Catedral de Santa María del Fiore

La Catedral de Santa María del Fiore es uno de los principales motivos por los que Florencia es bonita, maravillosa y llena de historia, por eso, una fuerte candidata a ser mi ciudad italiana favorita.

Pero una vez, mi visita a este monumento estuvo influenciada por el gran Dan Brown y su "Infierno". La curiosidad creció y tal vez la manera de mirar para ciertos puntos también cambió.

António y yo, fuimos dos veces a Florencia. En la primera, fuimos en una especie de visita guida de la cual nos cansamos muy rápido. Esto es porque nuestro grupo quiso entrar en la catedral, (más conocida como Duomo) que tenía una fila enorme. Nosotros abortamos la idea y fuimos a pasear por la ciudad. Basicamente, ver por encima con la intención de volver allí más tarde. Más tarde, volvímos allí los dos.

Y, como si esta vez el destino estuviese a nuestro favor, la fila para la puerta principal del Duomo era más pequeña y, algunas de las pocas personas que estaban delante nuestra no entraron por que no cumplían con la vestimenta adecuada. No sé si aquel era un día especial o si las reglas se aplican todos los días, pero estaba prohibído entrar con manga corta, pantalones cortos y algunos tipos de mochilas. Por si acaso, cumplimos con todo y entramos rápidamente.

Por dentro el Duomo es tan majestuoso como por fuera. De una inmensidad que asusta a cualquiera.

No hizo falta comprar el billete para entrar por la puerta principal, sin embargo, dentro del mismo espacio, hay un pasillo en un nivel subterráneo que da acceso a algunas estructuras del edificio, restos mortales y campas de entidades católicas, mapas 2D y 3D de la catedral y a la tienda de recuerdos (probablemente la más cara del mundo) que necesita un billete. Pienso que cuesta 10 euros, con todo, da acceso a todas las partes del Duomo, a la subida a la famosa Cúpula y al Campanario de Giotto. Tal vez hasta de acceso a otras partes que no visitamos.

Fue interesante ver el piso -1 del Duomo y su arquitectura. Sirve para tener una pequeña noción de la dimensión del edificio y el tiempo de trabajo que llevó construirla.

Mientras tanto, la parte que nosotros tanto ansiábamos era la subida a la famosa cúpula donde los personajes de "Infero" subieran para apreciar la obra de Dante Alighieri representada en la pintura de Giorgio Vasari y terminada más tarde por Frederico Zuccari.

Primero, la fila para la cúpula era gigantesca. Debajo de los primeros rayos de sol del año y con poca agua para la espera se volvió un poco más cansada.

Cuando, finalmente, entramos, yo no, pero António se dio cuenta de unos avisos de que quien fuese claustrofóbico, tuviese problemas de corazón u otras cosas no debería subir. Esto es porque... Eran más de 300 escalones en un pasillo en espiral estrecho, que no se podía volver para atrás debido a la infinita fila de personas.

Pasando la frente de los suspiros, litros de sudor y gemidos, llegamos, finalmente, al punto más próximo posible a la Cúpula. Es, de hecho, increíble. Deja a cualquier persona con la boca abierta y sorprende solamente el hecho de pensar como es que fueron capaces de pintar algo tan grande y tan perfecto a unos 80 metros de altura en una forma ovalada.

Aún maravillados con la cúpula, nos metimos también en la gigantesca fila para el Campanario de Giotto, que también tenía 300 escalones. Después de algunos suspiros y paradas de personas por el medio, llegamos allí a la cima y pudimos observar Florencia.

(Vista a partir de la barandilla de la Cúpula. El edificio más alto que se puede ver en esta imagen es el Campanario de Giotto)

Es una vista increíble que vale la pena subir todas aquellas escaleras. Y así también se puede ir a comer un helado sin remordimientos de conciencia.