PARA LOS ERASMUS MÁS ATREVIDOS
53 kilómetros y muchas montañas que subir. En esta competición solidaria de Trail running superarás todos tus límites, tanto físicos, como mentales. También vas a disfrutar de unas vistas únicas de Cartagena (Ciudad anfitriona), desde las murallas y montes más importantes de la misma (castillo San Juan, castillo Galeras, monte Roldan...)
Mi experiencia en 2015.
Aún no sé en que momento se me pasó por la cabeza correr 53 kilómetros por la montaña, pero sin duda fue la mejor idea que jamás se me ha ocurrido.
Estaba en el gimnasio como otro día cualquiera cuando ví el cartel de la competición. Pensé "que cojones tienen los que la hacen" seguidamente apareció una idea fugaz que me sugirió presentarme, no le hice mucho caso pero aún así pregunté por el grupo de mis amigos por si alguno se apuntaba y me obligaba a hacerlo.
No, ninguno estaba loco. Eran 53 kilómetros, por la montaña, y con menos de 5 meses de preparación. ¡Me apunto! Has leido bien, ese mismo día busqué la página web y me apunté.
La carrera, al ser muy famosa, excede el número de participantes. Por lo tanto, aún apuntandote debes formar parte de un sorteo. Finalmente, si te eligen como uno de los locos que van a lanzarse a subir montaña, no hay vuelta atras.
Mi entrenamiento empezó siendo una broma. 5 kilometros en una maquina de correr, 6 en la calle, 5, 6... mi máxima marca había sido 11 kilometros. No era consciente de lo que me venía encima hasta que: enhorabuena, estás dentro de la prueba.
En un mensaje me felicitaban por tener que correr 53 kilómetros por la montaña, gracias supongo. Los nervios empezaban a florecer, y con ellos, la calidad de mi entrenamiento debía aumentar. 10 kilometros por el monte lanzamiento de higado, 13 kilometros golpeo de pulmones indoor, había algo que se repetía en mi cabeza cuando volvía de entrenar, esto es imposible.
Notaba gran mejora, pero sin duda 53 kilómetros los veía en un pico demasiado alto hasta que...
Una tarde donde mi cabeza volvió a fallar en cuanto a razonamiento de la norma. Decidí que era buena idea ir corriendo solo hasta el monte más cercano de mi pueblo, aproximadamente unos 7-8 kilómetros. Con ello conllevaría la vuelta (14 kilómetros mínimo) por pura obligación debía volver a casa y terminar el entrenamiento.
No sabía lo que hacia. Lo que empezó como un entrenamiento normal, se me fue completamente de las manos. Al llegar allí se me hizo de noche, no sabía como volver y no tenía ninguna señal reflectante. Empecé a moverme por carreteras secundarias para evitar cualquier tipo de peligro, no tenía ni idea de si era la dirección correcta o no, pero no podía meterme por carreteras muy transcurridas pues correría rodeado de coches de noche (mala idea). Saltandome todos los imprevistos que encontré esa tarde/noche, aparecí en el pueblo más cercano, solo quedaba regresar a casa.
Finalmente, el entrenamiento habían sido nada más y nada menos que 25 kilómetros ¡Y no estaba echando el higado por la boca! Desde ese momento, supe que todo era posible, solo necesitaba ponerme la obligación y continuar creyendo.
Llega el día de la prueba.
Zapatos puestos, estiramientos realizados, cordoneras atadas y a correr 53 kilometros.
La gente animaba, gritaba, y te dabas cuenta de que formabas parte de esos locos que querían completar una carrera de 53 kilómetros por la montaña. Todo era un arcoiris, las fuerzas estan al 100%, las ganas al 100% y no hay quien te pare.
Recorrer los primeros 10 kilómetros sin ningún tipo de problema, sonriendo, saludando, con la visión perfecta de que todo iria bien. El ambiente es inigualable, cuando estás ahí dentro, cuando empiezas a restar kilómetros, te crees que puedes con todo.
Pero entonces... todo falló. Kilómetro 23 de carrera empezaron a darme tirones musculares, nunca jamás había tenido este problema y había llegado a correr hasta 25 kilómetros en mis entrenamientos. En ocasiones, la vida no te plantea las cosas como tu las tenías planeadas.
Llegó un momento en el que no podía más, mi cuerpo se volvió un palo, mis piernas rijidas y mi cabeza chirriaba (esto no puede estar pasando). Intentas caminar y te dan tirones, intentas estirar y te dan tirones, intentas pensar y te dan tirones. Era imposible avanzar, o eso pensaba.
Paso a paso, moviendome las piernas con las manos, decidí que esa carrera la tenía que terminar como sea. Era más que una simple competición, era la imagen de que si quería algo en la vida, si tenía el viento de cara y todo iba en mi contra, lo conseguiría. Si de verdad quieria algo, por mal que estuviese la situación, acabaría consiguiéndolo.
Seguí andando, la gente me animaba y mi cabeza no paraba de repetirme "un paso más, un paso más"
En esta imagen soy el hombrecito de naranja fosforito que se ve al fondo. Cabeza hacia abajo mirandome las piernas que no funcionaban, pero sin pararme. Poco a poco seguí avanzando. En algunos momentos corría y en otros andaba, pero no me frenaba.
No sabía cuanto tiempo me iba a llevar esta carrera, ni siquiera cuanto dolor, pero la tenía que terminar, no era solo una carrera.
Los minutos pasaban, los kilómetros iban descontandose, las fuerzas y la motivación cuesta arriba pero ahí seguía el dolor. Creo que era una metafora perfecta de todo lo que iba a acontecer, de todo lo que venía después de esta carrera, de mi erasmus y de como lo conseguí, de los momentos bajos apuntando alto y de todo lo que te encuentras día a día.
Un paso más Luis, un paso más. Mis pensamientos empezaron a convertirse en palabras y todo lo que pensaba lo decía en voz alta. Yo creo que más de uno allí me quería matar del follón que estaba dando, pero lo tenía que hacer, me autoconvencía de que lo lograría, si quieres puedes era el plan.
Cuando estaba bajando el primer monte no me lo podía creer ¡¡Lo había conseguido!! Todo estaba con el viento en contra, todo lo que podía salir mal salió mal, excepto mi actitud. La actitud es lo que os va a llevar a conseguir todo lo que queráis.
¡¡Entra en meta con el dorsal 1497 Luis Martínez Soto, con un tiempo de 9 horas 00 minutos!!
Lo había conseguido, estaba ahí, yo no lo sabía pero mi manera de pensar había cambiado. Una locura lleva a otra como un efecto mariposa, y esta locura me llevaría a intentar conseguir mi erasmus por mi propia cuenta. Ya os contaré la historia.
MI EXPERIENCIA EN 2016
¿Pensabais que mi locura había acabado? Creo que siempre tendré de sobra para una aventura más.
No contento con haber sufrido durante 9 horas el año anterior, este año quería vivir de nuevo esa carrera para locos 53 kilómetros y unas cuantas montañas para recorrer.
Este año era diferente, muchísimo más preparado que el anterior, salía a entrenar 15 kilómetros diarios y volvía a casa dando saltos sin ninguna fatiga ¿Volvería a sufrir tanto como el año pasado?
Semanas antes de la carrera Bryan Domingues me dijo que quería correrla junto a mi, no puedo estar mas orgulloso de eso. Si mi mentalidad no se puede comparar muy bien con la normalidad, la de Bryan estaba a cien años luz. Este loco había recorrido casi toda España en bicicleta. Murcia - Malaga para ver a su hermana, Murcia-Santiago de Compostela... ¿Estamos locos? Bueno, supongo que la respuesta es si, no seguíamos mucho la media de cordura.
Día de la carrera.
Recordabas todos los tirones que te habían dado el año anterior, lo duro que había sido, pero también recordabas que si te lo propones no hay quien te frene.
Empiezas a darle el follón a Bryan sobre todas las experiencias que le esperan en esta carrera, lo bien y lo mal que lo vamos a pasar. Empiezas a correr y te das cuenta de que todo es diferente, ya sabes lo que va a pasar, ya tienes la visión de la carrera y sabes lo que tienes que hacer en cada momento, ya habías estado allí. Subes las primeras montañas y como nuevo, corres, hablas incluso gastas bromas en los primeros 15 kilómetros pero entonces... ¡¡Luis me duele mucho la rodilla!!
Bryan iba a pasar la misma carrera que pasé yo en 2015, dolores insoportables, cabeza chirriando y unos 35 kilómetros para poder terminar la carrera. Codo con codo empezamos a descontar kilómetros, Bryan más fuerte que yo me decía que no me frenase, que el podía continuar mi ritmo pese al dolor.
Por suerte, toda la carrera para mi continuó sin ningún tipo de problemas, no noté ningún contratiempo. Pero Bryan... que mal lo estaba pasando, no me podía separar de él. Eso hice, eso hicimos, los dos codo con codo recorrimos todos los puntos de control, algunas veces apoyados el uno al otro, otras veces parecían que las energías volvían, pero al final...
¡¡Entran en meta abrazados Luis Martínez y Bryan Domingues!!
Lo habíamos logrado, juntos, con contratiempos y sin ellos. Estabamos allí ¿por qué? porque teníamos claro que llegaríamos, que lo conseguiríamos. Teniamos claro lo que queríamos y fuimos a por ello.
Reflexiones.
La primera reflexión es muy simple, si vas a hacer tu erasmus en Murcia, esta carrera puede cambiar tu forma de ver las cosas. Vas a disfrutar de mil paisajes de la ciudad de Cartagena, vas a sudar y te vas a conocer a ti mismo. Al fin y al cabo, esta es una de las cosas bonitas del erasmus, conocerte a ti mismo.
Por otro lado, hay muchas más reflexiones que podría sacar de esta carrera. Si estas seguro que quieres irte de erasmus, es uno de tus sueños, pero tienes todo de cara para poder hacerlo. No te preocupes, lo unico que tienes que hacer es trabajar y seguir buscándolo, si de quieres algo de verdad con todas tus fuerzas, ponle trabajo y empeño, si no llega que no sea por ti.
Para que os hagáis una idea, yo no tenía un solo euro para poder irme de erasmus, mis padres me dijeron que era decisión mia, y, por lo tanto, me lo tendría que pagar yo ¿Cómo lo haría? os lo contaré más adelante.
Si tu sueño es irte de erasmus, lucha por ello y no dejes que nada te diga que no puedes hacerlo. No hace falta ser rico, ni tener los mejores destinos entre los que puedas elegir, lo unico que hace falta es ganas.
Como dice Vetusta Morla "No hay colisión, ni ley, ni gravedad. Que te pueda hacer caer, aunque tiren a dar"