Cracovia, una de las ciudades más antiguas e importantes de Polonia con 760.000 de habitantes es uno de los centros culturales, artísticos y económicos del país. Fue capital de Polonia durante muchos años por eso muchos polacos siguen considerándola el corazón de Polonia. Posee 8 millones de turistas al año y el centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978.
Mi visita duró de Lunes a Jueves y me hubiera encantando quedarme a vivir allí. Como todo, para gustos hay colores pero de todas las ciudades a las que he viajado (las cuales no han sido muchas) Cracovia ha sido de las más emocionantes y sensaciones más buenas he vivido. Me he sentido como en casa. La gente polaca es muy acogedora y toda la ciudad está muy bien cuidada y con actividades de todo tipo.
Salimos un jueves a las 9 de la mañana en bus de Zlin a Otrokovice que nos llevó 20 minutos. En Otrokovice el tren lo cogíamos a las 10, por tanto tuvimos que esperar durante unos minutos a su llegada. El precio del billete fue de 38€ ida y vuelta, aunque si alguno de vosotros se va de Erasmus y decide viajar, os recomiendo que nada más llegar os informéis de la tarjeta Inkarta, tiene muchos descuentos para jóvenes estudiantes. No es gratis, hay que pagar 5€ por ella, pero conseguirás muchos descuentos en trenes de muchos países diferentes.
De Otrokovice nos quedaban dos horas hasta Katowice donde tendríamos que cambiar de tren y de allí ya directas a Cracovia. Tengo que resaltar el buen trato que nos dan en todos los trens o buses que tenemos que coger para viajar, sin excepción alguna, recibiendo galletas, botellas de agua, bebidas de todo tipo e incluso a veces alguna comida gratis, cosa que en España es totalmente impensable.
Después del eterno viaje, llegábamos a Cracovia, Krakow. Nada más bajarnos del tren algo hacía sentirnos especiales, creo que era la ciudad. Lo primero era encontrar nuestro hostal y un chico nos ayudó con toda la amabilidad del mundo. Sí, hablan inglés en cada esquina y les encanta ser ambles con los extranjeros… ¡POR FIN!
DONDE DORMIR:
Llegamos al hostel, encantador, impresionante, precioso. Apartamento Rose. Sí era un apartamentito por 11€ la noche (siendo de lo más barato que encontramos y en buenas condiciones) con un sofá y encima una cama grande para dos. Increíblemente bonito, con cocina, baño, televisión, wifi, cadena de radio… Todo lo que pudierais imaginar.
Decidimos irnos a ver algo, aunque ya era de noche, asique poco después cenamos y después de tomar algo nos fuimos pronto a descansar, había sido un día largo.
Los días siguientes fueron más productivos, nos recorrimos gran parte de la ciudad, viendo lugares impresionantes y mágicos. Subimos hasta la zona del castillo donde se podían ver todas las vistas de la ciudad.
La historia de la ciudad dice que, existen pruebas arqueológicas que sugieren que hubo anteriormente un asentamiento en la Edad de Piedra. Se cree que su fundador fue un gobernante llamado KraKus que lo construyó sobre una cueva ocupada por un temible dragón, el Dragón de Wawel. Muchos intentaron sin éxito matarlo hasta que un zapatero llamado Dratewka le dio una oveja llena de azufre, el dragón se la comió y al momento le entró una sed terrible y bebió el agua del río Vistula con lo que al momento estalló. Hoy en día se puede hacer un recorrido por la cueva donde vivía el Dragón que atemorizaba a toda la ciudad, durante los meses de verano. Se accede a través de un antiguo pozo y se desciende 21 metros recorriendo la cueva hasta llegar a orillas del río Vistula. En la salida de la cueva se encuentra una estatua del dragón realizada en 1971que cada 5 minutos echa fuego por la boca, siendo uno de los principales atractivos.
Paseamos varias veces por la plaza del mercado, la plaa medieval más grande de toda Europa. Ha sido el lugar con mayor número de acontecimientos: celebraciones, ceremonias, ejecuciones públicas… Fue llamada Adolf Hitler Platz con el asentamiento de los nazis.
Posee numerosas terrazas y cafeterías, coches de caballo y todo tipo de ofertas turísiticas sobre como conocer la ciudad. En una de sus esquinas se encuentra la “Basílica de Santa María” con una impresionante fachada y con dos torres de diferentes alturas. La más alta es conocida como “Hejnalica” desde donde se informaba de la apertura o cierre de las puertas de la ciudad además de incendios o ataques de enemigos. Actualmente, la trompeta suena cada hora desde la torre entonando el “hejnal” que se ve interrumpida bruscamente recordando al trompetista asesinado cuando trataba de alertar a los ciudadanos de la invasión de la ciudad.
En el medio de la plaza hay un mercado de elementos típicos de Cracovia, llamadoSukkiennice o "lonja de los paños" construído en el s. XIV que se convierten en el sitio perfecto para vender productos a turistas.
También visitamos un museo, que los domingos es gratis al público, que se encuentra en esa misma plaza, que posee muestras de los primeros asentamientos que había en Cracovia que hace años se encontró, con huesos de los primeros vivientes y con la leyenda de que alguno de los huesos que se encontraron parecían pertenecer a vampiros. El museo merece la pena gratis, asique esperad al domingo para visitarlo.
QUÉ COMER:
Probamos el pan típico de allí, son unas barras redondas de pan que están deliciosas y te quitan el hambre, pero por el resto para comer, decidimos ir a lo barato y la mayor parte de los días fue comida rápida dl centro comercial “Gallery Krakowska”, el cual es enorme y con todo tipo de tiendas.
También probamos la “zapiekanka” que es como un panini italiano pero al cual le puedes echar todo tipo de alimentos y salsas, realmente buenísimos que no deberíais iros sin probarlo.
Lo último que me queda por decir es que la ciudad es especial, sencilla, impresionante que te hace sentir como si estuvieras en casa. Es un viaje realmente bonito a una ciudad de la que te quedarás enamorada.
