El Teatro de Marcelo es un teatro edificado en la Antigua Roma, parcialmente conservado. Fue promovido por Julio César y acabado por Augusto entre los años 13-11 a. C. Fue dedicado a Marco Claudio Marcelo, sobrino de Augusto, en un acto de piedad, ya que este príncipe murió prematuramente en el 23 a. C., antes de que este edificio se levantase en el Campo de Marte. En el año 17 a. C., cuando las obras aún no habían sido terminadas, Augusto hizo celebrar en el teatro los famosos ludi saecularis, cantados por Horacio. El día de la inauguración Augusto sufrió un ligero contratiempo: el asiento oficial cedió y el emperador se cayó de espaldas.
Se calcula que la cávea (129,80 metros de diámetro) podía albergar entre 15.000 y 20.000 espectadores, convirtiéndose así en el segundo teatro más grande de la Roma de los Césares, por detrás del de Pompeyo. El espacio destinado al coro tiene 37 metros de diámetro; el escenario, del que no quedan restos, estaba flanqueado por dos salas con ábside, de una de las cuales quedan aún en pie una pilastra y una columna. Detrás del escenario había una gran exedra semicircular con los dos pequeños templos.
El material de fachada es travertino de la cantera del Barco, cerca de los Baños de Tívoli, el mismo que el del Coliseo. Y también como en éste las arquerías se revisten de los órdenes clásicos superpuestos, en este caso el dórico (toscano) abajo y el jónico encima.
Fue dañado en el incendio del año 64 y durante las luchas entre Vespasiano y Vitelio y fue finalmente abandonado a principios del siglo IV. Rápidamente fue utilizado como cantera y, ya en el mismo s. IV, sus bloques fueron utilizados para reparar el puente Cestio. En el año 1150 fue transformado en fortaleza, lo que le evitó futuras destrucciones.
En el siglo XIII, el edificio fue ocupado por la noble familia Savelli; en el XVIII pasó a ser propiedad de los Orsini. El hermoso palacio renacentista que ocupa el tercer piso de la fachada externa de la cavea es obra del arquitecto Baldassarre Peruzzi.
El Teatro de Marcelo, tal y como lo vemos hoy, es fruto de una meritoria labor de restauración y liberación de postizos y ocupantes llevada a cabo entre 1926 y 1932.
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