bruselas, en el centro se encontraba el edificio, el cual se parecía mucho al típico mercado de pescado de los que la mayoría de ciudades disponen.
Alrededor de él se concentraban varios puestos con ropa y accesorios de segunda mano. Echamos un vistazo rápido pero nada me convencía (he de decir que yo soy más de las típicas tiendas de ropa o de centros comerciales), así que entramos, y pese a que ya iba casi predispuesta a no comprar nada, me llevé una buena impresión. En la planta por la que entramos se daban cita otros tantos puestos con ropa de este tipo, desde zapatos, camisas, cazadoras a las más extrañas rarezas en bisutería, me llamaban especialmente atención los anillos y un puestecito de cupcakes que se ubicaba justo en el centro del mercado, al lado de una fuente.
El edificio cuenta también con otra planta en el sótano, donde se ubican los aseos (de pago, como no) y que además de divisar los diferentes puestos de ropa también están expuestos a modo de galería varias obras de autores que yo desconocía, pero imagino serían belgas.
Y también había una planta de arriba donde además encontré varios stans con vinilos y música de este rollo, blues de los 80, jazz etc...
Tuve la oportunidad de volver durante fechas navideñas porque vino una amiga de España a verme y le apetecía pasarse por el mercado, así que el primer domingo de diciembre allí estaba otra vez, esta vez me gustó incluso más al sumarle toda la decoración navideña que habían instalado.
No obstante, este edificio no se usa solo como lugar para albergar el mercado vintage, funciona también como bar/restaurante y lugar de reunión de los amigos y aprovechar la ocasión para degustar una de las decenas de cervezas que presentan en la carta. Aquí es donde acudí también a una de las quedadas del grupo de facebook "Españoles en Bruselas".