El perfecto bar de tapas donde podéis ir cuando la nostalgia os invada.
¿Dónde está?
El bar se encuentre en Grand Rue, el número 77. Es una calle del centro bastante transitada, así que no os será difícil encontrarlo.
Precios
Como en todos los restaurantes de Estrasburgo, los precios van a ser bastante más elevados que en España. Aun así, Tu casa es mi casa, no es excesivamente caro. Nosotros comimos (sin postre), por aproximadamente veinte euros y no nos quedamos con hambre.
¿Qué se puede comer?
Es un bar español, pero en Francia, así que os vais a encontrar las tapas más típicas, como tortilla de patatas, calamares a la romana, patatas bravas, croquetas, jamón serrano, queso, etc…
No estoy segura porque no me acuerdo bien, pero creo que de comer lo único que sirven son tapas. Así que no esperéis comeros allí una paella mixta, ni un cocido madrileño.
Además, creo que sirven cócteles y otras bebidas alcohólicas, pero creo que la mayoría de gente va a comer o cenar.
Horarios
Por alguna razón extraña, la mayoría de los restaurantes y bares en Estrasburgo solo abren por la tarde. Así que si queréis ir a Mi casa es tu casa para comer, tiene que ser un sábado.
El bar abre todos los días, es decir, de lunes a domingo desde las 17:00h hasta a la 1:00h de la madrugada. Excepto los sábados que también abre por la mañana de 11:00h a 1:00h.
Decoración
Lo cierto es que el bar por dentro recuerda totalmente a cualquier bar de España, donde en vez de mesas hay barriles (también hay mesas), taburetes, los jamones cuelgan del techo, etc… También está decorado con adornos típicamente españoles y algo clichés, con algún torero por ahí.
En general, me gustó mucho y era un sitio bastante acogedor para irse de rollo informal a tomar algo (como en España vaya).
Experiencia
Creo que es necesario decir, que aunque sea un bar español, no todos los camareros hablan o entienden español. No hay que olvidarse de que estamos en Francia.
Digo esto, porque estando allí vi varias mesas con españoles que insistían e insistían en hablarle en español a la pobre camarera que no entendía lo que aquellos señores mayores querían decirle. Fue una situación un tanto vergonzosa, y como española que soy no me sentía muy a gusto con el comportamiento de los españoles.
La comida en sí estaba bastante buena. Evidentemente como las croquetas de la abuela no son, pero no estaban para nada malas. Al igual que el resto de las tapas que probé.
A pesar del pequeño incidente, y del follón que tenía la chica (que estaba sola trabajando) con tantos clientes, mi experiencia fue bastante positiva y volvería a repetir sin duda.