Lo mejor del "hotel" (porque no es un hotel, es un albergue) es que está en pleno centro, al lado de la estación de trenes, de la plaza Dam, etc. Tiene cerca sitios para alquilar bicis, un super, está en una calle muy animada, aunque no se oyen ruidos...
La habitación era bastante pequeña, dividida en dos salas que no daban lugar a una distribución muy adecuada. En la sala más grande, la de la entrada, había 2 camas, con tele y una mesilla con cajones, mientras que en la otra sala, la más pequeña y sólo separada por un escaloncito, había 3 literas, así que imaginaros la situación. Yo acabé bastante agobiada porque me ponen nerviosa los espacios muy pequeños, el no poder moverme con libertad, y es que entre litera y litera no podías ni quitarte una camiseta porque no cabían los brazos. Las camas eran cómodas, aunque un pelín estrechas, y olían a limpio.
En nuestra habitación había baño, que limpiaron un par de veces en 5 días, y que tenía un continuo olor a pis incluso recién limpiado, pero eso era lo único, por lo demás no era desagradable ni ducharse ni sentarse en el water ni nada. Pero se pasa frío, tanto en el baño como en la habitación en general, ya que la calefacción estaba apagada y mi amiga y yo fuimos en febrero (nevando y lloviendo).
En la recepción hay un billar, un sólo ordenador, mesas y una minicocina, con un microondas, 3 frigos pequeños, un hornillo eléctrico, un fregadero y pocos utensilios, la verdad. Además de esto venden bebidas, chocolatinas e incluso una sopa para calentar en el micro. Pero son muy careros, una botella de agua por 3,5 €.
Por cierto, no imprimáis nada allí porque a mí por imprimir 2 folios en b&n me cobraron 1 euro.
¿Lo recomendaría? Depende de para qué. Para una escapada romántica desde luego que no, para un viaje con los amigos en plan barato, pues mira, hace el apaño y es barato para ser Amsterdam.