El Metrocable

Al noreste de la ciudad, uno puede, bajando del metro a la estación Acevedo (3 estaciones después de Universidad, 2 después de Caribe, la estación del Terminal Norte), sobrevolar la ciudad y las montañas con el Metrocable. Primero se aterriza en Santo Domingo, barrio popular a falda de montaña, antaño famoso por las miles de víctimas de la violencia, hoy por su biblioteca, Parque Biblioteca España – Santa Domingo Savio, y por las iluminaciones de navidad extravagantes y deslumbradoras de sus fachadas. Es, como la Comuna 13 o Barrio Antioquia, como también otros barrios más adinerados, Belén o Itagüí por ejemplo, una representación verosímil de la verdadera Colombia: en las calles la gente vive, come, charla, baila. La alegría deja de ser solo una idea. La comunidad deja de ser solamente palabra. 

El Metrocable es un verdadero avance social que une a la ciudad a los habitantes de un barrio que por su geografía podría considerarse inaccesible. Permite también, alejándose un poco más de la ciudad, ensimismarse en el bosque virginal del Parque Arví. El hechizo de Medellín es un juego de las montañas: a la vez ecuatorial, caribeña y andina, el equilibrio funambulesco entre altitud y latitud logra la perfecta dulzura de la primavera perpetua. Y si, caminando por sus calles los árboles son selváticos, un poco más arriba, apenas un poco más en las montañas, infinidades de pinos evocan a los cuentos de hadas europeos. El Parque Arví es uno de esos lugares de ensueño, donde se podría vagar, eternamente.