Salobreña es un pueblo costero de Granada, y para mí, el lugar más bonito de la costa tropical granadina. Se puede llegar desde Granada capital en autobús.
Incluso antes de llegar al lugar, ya te vas dando cuenta de su peculiaridad, su situación. El pueblo está construido sobre un gran peñón.
Cogimos un autobús urbano para subir a la parte más histórica. Ya de por sí, es curioso cómo el autobús va subiendo por las estrechas y empinadas calles, y por momentos te sentías como en el parque de atracciones utilizando el transporte público.
La ubicación estratégica de Salobreña fue clave para que los árabes construyesen un castillo en su parte más elevada. El castillo se puede visitar y merece la pena porque se pueden apreciar unas vistas impresionantes desde ese punto. También es interesante ver el castillo por fuera y desde diferentes puntos, sobre todo desde el Paseo de las Flores.
El pueblo en general es precioso. Hay que pasearse por sus calles de estilo árabe, con un entramado muy curioso, con casas blancas, con suelos muy peculiares, con flores, con una decoración muy característica. Además, esto te permite adentrarte en las tradiciones y costumbres, conocer más a fondo la cultura y la población local.
En la parte más baja del pueblo, curiosamente, los cultivos tradicionales se extienden junto a la costa. Hay un peñón (uno de los iconos del pueblo) que separa dos playas. Para mí, las dos playas son muy buenas. Recomiendo subir al peñón, es algo que no supone mucha dificultad y permite tener una vista privilegiada de las playas. La claridad del agua me sorprendió.
Me gusta este lugar porque no está abarrotado de turistas pero tiene buen ambiente. En el paseo marítimo hay tiendas y restaurantes buenísimos, donde probar los productos típicos y ver espectáculos en directo.
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