Salamanca es una ciudad sin igual. Su tamaño le permite a los turistas recorrerla a pie, pudiendo perderse entre sus calles para encontrarse de nuevo en los más profundos rincones de la ciudad dorada.
Mis amigas y yo nos encontrábamos sumamente cansadas después de un recorrido intensivo de cuatro horas que culminó en la hermosísima Plaza Mayor. Antes de despedirnos pensamos que sería la mejor idea del mundo preguntarle a guía (que vive en Salamanca) dónde nos recomendaba comer, por supuesto nadie mejor que ella nos pudo haber dicho, una guía certificada y amante del español más puro (el de Salamanca).
Su recomendación nos vino como anillo al dedo, y aunque nunca la volveremos a ver siempre le estaremos profundamente agradecidas por hacernos llegar hasta el que ahora ha sido mi restaurante favorito en España. Una de las cosas que más me gustó es el precio, ya que por los platillos que recibimos (calidad) y la ubicación del restaurante (zona muy turística) nos habrían cobrado unos 30 euros o más en otros restaurantes y pagamos menos de la mitad de eso (por cierto, el pago con tarjeta es bienvenido). Al ser de México la comida se me ha hecho bastante cara en España pero este restaurante inclusive se me hizo barato para la zona en la que estaba localizada.
Decoración
Mandala le hace honor a su nombre en su decoración. Es un lugar sumamente dinámico (llamo mi atención que es atendido sólo por mujeres) y su decoración es única, se pueden encontrar muchos colores, muchos desniveles, lamparas colgantes de colores, sillas y mesas que aluden al nombre y lo que conlleva. Inclusive los manteles que nos dieron tenían un dibujado en el mantel un mandala "incompleto" para que puedas diseñar alguno que otro en lo que esperas por tu platillo, e inclusive te daban colores para colorearlo una vez terminado (esto lo amarán los más pequeños).
Para los que no sepan lo que es un mandala, son dibujos con significados muy espirituales utilizados en el budismo y en el hinduísmo. Actualemente son vendidos en libros para ser coloreados, ya que esto promueve la paz interna, el autoconocimiento y la relajación.
Desde que entras es un encanto a la vista (si tienes hambre, mejor quédate afuera) porque la barra que está justamente en la entrada presume de los platillos ya preparados, muchísimas tapas y una amplia variedad de postres y pasteles que sólo logran abrirte aún más el apetito.
El personal es muy rápido, y busca atenderte con las mejores sonrisas. La hospitalidad se siente desde el momento en el que entras, inclusive ofrecieron cargar mi teléfono celular que se encontraba ya sin batería.
¿Cómo funciona el menú?
Hay muchas opciones, se puede escoger a la carta, pedir sándwiches, tartas, tés, cafés, zumos, batidos y cosas del bar. Lo que pedimos en esta ocasión es lo que forma parte del menú diario, que de lunes a viernes está a 10 euros y los fines de semana a 12. 5 euros (por el flujo turístico). Considero que esto es lo más recomendable de pedir, ya que como la comida ya se encuentra hecha la traen rápido a la mesa, y su sabor es tan rico que parecería hecho por un chef profesional.
El menú consiste en primeros platos, segundos platos y postre (que se puede reemplazar con café). De tomar se puede pedir agua o vinto tinto y a la mesa siempre traerán una canasta con pan que no me sorprendería si me dicen que es recién hecho, porque realmente lo parece. Si es que eres vegetariano este restaurante te conviene, ya que de sus diez opciones diferentes a elegir entre primeros platos y segundos platos, más de la mitad son platillos vegetarianos, servidos en porciones considerables y sumamente llenadoras hasta para los comensales más exigentes.
A continuación están algunos de los platillos que más nos gustaron:
Moussaka con carne (Segundos platos):
Filete de ternera a la plancha con patatas (Segundos platos)
Tallarines con boletus y cebolla caramelizada (Primeros platos)
Y los postres fueron los siguientes:
Tarta de chocolate:
Creo que una imagen vale más que mil palabras... De corazón recomiendo este restaurante. Tiene mucha vida, mucha belleza, la comida es riquísima! Prometo que no se arrepentirán.