Hoy quería traspasaros a mágica Italia. El papel de nuevo tiene nuestro dúo, Pati y yo. Ávidas del sol, en enero cogimos un avión a Italia y el tiempo no nos decepcionó: el cielo estaba azul y hacía más que una docena de grados por encima de cero. Encantadas llevamos unas chaquetitas muy ligeras, incluso mismas americanas de vez un cuando, mientras que los Italianos, envueltos en sus abrigos de piel más cálidos nos miraban como si nos volvieramos locas.
Voy a volver a esta viaje algunas veces más, espero que al igual como a Italia. Me he enamorado de este país, de su cultura, arquitectura y, sobre todo, su comida.
Para despertaros el apetito, vamos a transmitirnos al corazón de Toscania, es decir a Florencia que es la ciudad de artistas, historia y de paisajes impresionantes. La historia de esta metrópoli situada al río Arno data los tiempos más antiguos, antes del nacimiento de Cristo. Como se pude adivinar, es llena de monumentos. Sinceramente dicho, tenía yo grandes expectaciones respecto a esta ciudad y no me decepcioné de nada.
Después del viaje me dolía la garganta, ya que todo el tiempo pasé con la boca abierta. Por otro lado, a Pati le daba rabia lo despacio como nos desplazabamos, porque me paraba en medio cada dos o tres metros para sacar las fotos o, más bien, sacarlas o mirar con mi boca ya abierta los escaparates de confiterías, pastelerías, pizzerías, ristorantes... a menudo cayendo en sus tentaciones. Jaja..! Aún sola idea me da ganas de picotear! Pero volvamos al grano: hoy no voy a hablaros de comida, pero no os preocupéis, que os contaré mucho, más que una vez, y como soy una gran glotona, hoy tampoco voy a dejaros con hambre. Alimentaré vuestras almas, tan ansiosas de arte, espectaculares construcciones, canones de pintura...! Eso son los símbolos de Florencia: Cattedrale di Santa Maria del Fiore, Campanile di Giotto y Battistero di San Giovanniñ; todos se encuentran en la Piazza del Duomo y todos sus nombres pronuncio con pasión y mi bello, aunque fingido acento italiano para subrayar como sublimes y admirables son estos sitios.
No os coméis los cocos, conozco la vida real de estudiantes: a la mayoría de vosotros, sobre todo antes de pasar exámenes, os falta energía para leer algunos relatos históricos y por eso no vamos a hablar de las fechas y autores, que no voy a fastidiaros. En fin, probablemente habéis pasado por aquí disfrutando del rato de descanso en hincar los codos, con el objetivo de relajaros y soñar un poco con vacaciones de invierno... Esto es el objeto de vuestras fantasías. Por debajo podréis encontrar solo las fotos, que por muy bonitas que son, no reflejan toda la belleza de los monumentos. Espero incentivaros para viajar a Italia por estas imágenes.
Planificamos nuestra visita para dos días, cuya mayor razón era la cantidad de escalas (durante apenas una semana las monté al menos 3 mil, lo que considero como récord de mi vida; no, no era escalera mecánica). El primer día visitamos la torre Giotta y el segundo la catedral con su cúpula y baptisterio. Se puede ahorrar comprando un billete que junta la visita en la torre y en baptisterio con la subida a la cúpula (la catedral sola puede visitarse gratis por el dentro), valido durante 24 horas. Lo podéis abonar en una maquina de tiques en la plaza de catedral, justo antes de entrar. Si lo hacéis por la tarde, podréis ver una parte el mismo día y otra el día siguiente. Lo recomiendo mucho, ya que agobia bastante ver lo todo en el mismo día. Me parece que nuestros cerebros saben incorporar una cantidad limitada de belleza durante un solo día. En cualquier caso no voy a jeringaros más y os invito a ver un fotoreportaje!
- El interior de la Catedral de Santa Maria del Fiore con sus subsuelos:
- La torre Giotta y las vistas desde su cima:
- Plaza Duomo de día y de noche:
