Una cosa que me sorprendió mucho al llegar a Estrasburgo, es que aquí no suele haber pizzerias en el sentido de restaurantes de comida rápida, como por ejemplo el Telepizza o el Domino’s pizza en España.
No os confundáis, sí que hay Domino’s y Pizza Hut por ejemplo, pero la diferencia es que normalmente no tienen mesas para sentarse allí a tomarte la pizza, y si tienen son una o como mucho dos. A lo que me refiero, es que no tienen la misma costumbre que nosotros de comer allí la pizza (como comida rápida), y que prefieren pedirla para llevar o que se la lleven a casa.
Lo que sí hay es muchos restaurantes formales donde puedes pedir pizza, pero donde la pizza pequeña puede costar unos 15€ y eso si solo lleva dos ingredientes.
Yo con todo mi antojo de comer pizza, decidí ir por primera vez a la Pizza de Nico, que es la única pizzería que se suele ver por Estrasburgo. Los precios de las pizzas son efectivamente bastante más elevados que en las pizzerias a las que yo acostumbro ir en España. Así que por ahorrarme unos euros, decidí pedirme la pizza más simple que había: la margarita tamaño normal (masa + tomate + queso).
La pizza en sí era relativamente grande, y para una persona que no sea muy comilona es suficiente de sobra. Sin embargo, aquella vez, por miedo a gastar mucho dinero, decidí compartir la pizza. Aun así, no me quedé con hambre, pero sí que podría haber comido mucho más.
Y bueno, la pizza estaba buenísima, tengo que reconocerlo. Era sencilla, como he dicho, no tenía más de dos ingredientes, y no sabría decir qué era exactamente pero estaba realmente buena (o quizás era mi antojo sumado al hambre que tenía).
Bueno tras esta buena experiencia con la Pizza de Nico, allá por septiembre, no decidí volver a entrar a esa pizzería hasta hace poco, lo cual es raro, teniendo en cuenta que yo suelo comer muchas veces fuera de casa. Pero sí, de nuevo el antojo de pizza me hizo caer en las garras de la Pizza de Nico. Solo que esta vez, tiré la casa por la ventana (xD) y decidí pedirme la pizza que más me llamase la atención de toda la carta, sin fijarme en el precio. Como podréis imaginaros no fue una elección muy fácil, pero me decidí por la poulette. Aquí os dejo una foto:
Aunque la disfruté muchísimo, no me pareció tan buena como aquella margarita que probé a principios de septiembre. Esta llevaba pollo, pimiento, queso, tomate y no sé si algo más. El caso es que esperaba que me gustase mucho más, ya que llevaba más ingredientes y se trataba de ingredientes que a mí me encantaban.
Para que veáis, que la clave está en las expectativas que llevamos a los sitios. Expectativas bajas, realidad positiva; expectativas altas, realidad decepcionante.
Desde entonces, no he vuelto a La Pizza de Nico, pero tengo claro que volveré, pues aquella segunda vez que fui, me fijé en la pizza del vecino y vi que era una “especialidad” alsaciana. Lo que significa que en vez de ser una pizza a base de tomate, era a base de nata, y llevaba bacon y cebolla, algo parecido a una tarta flambé, la cual tenéis que probar si aún no lo habéis hecho.
En resumidas cuentas, que vi la pizza del hombre de al lado, me llamó la atención y quiero volver solo para probarla.
Y bueno, ahora que ya llevo más tiempo en Estrasburgo y que estoy más habituada a ver los precios de las cosas, ya ni me parece un sitio tan caro como al principio, así que ¿por qué no? Si queréis una pizza “barata”, o al menos de las más baratas que se pueden encontrar por aquí, ve a la Pizza de Nico.
¿Dónde?
Ah que se me olvidaba, yo conozco tres restaurantes diferentes de la Pizza de Nico, uno en el centro comercial Rivetoile, otro al lado de Homme de Fer, y el último que conozco está en Esplanade, justo al lado de la universidad, para tentarte cada mañana que pases por al lado.