London Eye

The London Eye (“Ojo de Londres”) es una de las norias más famosas del mundo y se encuentra en pleno centro de Londres.

Aunque inicialmente estaba pensado que durase solamente el tiempo correspondiente a la celebración del Milenio (por eso también podéis verla como “Noria del Milenio”, inaugurándose en el año 2000), lo cierto es que por su impacto social ha perdurado hasta nuestro días, sirviendo como fuente de ingresos y siendo una visita indiscutible de cualquier turista en Londres.

Debido a su gran altura, más de cien metros (siendo la noria más alta del mundo hasta no hace mucho), es visible desde gran parte de los sitios de la capital del Reino Unido, decorando la ciudad y atrayendo a orillas del Támesis a la mayoría de turistas impacientes por ver desde la noria el resto de Londres.

Realmente es espectacular, conforme te vas acercando por el puente de Westminster, sorprende la cantidad de negocios que hay montados en torno a la base de la noria (The Queen´s Walk) y cómo la gente se agolpa para ver actuaciones de lugareños muy dispares unas de otras.

Y no solo la noria es interesante, sino que debajo de la misma yo tuve la suerte de ver a un hombre haciendo malabares con un balón, al que sumó otro segundo y hasta un tercer balón; la gente aplaude y disfruta de todas estas actividades muchas veces simultáneas, pues a pocos metros había un hombre que se colocaba en su barbilla gran cantidad de vasijas pesadas sin que se le cayese, mientras otro grupo de jóvenes bailaban una música a mí parecer africana. Todo un conjunto de artistas callejeros en la misma base de la noria.

Todo esto anima y da una percepción muy especial al paso del andante bajo la gran noria, justo antes de hacer cola para subir a la misma.

Por otro lado, Jubilee Gardens (es el jardín que hay justo debajo) le proporciona un verde muy bonito, además de ver a niños corriendo con la noria al fondo, lo que hace de este sitio un lugar mágico tanto para pequeños y mayores.

Respecto a la atracción, una de las cosas que más me llamó la atención es la velocidad a la que gira. En un principio cuando escuchas la palabra “noria”, tiendes a pensar que gira a una velocidad un poco más rápida, pero aquí todo esto cambia, pues el objetivo principal son las grandes vistas que proporciona, agradeciendo esa lentitud para poder disfrutar cada minuto de la enorme panorámica. Sin embargo, si os soy sincera, yo que estaba súper emocionada por ir al London Eye (de hecho era lo que más deseaba hacer en Londres) me llegó hasta a aburrir, porque es demasiado lenta a mi parecer y aunque las vistas son magníficas, me cansó un poco.

El Parlamento y la Abadía de Westminster se ven genial, es precioso, también hay grandes vistas del Támesis, Trafalgar Square y prácticamente casi todo Londres. Si subes en un día que haga buen tiempo y por la mañana (lo que a veces es poco frecuente) las vistas serán mucho más agradecidas y podrás ver mucho mejor todo la ciudad, no obstante la vistas por la noche con la ciudad iluminada no tiene desperdicio, y es mucho más mágico, ya que no tiene nada que ver Londres de día con Londres de noche.

Para acceder a la noria, una vez que has llegado al pie de la misma verás una oficina que es donde se venden los tickets. Cuando yo fui no había mucha cola pero no es raro que se formen largas colas para subir ( en determinadas épocas pueden llegar a ser de hasta una hora de tiempo).

La noria tiene gran cantidad de compartimentos con forma ovoide, más de 30, donde suelen caber entre 10-20 personas. No suelen meter mucha gente para que puedas disfrutar de la vista y sentarte (en el centro de cada compartimento hay una zona para poder sentarte, aunque la mayoría estará de pie mirando a través de la cristalera).

Dura aproximadamente media hora, siendo el mejor momento cuando estás arriba del todo, donde parece que no te mueves a penas. El hecho de que cada sector móvil esté acristalado en 360º permite que puedas mirar a todos los lados.

Merece la pena comentar que con la entrada se incluye también el acceso a otra actividad que a mí personalmente me gustó bastante, es una reproducción en tres dimensiones de la ciudad de Londres, está justo al lado de donde sacas el ticket.

En definitiva es una experiencia que recomiendo a todos los que paséis por Londres, no solamente subir a la noria sino también disfrutar de las actividades que ocurren a su pie, su jardín y de dar un paseo por The Queen´s Walk, incluso si os gusta el mundo marino el acuario está justo debajo y muy cerca se encuentra también el famoso museo de cera conocido como Madame Tussauds.

El precio de la entrada “estándar” para subir a la noria es alrededor de 20 libras en las taquillas (me parece un poco cara la verdad, pero bueno, la ocasión lo merece), y de 18 libras si la compras anticipada por internet (os lo aconsejo) a través de la siguiente página: https://www.londoneye.com/. También hay una entrada para subir dos veces, una durante el día y otra durante la noche, además hay otro tipo de tarifas según se adapte mejor a lo que cada uno quiera, y también a “su bolsillo” en la que combinan la subida al London Eye con el Madame Tussauds o con el Aquarium, o todo junto.

En cuanto a los horarios lo mejor es visitar la página que os he puesto arriba, ya que dependiendo de la fecha cambia, en julio y agosto abre desde las 10 hasta las 21:30, salvo los viernes que al parecer no cierra hasta más tarde (23 horas).

Para llegar basta con saber que está junto al puente de Westminster, si vais en transporte podeis coger metro: Westminster (líneas Circle, District y Jubilee) y Waterloo (líneas Bakerloo, Jubilee, Northern y Waterloo & City), en autobús líneas 211, 77 y 381.