Envigado

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Alejémonos un poco de Medellín, permaneciendo en el Valle. Envigado, al sur, uno de los municipios más ricos del país, se comunica con la ciudad por el Metro, y hace parte del Área Metropolitana. En la frontera entre Medellín y Envigado, al lado del centro comercial La Frontera y de la estación Ayurá, está el Parque Ambiental Bosques de La Frontera (Cr 43A # 18 Sur): treinta kilómetros cuadrados de trópicos silvestres, llenos de mariposas exóticas y de multitudes de pájaros, los cuales, de vez en cuando, se posan tranquilamente sobre el dedo, ambientada la escena por el murmullo de la quebrada; Medellín en todo el poder de su hechizo, la salvajez virginal, al lado de la gris cacofonía de los carros.

Un poco más al sur, está la Casa Museo Otraparte (Cr 43A # 27A Sur-11), museo, centro cultural y bar, dedicado a la memoria de Fernando Gonzáles, escritor, filósofo y diplomático envigadeño, precursor involuntario del movimiento de vanguardia Nadaista. El Brujo de Otraparte, Gonzáles dio su última residencia a la Casa Museo, donde, en una península de helechos en medio del hormigón, la gente piensa y fantasea y habla y toma.

Más al sur todavía, cerca del río y de la estación Envigado, se encuentran el Estadio Polideportivo Sur (Avenida Las Vegas # 46 Sur), el Parque de Envigado (Cr 43 # 37 Sur), y, cerquita, el confidencial Parque del Mango. Resbala en un declive dulce, y, sentado sobre un banco a lo largo de su flanco, un vaso de vino en la mano, uno mira centellear, luces artificiales, todo el sur del Valle. Cerca del parque, el Son de la Loma (Cr 39 # 38S-62), delicioso bar de salsa antiguo, abierto en toda su fachada y suavemente acariciado por la brisa montañera, y el nuevo Parque Cultural Débora Arango (Calle 37 Sur), con su Biblioteca pública.

Subiendo la loma de Envigado, se llega también a la Fonda El Atravesado (Cl 36 Sur # 23-122), rico bar-mirador de cuya terraza de madera los Paisas, jugando parqués (juego de mesa de Colombia) y fumando bareta, dominan a Medellín entera. Luego, es suficiente andar unos kilómetros en carro, y subir un poco más allá de la montaña para encontrarse con la verdadera salvajez, para, sentado en pleno medio de nada, tener la ciudad entera frente a frente y volverse uno la cima misma. Medellín al atardecer se incendia y todo en sí resplandece. Las estrellas del cielo y las estrellas eléctricas de abajo, y el Puente de la 4 Sur mismo, al frente de EAFIT, cuyos cables airosos se tintan en las noches de luces verdes y azules.

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Ahora vamos a alejarnos un poco de Medellín pero sin llegar a salirnos del Valle. Envigado es uno de los municipios más privilegiados de Colombia, cuenta con su propio ayuntamiento aunque está conectado con el metro de Medellín y sigue formando parte de su zona metropolitana. En la frontera entre Medellín y Envigado, justo al lado del centro comercial La Frontera y de la estación Ayura se encuentra el Parque Ambiental Bosques de la Frontera (Cr 43A #18 Sur). Cuenta con 30 km² de trópico salvaje repleto de todos los tipos de mariposas que te puedas imaginar y de tantas aves que ni se pueden contar, es posible que hasta que vayan volando hasta posarse cuidadosamente en tu dedo. Es sin duda el lugar con más encanto de Medellín, el contraste perfecto de salvajismo totalmente virgen con la cacofonía gris y los tubos de escape.

Un poco más al sur se encuentra la Casa Museo Otraparte (Cr 43A #27A Sur 11), es un museo, centro cultural y bar dedicado a la memoria de Fernando Gonzalez, escritor, filósofo y diplomático de Envigado, electrón libre y seguidor del movimiento de vanguardia nadaísta (nada viene de nada). Gonzalez, también conocido como el Brujo de Otraparte (de ahí el título), cedió su última casa a la Casa Museo, es como una isleta de helechos que hay en el medio de la civilización y a donde la gente va a pensar, soñar, hablar y beber.

Un poquito más aún al sur, cerca del río y de la estación Envigado se encuentra el Estadio Polideportivo Sur (Avenida Las Vegas #46 Sur), el Parque de Envigado (Cr 43 #37 Sur) y justo al lado un parque privado, el Parque del Mango. Está situado sobre una ligera cuesta y si te sientas en un banco de los que hay en las zonas laterales con un vaso de vino en mano podrás ver los destellos de la tenue luz que desprende el sur del Valle. Junto al parque está el Son de la Loma (Cr 39 # 38S-62), un antiguo bar de salsa de ambiente retro que tiene la fachada totalmente abierta y al que acaricia la suave brisa de las montañas. También está el Parque Cultural Débora Arango (Calle 37 Sur), totalmente nuevo, y la Biblioteca Pública.

En lo alto de Envigado está El Atravesado (Cl 36 Sur # 23-122), un bar-mirador que cuenta con una terraza arbolada en la que se ponen a jugar los paisas al parqués (así es como se llama allí al parchís) con un cubilete en mano en lo más alto de Medellín. Luego, basta con seguir subiendo unos kilómetros más por la montaña para poder llegar hasta el principio de todo, la nada y a la vez el todo, tener la ciudad a tus pies y poder ser tú la cima de todo. Anochece sobre Medellín y se enciende todo su resplandor. Por un lado están las constelaciones del cielo y por otro lado las constelaciones artificiales, entre estas últimas está el Puente de la 4 Sur, justo frente al EAFIT, cuyas suspensiones se iluminan con infrarrojos y con luces ultravioletas.