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Placeta Carvajales


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Refugio en Granada

Publicado por flag-es Juan García Madero — hace 10 años

-Perdona, ¿me das fuego?

-Claro

 

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-¿Me invitas tú a mí a un cigarro?

-Sí, claro. ¿Eres de aquí?

-De toda la vida. ¿De dónde vienes tú?

-De Francia. Pero mi madre es italiana.

-Qué bonita mezcla ha resultado. ¿Y qué haces en Granada?¿Estudiante?

-Uf, no. Es un poco complicado. El caso es que siempre había oído decir que era una ciudad muy bella y quería comprobarlo. Y bueno, ahora tenía la oportunidad y aquí estoy.

-De vacaciones entonces.

-No exactamente. Dejé mi trabajo.

-Querías cambiar de vida.

-Supongo que sí. A ver, la verdad es que descubrí que mi novio no me amaba y supongo que salí huyendo.

-Pues huyes al lugar adecuado.

-No lo sé. Supongo que cualquier sitio lejos de donde vivía. Sentía que si no salía, siempre iba a arrastrar un corazón destrozado. Joder, no sé por qué te cuento todo esto.

-Porque estás en Granada, y a esta hora, cuando el sol huye como tú, las confidencias son más naturales, y el embrujo de las calles y sobre todo de esta plaza se hace más fuerte. Ya te irás acostumbrando. ¿Cuánto hace que estás aquí?

-Solo un día. Llegué ayer mismo.

-¿De verdad? No sabes que envida me das. Los primeros momentos en esta ciudad son muy especiales, porque conviven el miedo y los nervios de saber si uno estará bien aquí o no lo estará, con la admiración de ir descubriendo lugares como éste.

-Es muy bonita esta plaza.

-Es mucho más que eso. Es un rincón escondido donde acuden los enamorados. Mira cómo nos vigila la Alhambra. Parece estar haciendo guardia para asegurarse de que la gente es feliz aquí. Es casi religioso sentarse en estos bancos y liarse un cigarro.

-Puede ser, pero no quiero ni oír hablar de amor

-No vas a conseguir eso en Granada. Todo invita a enamorarse, y si te han traído hasta aquí las calles, el Albayzin jugando sus cartas, al final es por alguna razón.

-¿Para que vuelva a enamorarme?

-Sin lugar a dudas. Mira, empieza a llover. Como en una canción.

-¿Por qué como en una canción?

-Porque yo tengo paraguas y tú no. Y si lo abro y te ofrezco quedarte aquí un rato, acabar el cigarro y luego bajar por la calle de las teterías y decirte cuál es la mejor de todas, seguro que querrás acompañarme.

-Sí que vas rápido tú. Ni siquiera sé cómo te llamas.

-Me ofrezco a ser tu guía, a enseñarte que en esta ciudad puedes conocer gente maja en cada esquina, pasar una tarde genial y que no haga falta conocer su nombre o su pasado.

-Bueno, pues yo me llamo Marion, y vale, te acepto la invitación y que me cuentes los secretos de Granada si dejas que te invite yo al té.

-Trato hecho. ¿Sabes cómo se llama este sitio?

-Ni idea.

-Estás en la Placeta Carvajales. Una de las ventanitas del Albayzin. Los grandes balcones y los miradores estás más arriba, pero este sitio, este rinconcito, es algo mucho más íntimo. La mayoría de la gente que llega aquí lo hace como tú, sin saber muy bien cómo y sin buscarlo. Estás en Gran Vía y empiezas a subir como resguardándote del ruido, giras una calle y luego otra y poco a poco el silencio es algo sagrado. Solo se oye el pisar de las piedras y si te fijas, aún sin sorprenderte, la gente pasa susurrando.

Y esta fuente, que parece una acequia del Generalife secuestrada, es en realidad una caja de música, de música y de magia, pues ya verás cuando bajemos, cómo llevas una sonrisa en la cara.

Y siento que no quieras oír hablar de amor, pues es el cemento con el que está construida Granada. Aquí llegan los amantes a mimarse. Y los artistas que portan sus guitarras se sientan como nosotros en estos bancos y le cantan a la Alhambra.

-¿Eres tú un artista?

-No, pero soy granaino, que es casi lo mismo.

-Ya. La verdad es que se está muy bien aquí. Se respira paz en este lugar.

-Lo sé. Y lo más hermoso es que lo puedes llevar contigo. Granada cabe en el corazón. Y sus calles y sus plazas y sus noches y su aire se pueden transportar.

-No sé si yo podría querer así a una ciudad.

-¡Cuántos amigos tengo por ahí perdidos que llegaron aquí sin saber de verdad a dónde venían y ahora no dejan de añorar tantas cosas, este banco donde estamos ahora sentados!

-Te creeré entonces. ¿Vamos a por ese té?

-Claro. Un té ahora y después unas tapas. También tomar unas cervezas es un arte aquí.

Y bueno, bienvenida a Granada.

 

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