Calle Maria-Theresien

¡Hola a todos!

Hoy escribo sobre la capital de Austria, Viena (Wien en alemán). La visité hace dos años en un día frio de noviembre en el primer domingo de Adviento. Cada año hay un mercado navideño en el centro de la ciudad de Viena. Tenía curiosidad no solo por este mercado sino por la ciudad entera.

El viaje desde Budapest a Viena dura 2 horas y media en coche y también en bus. Conducir por la autovía es una buena opción, se llegará al destino más rápido que por tren. Viajar en tren normalmente toma un poco más de tiempo porque los trenes tienen más paradas. En la frontera austriaca, no hay control por los agentes, la frontera es absolutamente libre (no sé como está hoy en día debido al flujo de inmigrantes, pero hace dos años pude cruzar la frontera sin ninguna complicación).

Desde la frontera austriaca, Viena está a tan solo unos pocos minutos conduciendo. Viena es la ciudad más grande de Austria, pero no es tan grande como Budapest. Sin embargo, la población de las dos capitales es similarmente alrededor de 1, 7 millones de personas. Viena es una ciudad moderna con buen trasporte público y una imagen callejera agradable y uniforme. Mi primera impresión sobre ella no fue absolutamente nada especial. Fue como otra ciudad moderna de Europa del oeste. Mayormente de bloques de pisos, centros de negocios, hogares familiares y jardines en los suburbios, plazas y parques en el centro de la ciudad. Limpio y bien organizado. Pero me sentía neutra hacia ella. Primero no podía descubrir el carácter real de Viena. No me mostró nada especial. Nada que mi cerebro pudiera grabar para siempre y asociar a esta ciudad mi vida entera. Esto no significa que no encontré Viena como un lugar guay, tiene todo lo que una ciudad desarrollada necesita. Infraestructura sostenible, ecológica, lógica y sistematizada. Buenas oportunidades de trabajo y alta calidad de vida. Me podría imaginar viviendo o estudiando en Viena. Pero aún así, tenía curiosidad por los misterios que se estaban escondiendo en ella. Afortunadamente, hasta el final de mi viaje descubrí porqué Viena es tan especial.

Siendo honesta, después de caminar una hora en el Castillo de Schönbrunn y la tarde gastada en el casco antiguo en el mercado navideño, cambié de opinión totalmente sobre Viena. Todavía no es mi ciudad favorita en Austria, Innsbruck fue impresionante (visita mi experiencia en Insbruck), y el estilo de Graz era más único. Sin embargo, Viena es tan preciosa como es posible si tenemos en cuenta que es una capital de una ciudad ocupada, dando hogar a muchas personas de distintas culturas. Un lugar donde las culturas se mezclan, no puede permanecer auténtico, sin cambios, ni influencias por siempre. Tarde o temprano las tendencias vienen de países extranjeros y culturas extranjeras que tendrán un efecto en la cultura local. A pesar de esto, Viena es agradable y afortunadamente tiene un aspecto único.

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Schloss Schönbrunn (Castillo de Schönbrunn) es una atracción frecuentada por muchos turistas. Es parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. El palacio pertenecía a los Hasburgo, ¿te suenan los nombres de Francisco José I de Austria o María Teresa I de Austria? Ellos poseían este castillo y vivieron en él hasta el siglo XIX. El territorio entero del castillo y su jardín y la corte es muy grande. El castillo fue construido en estilo barroco. El Palacio Schönbrunn está cerca de la ciudad en la línea de metro número 4. El castillo en sí es de hecho una de las atracciones principales, pero yo no entré. Encontré muchos lugares interesantes afuera del castillo también. Por ejemplo, hay una fuente preciosa llamada Neptune justo en frente del palacio en el jardín del castillo. O el laberinto detrás del palacio. Incluso hay un Zoológico, el único Zoológico de estilo barroco en el mundo entero. El Zoológico Schönbrunn también es el más antiguo del mundo. Data desde el siglo XVII.

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Debido al mercado navideño, la corte del castillo estaba llena de chocolate caliente merchandisers, boutiques, buffets, panaderías y tiendas de souvenir.

Después de esta pequeña circunvalación, continué mi camino hacia el mercado central de Navidad. Lo que más me sorprendió fue que había varios mercados navideños al mismo tiempo organizados en distintas localizaciones. Productos artesanales se podían comprar, servían comidas tradicionales calientes y caseras. Había incluso música en vivo, cantaron villancicos. Los mercados navideños a los que me uní estaban en frente del Ayuntamiento (Rathausplatz) y la Plaza Maria-Theresien (Platz) solo a unos minutos el uno del otro. Sin embargo, hay más mercados navideños en el campus de la uni, detrás del Teatro Nacional y en frente del Palacio Schönbrunn.

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También tenemos mercados navideños en mi país, y supongo que alrededor de Europa hay festividades y mercados alrededor de la Navidad. Pero Budapest y Cluj-Napoca no me impresionaron tanto como Viena. No compré ninguna decoración navideña o souvenir, pero he probado algunas delicatessens. Probé vino caliente de muy buena calidad con jengibre y frutos rojos, probé chocolate caliente cremoso con canela y caramelo también y comí pastel de jengibre. Para la comida escogí salchichas ahumadas fritas con patatas fritas.

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Estos mercados navideños de hecho los locales los llaman ‘pueblos navideños’. Las luces, olores, sonidos y la atmósfera entera es íntima. Me sentí bendecida de caminar en el centro. Mi corazón estaba caliente, me sentí tranquila y estaba preparada para Navidad. Al final del viaje estaba absolutamente en laonda festiva navideña. Si quieres tener una experiencia de Adviento agradable y única, no dudes en hacer un viaje de un día a Viena.

PD: Lo siento por la calidad de las imágenes, no soy una fotógrafa profesional.

Gracias por leer, Dora.

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