Tuve la oportunidad de ir a esta exhibición con una amiga austriaca y estudiante de diseño también, que me lo sugirió porque tenía que hacer un trabajo sobre Olafur Elliason. Antes de la exhibición no sabía nada de este artista así que pensé que sería mejor ir con alguien familiarizado con el contenido de la exhibición. Decidimos ir juntos el 5 de enero, un día festivo (Holy Three Kings), así que el miércoles tendríamos un pequeño descanso del trabajo (aunque para mí fue una de las semanas más estresantes).
Cogimos el tranvía 2 para llegar a Karlsplatz y caminamos un rato hasta encontrarlo. Aquí voy a compartir algo de información que podría interesaros.
¿Cómo se llega al Palacio de Invierno Belvedere?
Se encuentra en Himmelpfortgasse 8 en el Primer Distrito. Está muy cerca de Stephansplatz y Karlsplatz (con la Ópera), aproximadamente en medio. Desde allí tienes varias opciones:
- Coger el U-Bahn U1 y bajar en la estación Stephansplatz o en Karlsplatz
- Coger el U-Bahn U2 y bajar en la estación Karlsplatz
- Coger el U-Bahn U3 y bajar en Stubentor, después caminar durante 2-3 minutos más que desde Stephansplatz
- Coge los tranvías D, 2 y 71 y baja en la estación Schwarzenbergeplatz
- Hay un autobús 2A cuando bajas en la estación Plankengasse
Horario de apertura
Está abierto todos los días desde las 10 a. m. hasta las 6 p. m. y los festivos hasta las 5 p. m.
Entradas
Todos los museos Belvedere son bastante caros y yo me temía cuál sería el precio aquí. Por suerte, solo para esta exhibición, el precio eran 7 € para estudiantes (menos de 26 años). No pude encontrar esta información en su página web pero normalmente los precios de las exhibiciones aquí rondan los 20 €.
También hay un guardarropa que cuesta 0, 50 €.
La entrada al vestíbulo te convertirá en una estatua gris
Esta era una de mis partes favoritas en el museo. Cuando entras por las puertas vas a una especie de sala que te conduce a otra con escaleras. ¡Allí ocurre la magia!
Mientras subes las escaleras, tanto a izquierda como a derecha, puedes ver que las demás personas se vuelven grises, como el efecto "escala de grises" en Photoshop, y el espacio alrededor se queda amarillo. Parece que estás sufriendo una jaqueca porque todo se ve bastante amarillo mientras que tus manos y todo tu cuerpo están grises. También hay una foto mía debajo de esta luz (sin filtros) así que echadle un vistazo.
¿De qué trataba la exhibición?
Tuvimos la oportunidad de ver la exposición del artista danés e islandés Olafur Elliason, que hizo algunas maravillas con los efectos de los cristales y la perspectiva. Podéis verlo en las fotografías. Y todo eso combinado con otras esculturas del Barroco.
Había varias habitaciones llenas de esas esculturas de Elliason en las que las visitas podían poner su cara al final, como el "túnel" largo lleno de cristales geométricos, y ver unos efectos muy chulos. Hice algunas fotos con mi amiga y las podéis ver abajo.
En una enorme habitación o salón había un proyector en el suelo que creaba una especie de falso efecto 3D con sombras azules y rojas. Este era muy popular entre los niños, que se ponían a saltar y bailar con sus gigantescas sombras multicolores.
Las enormes pinturas en las paredes y el techo dorado
Esto no tenía nada que ver con el artista de la exhibición pero también me gustó mucho. Eran unas pinturas de hace unos 100-200 años que representaban la batalla del Imperio austrohúngaro contra los Otomanos. Lo que me gustó fue ver cómo era todo aquello antes y disfrutar de los millones de detalles. No sé cuánto tardarían en pintar uno pero imagino que no es algo que se haga en una noche. Por supuesto, no todos eran tan grandes, algunas habitaciones tenían varios cuadros en la misma pared.
También había un retrato del emperador Franz Joseph al salir de la exhibición. Él te observa.
Lo que se nota nada más entrar en la exhibición son las paredes, todo a tu alrededor es dorado. Las paredes también pero el techo, especialmente, grita el dorado. Todo esto es, claro, un símbolo más del estilo barroco, algo para lo que usaríamos la palabra "kitchy", un poco demasiado decorado, y solo para mostrar el poder y la riqueza.
Nos pasamos allí probablemente unos 30-40 minutos, puesto que no era tan grande, y luego fuimos a tomar un café a otro sitio.
En general, fue interesante. Puede que esperara un poco más pero estuvo bien. Me encantaron algunos efectos con el cristal y el material, y también me gustaron los cuadros de escenas militares, pero creo que mi colega de diseño industrial disfrutó mucho más porque ella sabía qué mirar y estaba más relacionado con su profesión. Así supe cómo se sienten otros cuando tienen que acompañarme a ver exhibiciones de diseño gráfico sin tener mucho en común con ello.
Qué ver Viena,
Viena,
Austria
