Noir Chocobar
¡Hola mundo!
Todo empezó hace tres años, el día de mi cumpleaños. Dos de mis mejores amigas de la universidad me esperaron en la puerta de mi facultad al terminar mis clases. Sospeché que estarían tramando algo raro pero confié en ellas y accedí a su propuesta. Me pidieron que cerrara los ojos y no los abriera hasta que llegara a donde me iban a llevar. Creo que la mitad de Budapest pensaría de mí que estaba loca, caminando con los ojos cerrados y de la mano de mis chicas. Ellas me hacían de guía y yo las seguía. No pudimos parar de reír en todo el día y nos lo pasamos genial. Fue muy divertido, tenía que confiar en ellas plenamente y dejarme llevar a donde fuera que me estuvieran llevando. Pero, para ser sincera, creo que sabía lo que esperarme de estas amigas mías tan creativas. Estaba muy emocionada con la sorpresa y sabía que sería genial.
Soy una golosa y me vuelve loca el chocolate y la primera impresión que tuve nada más llegar a la escalera que nos bajaba hasta nuestro destino (todavía con los ojos cerrados), fue que este lugar me representaba al 100 % porque ya desde la escalera me empezó a invadir un intenso olor a chocolate. Entonces mis amigas me dejaron abrir los ojos y pude ver el cartel sobre nuestras cabezas: "Noir Chocobar".
Noir Chocobar es el único e inigualable bar de chocolate en Budapest. Está ubicado en el distrito VI (el más bonito en mi opinión), cerca de la Ópera Nacional de Hungría y de los ruin pubs (en las calles Nagymező, Király y Dob), en el corazón de la ciudad, donde se encuentran las líneas 4 y 6 del tranvía y el metro amarillo (nº 1). Este local especializado en el chocolate y a las delicatessen, se fundó en el año 2005. El local está en un sótano, bajo tierra, y desde fuera no llama mucho la atención, al igual que en su sencillo interior, pues no es ahí donde reside su poder. Sofás marrones, mesas oscuras, decoraciones sencillas y modestas, velas aromáticas de chocolate (por supuesto) y dibujos en la pared (con motivos de chocolate). Así se ve el lugar. La atmósfera es tranquila y agradable. El espacio queda en bastante penumbra, solo las velas y pequeñas lámparas lo iluminan, lo que hace que sea un lugar perfecto para citas y para un grupo reducidos (entre 4 y 5 personas). Es romántico y sensual. Tras este ambiente tan agradable se esconde el paraíso, otro universo, otra dimensión. La particularidad de Noir Chocobar es el chocolate en sí. En una dimensión la que los oídos y los ojos son irrelevantes, solo tienes que dejar que tus sentidos del gusto y el olfato hagan su trabajo. ¡Qué sensación tan dulce!
Noir Chocobar es un local exclusivo y exquisito. ¡Sea bienvenido el público más sofisticado! Servirse una "comida" en el Noir Chocobar es un placer algo caro. Pero una vez al año o para ocasiones especiales no tiene por qué hacer daño. Hay postres de todo tipo: calientes, fríos, helados, sólidos y líquidos. El único problema al que nos tuvimos que enfrentar fue que no sabíamos qué elegir de entre todas las especialidades. Tras casi media hora después de dudar, nos decidimos. Pedimos un chocolate caliente con aroma de ron y nueces, un batido de chocolate con naranja y almendras y chocolate de Sudamérica.
Noir Chocobar ofrece a sus invitados terapia para el alma. Aunque dejemos a un lado los efectos que este lugar causa en el cuerpo y las calorías que se acumulan. Veamos lo que pueden servir aquí. Por ejemplo, chocolate con alto porcentaje de cacao. El chocolate está muy concentrado y por eso sirven muy poca cantidad. Además, hay un montón de tipos de cacao de varias partes del mundo: Perú, Ecuador, Madagascar, Costa Rica.... Y luego podemos pedir una fondue de chocolate, que es chocolate fundido en el que se pueden mojar frutas, galletas, tarta o incluso onzas de chocolate.
Una de las especialidades de la casa son los postres. Puedes elegir postres tradicionales húngaros o de fusión. El criterio más importante es que todos ellos contengan muy concentrado el sabor del cacao, ya sea una mousse de chocolate, helado, chocolate fundido o chocolate caliente. Estas delicias se suelen combinar con nata montada, frutas, ron y frutos secos.
El cuarto capítulo va de chocolates calientes. Impresionantes tazas de chocolate caliente y cuidadosamente decoradas con nata montada, cacao en polvo, trocitos de chocolate belga y mucho más. Además, hay un amplio surtido de sabores con los que combinar el chocolate, desde lavanda a nubes de azúcar, grosellas, pistachos, sal (¡sal! ), picante, jengibre y la lista no acaba ahí. Seguro que ya conocéis el Toblerone, los M&M's, los Bounty, los Snickers o el chocolate con menta de After Eight. Pues aquí encuentras todos esos sabores en su forma líquida, con trocitos de chocolate sumergidos.
Y buenas noticias, por último tenemos los chocolates calientes con alcohol y las especialidades de chocolate helado con Bailey's, whisky, licor, unicum (un licor de hierbas típico de Hungría), ron y vodka. Por supuesto, si te apetece algo más normal, algo a lo que ya te sea familiar, puedes pedirte algún batido, algún frappé o té de algún tipo; pero creo que vale la pena probar otros sabores más exóticos. ¡Anímate! ¡Está guay aventurarse y retar al paladar y a las papilas gustativas! Estoy súper agradecida de que mis amigas me organizaran esta sorpresa.
Gracias por leerme,
Dora
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