El Palacio Real de Bruselas
Las visitas son gratuitas
A partir del 21 de julio (día de la fiesta nacional belga), hasta principios de septiembre (el 2 de septiembre en 2018), el Palacio Real de Bruselas está abierto al público. Y las visitas son gratuitas. Es tradición este "emblema" de Bélgica.
Durante el resto del año, el Palacio Real permanece cerrado porque se emplea para recibir a personas "importantes". Se utiliza para congresos, conferencias, recepciones oficiales, etc.
El Palacio Real se puede admirar desde el exterior.
Cómo llegar
El acceso al Palacio Real se hace desde la Place des Palais de Bruselas. El Palacio Real está en pleno centro de la ciudad de Bruselas, cerca de la parada de metro "parc", de los tranvías y de la parada "royal" del autobús 71. Aparece en los mapas turísticos.
El horario
El Palacio Real cierra los lunes. Abre el resto de días de la semana (incluyendo los fines de semana), de 10:30 a 15:45 h (última entrada). El cierre del palacio para los visitantes que ya están dentro (antes de las 15:45 h) es a las 17:00.
La seguridad
Hay que mostrar el bolso cuando se entra y dejarlo en un guardarropa, a cambio de un ticket que te permite recogerlo cuando acabe la visita.
Hay vigilantes en todo el conjunto del palacio para controlar la seguridad.
Inmortalizar la belleza del lugar
Se permite echar fotos.
Su historia
El Palacio Real existe u fue construido mucho antes de que existiera Bélgica (que se fundó en 1830). La familia real solo vivió allí desde 1830 a 1831. Desde entonces, residen en el Castillo Real de Laeken.
El desarrollo de la visita
La visita del Palacio Real dura unos 40 minutos (pero todo depende del interés y del ritmo de cada uno). Se puede acceder libremente a las salas; podemos pasearnos a nuestro antojo (siempre que se respeten las instalaciones). Hay carteles informativos en 4 idiomas (francés, inglés, neerlandés y alemán), que explican los acontecimientos importantes y las distintas salas a las que están ligados.
La sala más grande y resplandeciente es la sala del trono.
La sala más sorprendente es el salón de los espejos porque cuenta con un techo y unas lámparas de un color precioso.
Cuando nos detenemos en las explicaciones o nos acercamos para admirar las obras, nos damos cuenta de que el color que brilla en mil tonalidades, en realidad, se obtiene gracias al conjunto de caparazones de escarabajos tailandeses.
Esta obra lleva por nombre "Heaven of Delight" y fue realizada por Jan Fabre.
Es un esplendor casi inexplicable.
Algunas salas albergan también exposiciones temporales (sobre objetos reales o fotos de familia, aunque también sobre los avances y la investigación científica de todos los ámbitos que se han realizado en Bélgica) y juegos interactivos que ayudan a la compresión del arte y de las ciencias.