Águilas

¿Cansado de la descripción de los típicos lugares de España?

Prepárate para descubrir un lugar único en el sureste español; un lugar del que probablemente nunca habías oído hablar. Habrás leído descripciones de cientos de lugares, experiencias de todo tipo, pero ¿alguna vez te han descrito un lugar a través de los 5 sentidos?

Hoy os invito a visitar Águilas, municipio de la Región de Murcia, situado en la Costa Cálida (Mar Mediterráneo). Con esta guía, además de mostraros los atractivos turísticos más significativos del lugar, pretendo aportar un valor añadido: en este caso, dar el máximo protagonismo a las sensaciones.

Escucha

En este viaje a través de los sentidos, es necesario empezar por el oído. Probablemente, nada más llegar a Águilas, oirás a las incesantes gaviotas que patrullan la ciudad, con sus nidos en lugares tan emblemáticos como el castillo de San Juan de las Águilas y la Isla del Fraile, junto al embarcadero del Hornillo. Nuestras pequeñas amigas nos guiarán en todo momento en la visita a este pueblo costero que tanto nos gusta.

Nadie puede discutir que el sonido de las olas rompiendo en la orilla es el mejor para una buena siesta en la playa, pero… ¡Un momento! ¿Y esa música? ¡Es música de carnaval!

Efectivamente, Águilas es ampliamente conocida por sus carnavales, declarados de Interés Turístico Internacional. Las calles se llenan en febrero de buen ambiente, alegría, música y colores para dar la bienvenida a la cuaresma. Sin duda es algo que no os podéis perder si decidís visitarla.

Un sonido que todo el que visita Águilas debe conocer es el del agua danzando en la fuente más emblemática: “La Pava de la Balsa”, situada en el centro de La Glorieta, plaza principal de Águilas, de ocho calles y de estilo colonial. Es junto a esta plaza donde se encuentran los bares de copas más destacados, con el incesante bullicio de nuestros paisanos.

También podréis disfrutar de los maravillosos conciertos que se llevan a cabo en el Auditorio y Palacio de Congresos Infanta Doña Elena, situado en primera línea de playa, donde concluye el paseo marítimo de la Bahía de Levante.

No podemos acabar este viaje a través de los sonidos aguileños sin escuchar el pitido del silbato y el balón de fútbol. Águilas es una ciudad futbolera, con uno de los clubes más antiguos de España. Su estadio, El Rubial, es el segundo campo más antiguo de la geografía española, inaugurado en 1913. Si visitamos el Museo del Fútbol Aguileño descubriremos que Águilas fue de los primeros lugares donde se practicó el fútbol en la península. Un auténtico templo de este deporte.

Siente

Continuamos nuestra visita a través del tacto, y no podría ser de otra manera que descalzándonos para pasear por la orilla de las playas de Águilas. Sentiremos los distintos tipos de arena de las 35 calas que se extienden a lo largo de su costa: desde la más fina arena de La Carolina hasta las zonas rocosas de las innumerables calas salvajes, con diferente grosor y color, pasando por los pequeños granos de piedra que dan nombre a la playa del Arroz.

Una de las playas que más me gusta es Playa Amarilla, llamada así por el tono ocre que refleja la arena con la luz del sol de poniente. No sólo está caracterizada por ello, sino que al frente de la misma se alza una de las maravillas de nuestra joya del Mediterráneo: la Isla del Fraile, que destaca por sus ruinas y sus restos fenicios y romanos.

Es también necesario introduciros un poco en la rica historia de este municipio, para que seáis partícipes en primera persona de lo que, décadas y siglos atrás, ocurrió sobre la misma tierra que pisamos en estos momentos. Son por tanto paradas obligatorias durante vuestra estancia el ya comentado Castillo de San Juan de las Águilas, el Museo del Ferrocarril, el embarcadero del Hornillo, la Torre de Cope, el Museo Arqueológico y el Museo de las Termas Romanas.

Por último, para disfrutar durante gran parte del año del envidiable clima mediterráneo que nos brinda Águilas, dos clubes náuticos ofertan cursos de amplia gama de actividades acuáticas para descubrir el Mediterráneo desde otras perspectivas. El buceo, la vela y la piragua son actividades que no te puedes perder.

Huele

Comenzamos la caminata a través de este sentido acompañándoos a lo largo de nuestras dos bahías, comenzando desde el inicio de la bahía de Levante, situada al este del Castillo de San Juan de las Águilas y encabezada por el enorme faro junto a la ladera de su montaña. ¿Hueles eso? Es probablemente el olor a pescado frito y salazones procedente de la Lonja y del restaurante que la corona.

Si dejamos de percibir este delicioso olor será porque estamos terminando de recorrer el puerto y de advertir algunos de sus barcos más señalados, para introducirnos ahora en el paseo de Parra, a escasos metros del olor a sal y arena del mar. Posteriormente os encontraréis con una imponente edificación que no es ni más ni menos que el moderno Auditorio y Palacio de Congresos Infanta Doña Elena, que a lo largo de todo el año acoge numerosas actuaciones. Finalizará la bahía con una destacada figura tallada en roca por la caprichosa naturaleza, El Pico de la Aguilica, del que cuentan muchos historiadores se obtuvo el nombre de nuestra tierra.

¡Pero el paseo aún no ha acabado! Al otro lado del castillo comienza la segunda bahía de Águilas, en este caso la bahía de Poniente, que tras más de un kilómetro de playa nos conduce hasta el hotel Puerto Juan Montiel, hotel referencia del municipio, junto al puerto náutico que lleva el mismo nombre.

Si no queremos abandonar aún el olor de la costa podemos continuar más allá del hotel para dirigirnos al Paisaje Protegido de Cuatro Calas a través de una hermosa ruta en la que encontraremos varios búnkeres de la Guerra Civil dispuestos en lo alto de vertiginosos acantilados, aunque algo mal conservados.

Pero no todo iba a ser costa, pues Águilas también cuenta con numerosas montañas y cabezos entre los que os recomendamos planear alguna ruta, concretamente en Lomo de Bas, de la mano de su inseparable olor a plantas aromáticas.

Saborea

Es hora de tomarnos un descanso y reponernos de una dura jornada, y para ello también hay que saber escoger bien. En Águilas la carta es muy variada y más sobre todo si nos introducimos de lleno en la gastronomía marina, con restaurantes de renombre como El Faro, La Veleta, Las Brisas o El Tiburón; pero si queréis hacer un hueco a las especialidades de nuestra tierra es visita obligada el bar de Felipe, junto al puerto deportivo, y degustar el pulpo seco. No dejes de acercarte a los bares el Refugio y el Rincón Marinero, ambos muy lugareños y con una oferta gastronómica de productos del mar muy buena y a precios muy asequibles.

Por otro lado, algo que casi con total seguridad jamás habéis probado es la famosa cuerva aguileña, bebida por excelencia del carnaval, mezcla de frutas e ingredientes que os invito a que conozcáis por vuestra cuenta. Si es conocida como “la bebida de los dioses”, ¡por algo será!

¿Os apetece disfrutar del café a media mañana en un lugar con encanto? Entonces no lo penséis dos veces a la hora de visitar el Rincón de Casuco, con su jardín frente a la playa del Hornillo, con un mosaico al más puro estilo Gaudí, formado por miles de azulejos.

Ve

Sin duda el punto fuerte de esta tierra mediterránea. Son innumerables los miradores que vigilan Águilas desde las alturas, pero hay que destacar las vistas desde los Molinos de Sagrera y Los Alacranes, desde el Castillo, el mirador del Hornillo, el paseo-mirador del Puerto, el embarcadero de Calabardina…

Otro plus que tiene Águilas viene desde lo más alto. Hablamos del cielo. Con una contaminación lumínica ínfima permite disfrutar de una maravillosa panorámica estelar tumbados en la arena durante las largas noches de verano. Para ello y según mi experiencia destaco la cala de la Torre de Cope o la playa del Hornillo, con el enorme embarcadero que la cierra, ¡pero hay muchas más!

Otro elemento que satisfará sobradamente las expectativas que os imponga este sentido es la belleza de las calas aguileñas. Aunque un poco alejadas del centro, conviene visitar las Cuatro Calas (Calarreona, La Higuerica, La Carolina y Cala Cerrada). Esta última es conocida por los lugareños como la playa de los “Cocedores”, y existe polémica con respecto a si pertenece a Águilas o a Pulpí (Almería), pues la frontera se sitúa a lo largo de la misma, dividiéndola entre los dos municipios. Es también digna de admirar La Galera y la Playa del Abejorro, cerca de las que encontramos restos de un antiguo muelle romano.

Aquí llega el final de nuestro viaje. Espero que hayáis disfrutado tanto como yo recorriendo a través de los sentidos esta pequeña maravilla de la costa del Mediterráneo. Antes de acabar quiero dar las gracias a mi buen amigo Mario Navarro , fotógrafo excepcional, por haberme proporcionado la gran mayoría de estas fantásticas fotografías de nuestra tierra.

¡Nos vemos por Águilas!