Aunque pongo que hablo de la Universidad de Granada, os voy a hablar en realidad de mi facultad, que ya que tanto hablo de Granada, y no hablo del principal motivo que me trajo hasta aquí.
Mi facultad, en la que ya he terminado mis estudios de grado, es la Facultad de Derecho.
Tiene, por así decirlo aunque estaría mal dicho, dos “sedes”. Me explico: está la propia faculta de derecho que se encuentra en la Plaza de la Facultad y, a pesar de que cuenta con muchas aulas, algunas de ellas muy muy amplias, parece ser que con el paso del tiempo se ha ido quedando pequeña y se ha necesitado aumentar el espacio para el alumnado. Por eso, en Severo Ochoa se abrió un edificio especialmente diseñado para albergar aulas en su interior, y que como no podía ser de otra forma, se lo denominó con el nombre de Aulario de Derecho. Empezaré por este por ser el más simple y fácil de describir.
El Aulario de Derecho cuenta solo con la infraestructura de aulas y servicio de recepción y copistería. También cuenta con Aula de informática y Salas de reuniones, pero en esencia todo lo demás son aulas con la misma estructura interna. Eso sí, todas muy espaciosas.
Sin embargo, lo que es de destacar aquí es la famosa Facultad de Derecho, que según la gente, esta y la de Medicina son las más bonitas que tiene Granada por contar con los edificios con los que cuenta, aunque por votos (incluido el mío propio, cómo no) la de Derecho es mucho más bonita.
Lo que la hace tan bonita es que al ser un antiguo colegio y/o convento, todo allí dentro es muy antiguo, muy señorial, donde predominan los bancos de madera en las aulas (menos las que estás reformadas) y con todo muy grande. Los techos son altos, las aulas grandes, todo rodeado de tapices, escaleras de mármol, tres patios con fuentes y estatuas.
Tiene sala de conferencias, un paraninfo donde se dan conferencias y se presentan muchos cursos, secretaría, servicio de copistería, y ya los distintos departamentos de las distintas asignaturas o módulos.
Había un aula de informática, también de idiomas, sala de estudio y una biblioteca enorme.
La biblioteca era las más bonita de granada, eso sí. Era antigua, estaba llena de estanterías que llegaban hasta el techo y rodeaban la sala, mesas de madera y sillones (no era lo más cómodo para estudiar porque te hacía estar en una postura muy baja con respecto a la mesa) y unas lámparas que colgaban también muy grandes y en la misma línea de todo lo que es la facultad de derecho. Esta biblioteca dejó de existir como tal cuando un verano, hace un par de años hubo un incendio y se quemó gran parte de ella dejándola ya casi destrozada por completo.
Sin embargo, hace poco en las redes sociales se ha ido difundiendo el nuevo aspecto tras la reforma de la biblioteca (que aún no se sabe cuándo estará de nuevo operativa) y la verdad es que ha cambiado mucho su estética pero se ha quedado mucho más bonita que la anterior, aunque siempre está la nostalgia de nuestra biblioteca tal como la conocimos.
La facultad de derecho también tiene cafetería en la planta de abajo, bajando unas escaleras un poco vertiginosas y cuenta con dos plantas más hacia arriba, cuatro en total: las dos superiores, la inferior de la cafetería y la que da a la calle.
Adyacente y con acceso desde esta Facultad está el jardín botánico, que también tiene acceso desde la calle y que cuenta con una variedad de planta “escasa” pero exquisita con todas sus plaquitas identificativas y con siempre alguna que otra visita o gente disfrutando de una buena lectura en uno de sus bancos a la sombra de sus árboles. Había un aula, cuando estaba en tercero de carrera desde la que se veía parte de este jardín, a la que siempre entrabas con una sonrisa por saber que en cualquier momento podías girar la cabeza hacia la ventana y descubrir una bonita vista.