¡Hola de nuevo valientes y aventureros/as!
Si os gusta experimentar con objetos, ver reacciones, causas, efectos entre ellos y disfrutar como enanos durante un día resolviendo las incógnitas de la actualidad, este lugar va muy acorde con vosotros.
Science Museum of London.
Como os comentaba en otro post, este museo se encuentra entre mis 3 museos favoritos de Londres, junto con el Tate Modern y el museo de historia natural.
Situado en la calle exhibition road, colindando con el museo de historia natural, el museo de la ciencia, también gratuito, cuenta con múltiples exposiciones y zonas para descubrir el mundo que nos rodea de una forma divertida e interactiva, además de ser un espacio inmenso que cuenta con 40 salas, cada una dedicada a una temática distinta,desde el conocimiento del universo, la evolución de la ingenieria en la historia, medicina, o aspectos relacionados con el cuerpo humano, todas ellas repartidas en 4 plantas por las que podéis acceder mediante escaleras o ascensor.
Este museo fue fundado en el siglo XIX, pero tras todos los cambios y momentos históricos por los que ha pasado, incluyendo la primera guerra mundial, su construcción finalizó en el año 1928, desde el cual se encuentra abierto al público.
Como se observa en la imagen desde uno de los balcones la planta más alta, en el hall de entrada encontraréis un anillo de metal que ocupa gran parte del espacio del museo y cuya altura alcanza hasta la cuarta planta.
Este impresionante amasijo de metal se llama Energy ring y en el interior de éste hay un conjunto de luces led que van mostrando las respuestas que dan los visitantes a las preguntas de los paneles interactivos de la primera planta, asique durante vuestro paseo por cada planta podréis ir contemplando qué opinan las demás personas sobre la eficiencia energética, desperdicio de energía lumínica y otros temas relacionados con la energía y sus usos y orígenes.
Recuerdo durante mi visita la zona dedicada a las expediciones al espacio, donde el punto principal era una esfera enorme en el centro de la sala en la que estaba proyectada la imagen de la Tierra en 360º y según giraba se podían contemplar todos los continentes, era inmensa y de una calidad fascinante.
Junto a nuestro planeta, en las cristaleras que se encuentran en las paredes se exhibian trajes reales de astronautas y envoltorios y latas de comida que llevan al espacio, pues como sabéis allí no hay gravedad y si a uno le apetece comerse una ensalada tendrá que ser en una barrita almidonada y deshidratada. Pobre de los astronautas, seguro que siguen la dieta más rigida de todas para poder cumplir su misión espacial.
Además de elementos relacionados con el equipamiento espacial, recuerdo que había un cohete enorme en las cercanías de esta sala, pero no sé si era real o una representación de uno de los cohetes y lanzaderas espaciales, protagonistas en alguna expedición al espacio importante… tendréis que visitar el museo y hacerme salir de dudas.
Otro de los espacios que me gustó mucho y donde dediqué más tiempo durante mi visita al museo fue la zona en la que hablaba de: somos lo que comemos.
La importancia de la nutrición, la obtención de los alimentos, los nutrientes que están desapareciendo y siendo suplementados por químicos…
Como muestra esta imagen, se entendía la alimentación desde un punto artístico, atractivo y visible, y es que a veces llenamos el ojo antes que la calabaza, como decía mi abuela, y la alimentación también cuenta con su parte sensorial relacionada con la vista, ¿vosotros comeríais algo que no tiene muy buena pinta a simple vista?
Este espacio dedicado a la importancia y visión actual de los alimentos me resultó muy interesante, pues es un aspecto que considero que todo el mundo debería tener en cuenta a la hora de estar informados y preocuparse sobre qué comemos realmente y saber innovar en la cocina. Encontraréis en esta sala unas pantallas donde se os hará un test relacionado con vuestros hábitos alimenticios y al final os darán un resultado acerca de vuestra alimentación, vamos, casi como una visita al nutricionista en medio de un museo…
Otro de los apartados que se encontraban en la sala dedicada a la alimentación y que captó mi atención, fue un expositor que explicaba diferentes inventos del siglo 21 que pretendían ser pioneros y mejorar la calidad de vida, muy interesantes, algunos hablaban sobre energía obtenida con los posos del café en los filtros y otros de herramientas para facilitar la descarga del peso del cuerpo durante rutas de senderismo, escalada, o deportes en los que las piernas se cargasen mucho.
Pero para mi, el lugar estrella de este museo se encuentra en su tercera planta, y se llama: Wonderlab, como su nombre indica, el laboratorio de las maravillas.
Este espacio, dedicado exclusivamente para niños y abierto al público hace no más de 3 años, se crea con el objetivo de despertar la curiosidad de todas las mentes que lo visiten, no solo de los niños, pues conmigo hizo también maravillas, y de hacer de la ciencia y las matemáticas un concepto accesible, real y concreto, haciendo partícipes a los sentidos y sobre todo a la manipulación y experimentación a través de la propia acción de los que lo visitan.
Es notable mi interés por este lugar, pero es que como os digo, creo que dediqué más de una hora y media en este espacio, la mitad de mi tiempo en el museo, porque sin duda te atrapa.
Entre los elementos que más me fascinaron de esta sala se encuentra una mesa, donde pequeñas cantidades de nitrógeno líquido navegaban a sus anchas sobre otra superficie líquida, más densa que el agua, pero no sabría deciros de qué se trataba. Solo recuerdo que la escena era preciosa, solo con contemplarla, pues parecián cometas o estrellas fugaces cruzando el cielo de noche...
Os dejo una imagen de esta mesa para que opinéis y lo veáis con vustros propios ojos.
Otro de los experimentos de esta sala que captaron mi atención fueron las mesas y proyectores de luz, donde podías ubicar en su interior prismas de cristal o pantallas por las que pasaba ligeramente la luz para ver los efectos de color que se crean gracias al cristal o las combinaciones de colores.
Seguro que a muchos de vosotros/as os ha pasado alguna vez, el hecho de estar junto a una ventana o algun objeto de cristal y ver el haz del arcoiris en lineas, en vez de formar un arco. Esto indica que gracias a la luz, se crea el color.
Otro escenario que me gustó mucho fueron las manivelas que hacían las veces de turbinas para ver el efecto de la fuerza motriz en el agua, creando remolinos dentro de diferentes tubos de cristal que contaban con liquidos de distintas densidades y colores. Esto también se puede probar de forma más casera, agitando una botella medio llena en círculos.
Y es que esta sala no tiene fin para la curiosidad, os lo aseguro. Hay mesas dedicadas tambien al sonido, donde se ubican pequeñas cajas que graban un patrón de movimiento y que gracias a una aguja metálica en su parte inferior, al presionar el boton de reproducir emitirán el patrón grabado y podréis comprobar como suena vuestra melodía sobre diferentes superficies como madera, metal, aluminio o plástico.
Para mí esta mesa, es la mesa de los futuros Djs y artistas en la música, un lugar ideal para comenzar una trayectoria musical.
Y como colofón de este escenario tan maravilloso e inolvidable, me llevo el recuerdo de una pequeña barra metálica que estaba conectada a un altavoz con música, pero la cual no se podía escuchar si no colocabas una pajita de plástico en el extremo de la barra. Al hacer esto y morder con suavidad la pajita, gracias a las vibraciones que genera la música y que se transportaban a través de nuestros dientes y cavidades óseas al moder, se podía escuchar perfectamente la melodía que sonaba... yo aluciné con esto, pues dejaba de apretar la pajita y no escuchaba nada y volvías a morder y ahí estabas escuchando la música de nuevo.
Me quedé totalmente impactada con este fenómeno basado en las vibraciones, pero con la agradable sensación de que tras ese momento, había aprendido algo nuevo y que recordaría para siempre, pues a día de hoy, han pasado 3 años desde que visité este museo.
Espero que os haya gustado el post sobre mi experiencia en el museo de la ciencia de Londres, y sin duda, os animo a visitarlo, solos, acompañados o en familia, pues no tiene desperdicio alguno.
¡Un saludo y a disfrutar de Londres y de las maravillas de sus museos gratuitos!