Toledo, Toledo y mil veces Toledo. Estará siempre en mis recuerdos y será siempre un segundo hogar ya que me abrió sus hermosas puertas durante un año completo.
Durante ese año tuve que empezar todo de nuevo: gente, escuela, casa... y hasta nuevos lugares favoritos. Por suerte tenía mucho de donde elegir, aunque no siempre sea fácil encontrar ese lugar en donde nos sintamos mas cómodos y en el que podamos estar en privacidad con nosotros mismos.
Yo lo encontré...
Yo sabía que Toledo se encuentra rodeado por uno de los ríos más largos de la Península Ibérica, el Río Tajo, que desde su nacimiento en los Montes Universales hasta el Océano Atlántico en Portugal recorre y lleva todo a su alcance.
De hecho la ciudad de Toledo en sí fué un punto tan importante y estratégico en tiempos de guerra por la ubicación del río que rodea casi todo el casco histórico, por lo que para cruzar la ciudad o se pasaba a través del peligroso río o cruzaban las reforzadas puertas de piedra.
En esta fotografía que tomé desde el avión se puede observar esto que les digo...
En fin, el río Tajo es un símbolo, un ícono para la ciudad de Toledo y yo descubrí que salir a caminarlo podía ser de las cosas más relajantes y con una inspiración introspectiva sin igual.
Me refiero a que puedes salir a correr alrededor del río y disfrutar de las vistas que el mismo ofrece, no sólo en vegetación y sonidos, sino también en su fauna y la gente que al igual que tú pueda disfrutar de este maravilloso sitio.
Existen muchas construcciónes antiguas aledañas al río, algunas de ellas habitadas sólo por mugrientas palomas, pero que son un lindo vestigio de lo antiguo y le dan al recorrido un toque especial.
Los cerros rocosos son los que envuelven el camino, los árboles crecen torcidos y envuelven todo hasta volverlo un tanto oscuro, alrededor del río hay patos y muchos mosquitos. También hay zonas con delgada arena por lo que puede antojarse un chapuzón, sin embargo no es recomendable ya que lamentablemente las aguas del Tajo se encuentran contaminadas.
Ví algunas fotografías de hace unos 50 años, cuando la gente se amontonaba en las faldas del Tajo a bañarse y disfrutar del verano, por lo que me resulta lamentable y tristísima la situación actual. Espero logren sanear este río.
Uno de los puntos a iniciar o culmminar es el puente de San Martín, y les aseguro será por de más satisfactorio después de una carrera sentarse a descansar y contemplarlo.
