La Capilla Sixtina y el Museo del Vaticano
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Un lugar espectacular... ¡no se lo pueden perder!
Cuando uno va a Roma, además de, legendario Coliseo y de la Fuente de Trevi, hay otro lugar que es visita obligatoria: la Capilla Sixtina. Ya escribí sobre la Plaza y la Basílica de San Pedro… ¡pero me faltaba hablarles sobre el museo del Vaticano y la Capilla Sixtina! Así que mi artículo tratará sobre este sitio… ¡comencemos! :)
En esta ocasión, les hablaré sobre lo que vi ahí y les daré algunas recomendaciones para que disfruten al máximo de su visita a este lugar ^^
Mi visita al Museo del Vaticano…
La capilla Sixtina… ¡por supuesto que este lugar estaba en nuestra lista de sitios a los cuales ir! Es por ello que unas semanas antes, habíamos comprado nuestros boletos por internet. Ya nos había pasado en Florencia, donde nos habíamos quedado con ganas de entrar a la famosísima Galería Uffizi… ¡pero eso no sucedería en el Vaticano!
Siendo considerada uno de los lugares a los cuales todo ser humano debe ir al menos una vez en su vida, teníamos muestro boleto asegurado para ir a la Capilla Sixtina el sábado nueve de enero de este año ^^
(Unos turistas con guía)
Como ya lo mencioné, habíamos comprado nuestras entradas en el sitio internet del Vaticano. Cuando compran su boleto para la Capilla Sixtina, les incluye también la entrada para el Museo del Vaticano. Al principio no entendí por qué incluía también esa sección. Creí que el acceso a la famosa capilla sería rápido, que la entrada estaría luego, luego como cuando uno va a cualquier otra iglesia o basílica.
De camino a la Vaticano…
Habíamos comprado un boleto para entrar a las once de la mañana. Creo que fue una hora cordial porque no era ni muy temprano ni muy tarde. Nos levantamos a eso de las nueve y media para desayunar, bañarnos y salir con tiempo suficiente para llegar a la hora de la cita.
Además, como nuestro alojamiento quedaba no tan cerca del centro, tuvimos que tomar antes un “trenino” (una especie de tram) para llegar a la estación Termini De ahí, tomamos el metro en dirección a Battistini y nos bajamos en Ottaviano.
Salimos del metro y vi que había varias personas. Todas caminando hacia una misma dirección: el Vaticano. Les recomiendo que cuando vayan a esta zona, cuiden muy bien sus pertenencias. Bueno, háganlo todo el tiempo, pero especialmente aquí. Y es que, entre tanta gente, los carteristas pueden aprovechar para hacer de las suyas; )
Seguimos caminando, siguiendo el mapa que nos guiaba. Creo que, aunque no hubiéramos tenido mapa alguno, gracias a los letreros que hay en las calles hubiera sido relativamente fácil encontrar nuestro destino.
Por cierto, algo que noté es que durante todo el camino había varias personas, agentes “turísticos” que les preguntaban a los transeúntes: “¿Ya tienen su boleto para el Vaticano? Nosotros tenemos tours exclusivos, sin necesidad de hacer fila”. Ármense de paciencia porque no hay uno ni dos ni tres… ¡hay un montón! Así que en un momento dado llega a ser algo cansado eso de ser abordado por alguien cada dos metros x)
Pues nosotras seguimos nuestro camino, directo y sin detenernos mucho. Recuerdo que antes de llegar, empezamos a escuchar música a todo volumen. Para mi sorpresa, no era música religiosa ni nada por el estilo :p Era más bien música moderna. Nos fuimos acercando y vi que, en una especie de rotonda, había un grupo de jóvenes bailando una coreografía.
Estaban vestidos con trajes deportivos, de fútbol para ser más específicos (nada mejor para el estereotipo italiano… mamma mia! :P ). La canción que estaban bailando era Uptown Funk de Bruno Mars y Mark Ronson. Es una canción que me gusta mucho, tanto por su ritmo pegajoso (¡que inmediatamente te da ganas de bailar! ) como por los buenos recuerdos que me trae ^^ Así que esa fue una muy buena manera de empezar el día :D
Seguimos caminando, pero esta vez un poco (¡o un mucho! ) más rápido porque vimos el reloj y ya casi eran las once. Cuando llegamos a lo que parecía ser el Vaticano, me sorprendió el ver un montón de gente formada :S
Nos acercamos para ir a buscar la entrada que nos correspondía. Pero cuando nos dirigíamos ahí, una persona vestida de traje, muy formal, nos preguntó si ya teníamos boletos para el Vaticano. Le respondí que sí (pero seguí caminando) y ella me indicó: “Fórmese aquí”… El “aquí” era la enorme fila en donde había muchísima gente ¬¬’
No confié en ella e instintivamente seguí caminando. Aunque dudé por unos segundos, me dije que no tenía ninguna lógica el formarse ahí (donde seguramente pasaríamos quién sabe cuánto tiempo esperando…) cuando ya teníamos boletos que nos aseguraban el entrar a una hora precisa.
Al fin en la entrada…
Hice bien porque cuando llegamos al final de la fila, en entrada, había dos secciones: una para todas aquellas personas sin boleto (las que habíamos visto antes…) y otra para quienes ya tenían sus entradas (¡nosotras! :D). Cabe decir que la segunda sección estaba… ¡completamente vacía!
Así que les recomiendo que cuando vayan a este sitio, compren sus boletos desde antes. Eso les evitará perder tiempo esperando. Tiempo valioso que podrán aprovechar mejor ya dentro del Museo del Vaticano; )
Ah, por cierto, les aconsejo que también tengan cuidado con todos esos vendedores y agentes turísticos (si realmente lo son…). No escuchen sus consejos, si tienen alguna duda, vayan directamente a ver a alguien que sí trabaje en el museo. Como los guardias de seguridad que están en la entrada, por ejemplo.
Y es que de haber hecho caso a la chica que me decía que me formara en la fila, seguramente habría perdido el boleto que ya tenía comprado al estar esperando una eternidad ahí. Y probablemente ella me habría ofrecido una “solución” vendiéndome otro boleto… así que eso me pareció que era una estafa. Tengan cuidado entonces; )
Entramos al fin a la recepción del Museo. Primero pasamos por unos controles de seguridad donde nos revisaban nuestras bolsas y también pasábamos por unos detectores de metal. Posteriormente, nos dirigimos a la ventanilla que nos correspondía.
Cuando vayan, verán que hay varias ventanillas, pero sólo una o dos están destinadas a quienes ya tienen su boleto. Ahí deberán mostrar la confirmación del boleto que recibieron por internet. Si compraron un boleto con tarifa reducida, deberán mostrar una identificación oficial que avale dicho descuento.
No se quieran pasar de listos comprando un boleto más barato de lo correspondiente. Si hacen eso, ese mismo día tendrán que comprar otro boleto y lo que hayan pagado antes, no se los devolverán. Así que atención a eso ^^
Si después de haber canjeado nuestro boleto, yo creí que ya veríamos luego, luego la Capilla Sixtina… ¡me equivoqué! Estaba ansiosa por ver ese lugar, pero debí esperar un buen rato antes de llegar al fin ahí…
Una vez que ya han canjeado su boleto, suben unas escaleras que los llevarán a la entrada del Museo del Vaticano. Por cierto, en esta parte pasarán nuevamente otros controles. Pero ya no revisarán sus bolsas ni nada. Solamente verificarán que su boleto corresponda al día y a la hora en cuestión. En esta sección también podrán rentar unas audio guías, pero para ello tendrán que pagar extra.
Nosotras no lo hicimos pero que, si pudiera regresar, sí las rentaría. Y es que el Museo del vaticano es tan grande (¡yo no me lo imaginaba! :O ) y tiene tantas y tantas piezas, que me parece que sería muy bueno el tener la explicación de lo que se ve en sus salas.
Las audio guías (así como los recorridos comentados, con un guía autorizado) los pueden también comprar por internet, al mismo tiempo que su boleto ^^
El camino corto o el camino largo…
Pues al fin pasamos esa barrera y vimos que teníamos dos opciones: subir unas escaleras eléctricas o subir a pie en una rampa en espiral. ¿El camino corto o el camino largo? Pues elegimos el camino largo (aunque yo quería tomar el otro, era más rápido :p ). Aunque nos tardamos más, en esta parte había una exposición de barcas de diferentes partes del mundo. (Bueno, eran más bien de modelos en miniatura de barcas, no eran de tamaño real :p)
Así que mientras íbamos subiendo, íbamos viendo diversas embarcacionesque han sido construidas por culturas de todos los continentes: desde África, hasta América y Asia, pasando por Europa y Oceanía, por supuesto. Había modelos muy originales y de todos los colores.
Todos los diseños eran diferentes. Esta exposición me gustó porque nunca antes me había puesto a reflexionar sobre cómo un mismo elemento (que todo el mundo conoce) podía ser construido y concebido según las necesidades geográficas, según cada cultura y el uso que le da.
Había barcas grandes que podían transportar a muchos tripulantes y varias mercancías. Había otras más pequeñas que servían sólo para navegar en los ríos y transportar como máximo dos personas. Hubo varios modelos que me gustaron porque eran algo más que sólo barcos: eran una verdadera obra de arte debido a los detalles con los que estaban decoradas.
Y, por cierto, como ya lo habrán podido imaginar: después de que era yo la que no quería pasar por ahí… ¡al final ya ni quería irme! :p Me quedé atrás todo el tiempo, sacando fotos de las piezas ahí expuestas y observando sus detalles. Así me pasa siempre x)
Una gran terraza…
Bueno, cuando al fin llegamos al fin de esa exposición, llegamos a una gran terraza. Era muy amplia, había algunos árboles y había también una fuente de la cual era posible beber. El agua estaba fría (¡muy refrescante! ) y varias personas estaban llenando sus botellas o bebiendo directamente de ahí.
Desde esa terraza, era posible observar los grandes jardinesde la planta baja. Seguimos caminando, siguiendo el camino que las flechas indicaban. Pasamos por un corredor donde había una puerta abierta que daba hacia la calle.
Un primer jardín…
Salimos a un jardín (uno diferente del que habíamos visto anteriormente). Había una gran sección de pasto y en medio de este jardín, había una gran bola dorada. Nos acercamos a verla y resultó ser una obra de arte donada por un artista… no sé cómo se llamaba, no apunté su nombre ni el de la obra.
Este jardín me gustó mucho. Además, como ya había salido el sol, ya estaba empezando a hacer más bien calor. Es por ello que, para ese momento, ya me había quitado mi gran abrigo y mi bufanda.
En ese jardín hay varias bancas para que puedan sentarse y descansar un rato, platicar o simplemente disfrutar del sol ^^ En un extremo del jardín hay unas altas columnas que me recordaron los templos de la antigua Roma. Del otro lado, hay una especie de tarraza semi cubierta con una bóveda semicircular.
¡Por fin dentro del Museo!
Después de toda esa caminata, entramos (¡al fin! ) al famoso Museo del Vaticano. Lo primero que vi fueron unas escaleras bajo una bóveda. La bóveda y las paredes estaban pintadas, tenían muchos detalles muy bellos. Y que si de belleza se trata, el Vaticano es un lugar majestuoso. ¡Creo que cada sala resulta ser más bella que anterior!
Entramos a la primera sala. En los costados había expuestas toda una serie de esculturas de diferentes tamaños. La mayoría eran de mármol blanco. Al final de esa larga sala, llegamos a otras escaleras cuya bóveda estaba decorada igual que la precedente.
Creo que cuando uno visita este Museo, no importa por dónde mire: ¡en cada centímetro cuadrado encontrará una obra de arte! En las escaleras, en las paredes… ¡hasta en los altos del techo! Yo sinceramente, no podía dejar de mirar a todos lados (y de sacar fotos, por supuesto :p) porque había tantos detalles (¡demasiados! ) que llamaban mi atención.
Llegamos a una ventada desde la cual teníamos una vista muy bonita de Roma. Por cierto, cuando llegamos ahí, había una pareja de franceses que estaban platicando sobre su viaje y lo que harían después (sí, fui un poco chismosa porque escuché su conversación jajaja :P ).
Ellos también opinaron que la vista de la ciudad era muy hermosa. Se veían los techos de los edificios, varias fachadas y el cielo azul. Posteriormente, llegamos a un patio donde había una fuente en medio. En esa parte, había varias personas sentadas alrededor de la dicha fuente.
Se trataba de estudiantes (franceses también). Me imagino que eran estudiantes de arte porque varios tenían sus cuadernos de dibujo y estaban observando con atención los detalles arquitectónicos que los rodeaban para reproducirlos en sus libretas.
Alrededor de ese patio, en los pasillos, había varias tinas(¿o urnas? O. o) que habían pertenecido a diferentes Papas. Creo que debieron haber sido muy tiquis miquis porque eso de mandar a hacer una diferente para cada quien :P Aunque bueno, hay varias (¡todas, más bien dicho! ) que tienen detalles y acabados que lo dejan a uno sin aliento.
En este patio hay también estatuas y algunos árboles. Como está al aire libre, creo que es un espacio que llena de tranquilidad a cada una de las personas que va a este sitio… bueno, cuando no hay tanta gente :P
Otra sala…
Después de observar ese patio y todas sus piezas, llegamos a otra sala. Aquí había varias estatuas y figuras de animales. Leones, pavos reales, toros, vacas, corderos, caballos, etcétera. No pudimos observar muy bien las figuras porque había mucha gente, pero también porque las dichas esculturas están algo lejos de la vista.
En cambio, hubo un detalle que retuvo mi atención y que, apuesto, no muchos observaron: el piso. El piso estaba hecho de diminutos mosaicos en donde también se podían observar figuras de animales, plantas y otros detalles. Fue un poco difícil sacarle foto al piso porque había varias personas que pasaban. Cuando no se veían las patitas de una persona, se veían las de otra x)
…y una sala más y otra más y otra más
Pasamos a la sala siguiente donde me admiró el trabajo del techo: en él se podían observar una serie de escenas pintadas a mano. Incluso los elementos como cenefas o relieves estaban también pintados. Me admiró mucho ese detalle porque estaban hechos de manera muy realista. Si uno los mirara sin poner mucha atención creería que se trata de relieves realmente hechos en oro. Y eso es algo que vi no sólo en esa sala, sino en varias otras secciones de ese museo.
Por ejemplo, en la siguiente sala, había también una bóveda circular que tenía una serie de escudos. Al mirarlos, a primera vista creí que eran relieves en piedra. Pero cuando me fijé mejor… ¡vi que también era pintura! En esa otra sala, también me llamó la atención el piso: nuevamente, estaba hecho con pequeños mosaicos. Pero a diferencia de la sala anterior, las escenas representadas eran a color (o tal vez Guillermo Camarena había pasado por ahí :P ).
Me admiró el detalle y la precisióncon la cual estaban hechas esas escenas… ¡no puedo imaginar cuánto tiempo llevó su elaboración! Tenían incluso matices y en ellas, se podían ver sirenas y tritones, así como otros elementos marinos.
Y la Capilla Sixtina… ¿¡A qué hora!?
Pues tal vez para este punto ya se estén preguntando: “¿Y a qué hora fuiste a la Capilla Sixtina? ”… pues yo también, después de haber visto todas esas salas, me estaba preguntando: “¡¿Y a qué hora voy a llegar a la Capilla Sixtina!? ¡Ya quiero verla! ” Aunque había letreros a cada rato que indicaban el camino a seguir para llegar hasta ese famoso lugar, nada más no veía la hora de llegar ahí…
En realidad, entendí y me di cuenta de que el Museo del Vaticano son muchas, muchas y muchas salas majestuosas tanto por su arquitectura misma como por las piezas ahí expuestas. Como ya lo dije antes, yo creí que inmediatamente entrando al Museo veríamos ya la Capilla Sixtina... ¡pero no!
Antes de llegar ahí, debimos pasar por al menos diez galerías(yo creo que más…). y en cada una ven flechitas que les dicen "Capilla Sixtina --->" y uno se espera (al menos yo, jajaja) a que la siguiente sala sea por fin esa famosa capilla... ¡y no! Una galería llega después de otra >. <
Es verdad que el Museo del Vaticano tiene piezas y salas muy bellas (ya lo pudieron comprobar por las fotos ^^) pero después de un cierto rato, yo ya empezaba a tener hambre. Así que me estaba desesperando por no llegar hasta la famosa obra de Miguel Ángel :(
Después de quién sabe cuántas salas, al fin llegamos a una donde había un letrero "Capilla Sixtina: camino corto a la derecha, camino largo (otras cuatro o cinco salas) a la izquierda" ¡Yo ya no lo dudé ni un segundo y tomé el camino a la derecha! Estoy convencida de que habría sido una muy buena decisión el continuar para ver todas las salas, pero yo ya no podía más. Entre el hambre y la impaciencia (súmenle el cansancio), lo único que quería era… ¡al fin llegar hasta la famosa Cappella Sistina!
Pues al fin bajamos por unas escaleras… estábamos cada vez más cerca de esa famosísima obra de arte. Durante todo el recorrido, tomé muchas fotos (¡y vaya que había material para ello! ). Sin embargo, me sorprendió que cuando llegamos a la antesala de la Capilla Sixtina hubiera un anuncio en varios idiomas diciendo "No photos, no pictures, silence please" :O
Al escuchar eso me dije: “¡¿QUÉ!? ¡¿Entraré a este famoso recinto y no podré tomar fotos?! ” Et oué... ver para creer. Pues al fin entramos ahí y evidentemente, había mucha gente, estaba llena la sala.
En cuanto entrabas al lugar, escuchabas la voz de los guardias diciendo (o gritando, más bien) en voz alta: "No pictures, no photo, silence please". Y eso se la pasaban repitiendo durante toooodo el tiempo que uno estaba ahí. Cuando salimos de la Capilla Sixtina, teníamos aún en la cabeza la cantaleta “Shhh, silence. No pictures, no photos, silence please”.
Además, en cuanto algún guardia veía que alguien sacaba su teléfono, inmediatamente se acercaba a él o ella para decirle que no se podían sacar fotos. Y estaban realmente atentos a todo. Hubo incluso una chica (rusa, me parece) a la cual un guardia se le acercó para hacerle borrar las fotos que había tomado del lugar...
Por otra parte, en cuanto el murmullo de la gente ahí presente empezaba a subir de volumen (y que ya en vez de murmullo, empezaba a ser una plática en voz alta x) ), los mismos guardias hablaban por un altavoz para callar a los visitantes.
Mmm… creo que no me gustaría trabajar como guardia ahí en la Capilla Sixtina :p Me imagino que en la noche, deben soñar con el anuncio “No pictures, no photos, silence please” x) Y tal vez hasta de vez en cuando tienen que reprimir su impulso con los turistas que van en la calle muy campantes sacando fotos y hablando a todo volumen :p
Por cierto, contrariamente a las demás iglesias y capillas, la Capilla Sixtina no tiene bancas para sentarse, al menos no en medio. Así que cuando entras a contemplar su majestuosidad, tendrás que hacerlo de pie... Me imagino que como es tan visitada, decidieron quitarlas para que así pudieran entrar más personas.
Recuerdo que parecíamos sardinas, todos arrejuntados en esa sala… todos queriendo sacar fotos y no pudiendo :P Fue un poco cansado el estar de pie (y es que además, todas las miles de salas que nos habíamos echado antes), pero justo cuando ya casi nos íbamos, al dirigirnos a la salida, vimos que a los lados hay una especie de bancas, pegadas a la pared.
Como ya estábamos cansadas de tanto caminar y de haber estado de pie, decidimos sentarnos ahí un rato. Esto nos permitió admirar mejor los frescos de ese lugar, los detalles y demás. Por cierto, notamos que había una parte en la cual las pinturas se ven con más color, mientras que, en otra, conforme se avanza la mirada, los tonos se van haciendo más pálidos.
Después de un buen rato ahí, decidimos salir para continuar la visita. Por cierto, llegamos a las once de la mañana y, para la hora en la que por fin llegamos a la Capilla Sixtina, ya eran… ¡la una de la tarde! :O Sí, nos tomó dos horas llegar hasta ahí… y pensar que tomamos el camino “corto”, ¡quién sabe cuánto tiempo más nos habría tomado el camino largo! x)
Después de la Capilla Sixtina… ¡tengo hambre!
Al salir de la Capilla Sixtina, llegamos a otra sala. Había unas vitrinas con varias piezas de arte religioso, hechos en todo tipo de material (oro, marfil, concha nácar, ¡hasta papel! ). de esta sala, también me llamó mucho la atención sus pinturas del techo.
Después caminar y pasar por una o dos salas más, llegamos a la parte donde hay una cafetería. Nos compramos una rebanada de pizza (¡fue una de las pizzas más ricas que haya comido en Italia! O tal vez era por el hambre que tenía :P )
Un descanso en otro jardín…
Terminamos nuestra pizza y salimos a un jardín. Se trataba de aquel jardín que habíamos visto al principio, desde la terraza. Este lugar también me gustó mucho. Había varios naranjos (que me hicieron recordar a Sevilla ^^) y en medio, había una fuente con agua cristalina.
Nos sentamos un rato en las bancas de ahí, ¡nos merecíamos un pequeño descanso! Posteriormente, como ya empezaba a hacer algo de frío, decidimos ir a la salida. Regresamos a la terraza del inicio y pasamos por una boutique donde había varios libros, recuerdos y otros objetos.
De salida del museo…
Recuerdo que casi al salir, vi una puerta (por la cual no era posible pasar) y un gran ventanal de cristal. Desde ese punto, se tenía otra bella vista de la ciudad de Roma. A lo lejos, se veían dos de sus colinas.
Para salir, bajamos una rampa en espiral. Por cierto, cuando ustedes la bajen, tengan cuidado porque yo vi a más de una persona resbalarse y casi caerse :S Y es que tiene una especie de “mini escalones”. Se ven inofensivos, pero si uno no pone atención, puede sufrir un accidente. De hecho, hay letreros que lo indican. ¡Así que aguas!; )
Esta rampa me gustó mucho. La decoración de los lados está hecha de acero (creo) y tiene relieves con unas cabezas de ángeles, águilas, el escudo de armas del Vaticano y otros elementos. Desde arriba, se ve muy bonita la vista de la espiral que baja. Y la vista de abajo hacia arriba, también me gustó mucho.
Al fin llegamos a la salida. Eran nada más y nada menos que casi las cuatro de la tarde. ¡Habíamos pasado cinco horas ahí! :O Increíble pero comprensible porque el Museo del Vaticano es… ¡enorme! Creo que, de hecho, debimos haber llegado un poco más temprano para poder ver tooodas las salas. Bueno, será para una próxima vez ^^
En resumen, lo que más me gustó...
La sala de los mapas
Hubo varias salas muy bonitas… ¡y creo que es difícil decidirme entre todas para elegir una sola! Pero la que más me cautivó fue la denominada “Sala de los Mapas”. Aquí podrán apreciar unos grandes mapas pintadosen las paredes y en el techo. Representan, si no mal recuerdo, las diferentes regiones de Italia.
No pude evitar tomar foto a Córcega, l’Île de la Beauté <3 Que por cierto, anteriormente era de Italia pero después pasó a ser de Francia…
Las pinturas de relieves de los techos
Esos frescos "trompe l'oeil" fueron otro de mis elementos preferidos. Están hechos con tanta maestría que uno podría creer realmente que se trata de relieves.
Los pisos en mosaico
En más de una sala me quedé un buen rato observando el piso. Creo que es uno de los elementos que menos llaman la atención de los turistas… ¡qué grave error! Por supuesto que todos las piezas de arte y las pinturas son excepcionales, pero tienen que ver por donde pisan…porque puede que tengan una obra maestra bajo sus pies; )
Los jardines
Los dos jardines del Vaticano (al menos en los que uno se puede pasear) son un espacio en el cual podrán disfrutar de un descanso. Disfrutarán de una bocanada de aire fresco rodeado de árboles, pasto, naranjos y fuentes. Además, éste es un muy buen lugar para comerse un sándwich tranquilamente, alejados de la multitud del interior del Museo; )
¿Dónde comer?
Ahí mismo dentro del Museo del Vaticano encontrarán una cafetería y un restaurante. La opción más económica es la primera. Ahí podrán comprar pizzas, paninis y refrescos. Por cierto, sólo tienen menús que les incluyen las bebidas (ambiciosos… ¬¬’), no pueden comprar la rebanada de pizza sola.
¿Cuándo ir? Horarios
La Capilla Sixtina y el Museo del Vaticano abre de lunes a sábado, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde… ¡pero ojo! La entrada es posible únicamente hasta las cuatro de la tarde. Así que no se confíen y lleguen a las cinco, porque sólo se quedarán afuera con un palmo de narices :p
Este lugar está cerrado durante días festivos religiosos como el día de la Asunción o el día de Todos los Santos. Chequen en su página todos esos detalles; )
Ah, por cierto, el último domingo de cada mes (siempre y cuando no coincida con fechas especiales) la entrada es gratis ^^
¿Cuánto cuesta?
La entrada al Museo del Vaticano y a la Capilla Sixtina les costará diecisiete euros. Si tienen menos de veinticinco años, sólo pagarán ocho euros.
Pueden también reservar una audio guía o visitas comentadas. Para las visitas guiadas, pueden seleccionar entre diferentes opciones: visitar sólo el Museo del Vaticano y la Capilla Sixtina, recorrer los jardines, conocer el Vaticano y la Basílica de San Pedro, entre otras. Encontrarán todas esas opciones en la página siguiente http://mv.vatican.va/4_ES/pages/z-Info/MV_Info_Orari.html
Pueden comprar sus boletos el mismo día de su visita. Pero si deciden hacerlo así... ¡ármense de paciencia! Porque seguramente tendrán que hacer una larga fila y esperar un par de horas... o si son ricos, tal vez preferirán no esperar y comprar uno de los pases "rápidos" que ofrecen en las filas. Pero atención, porque no estoy segura de que realmente funcionen...
Así que el mejor consejo que les puedo dar es que compren con anticipación su boleto por Internet. No les tomará más de quince minutos (¡vaya, ni diez! ) y tendrán asegurada su entrada a la hora y el día que más les convenga; )
¿Cómo llegar?
Pueden llegar hasta el Museo del Vaticano en metro. Sólo tienen que bajarse en la estación Ottaviano. Saliendo, caminarán no más de quince minutos (tal vez hasta diez, si van rápido) y llegarán ahí.
Algunos consejos extras...
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Atentos a su alrededor, como hay mucha gente puede que haya quienes se aprovechen de la situación para robarles su cartera o su bolsa. ¡Más vale prevenir!; )
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Lleven una botella de agua y algún sándwich, galletas o algo para calmar el hambre mientras dura su paseo. Y es que el Vaticano es tan grande que, como ya les comenté más arriba, uno pasa un buen de horas ahí.
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Empiecen su visita por la mañana. Nosotras llegamos a las once y salimos hasta las cuatro de la tarde. Creo que lo mejor habría sido llegar a las diez para así poder ver toooodas las salas ^^
Para continuar la visita…
Saliendo del Museo del Vaticano y después de haber visto la famosa Capilla Sixtina, así como los cientos de obras de arte del lugar, no pueden terminar ahí su recorrido.
Muy cerca de ese sitio podrán visitar la Plaza y la Basílica de San Pedro. A menos de diez minutos a pie encontrarán esos sitios. Ambos, igual de excepcionales que la Capilla Sixtina y el Museo del Vaticano.
Conclusión…
En conclusión, la Capilla Sixtina y el Museo del Vaticano son dos sitios magníficos que no pueden dejar de visitar de paso por Roma.
Había leído que forma parte de los sitios que todo ser humano debe ver al menos una vez en su vida. Y estoy de acuerdo.
Espero que esta información les haya sido útil y les ayude como guía para su visita a Roma y, más específicamente, al Vaticano.
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