¡Hola a todos, viajeros! Hoy voy a hablaros de uno de los lugares más populares de Seúl: la torre de Namsam.
La torre de Namsan, más conocida como N Seoul Tower, es una de las atracciones turísticas más conocidas de la ciudad de Seúl, y se ha convertido en el símbolo más importante de la capital. Tiene una altura de unos 237 metros, pero como se encuentra situada en lo alto de una colina, su altura sobre el nivel del mar es de casi 480 metros. Por ello, la mayor parte de los turistas optan por subir a esta torre y disfrutar de las vistas que ofrece de la ciudad.
La verdad es que yo personalmente había alargado bastante la visita a esta torre, pero por fin me decidí a visitarla hace dos fines de semana. Para llegar a la torre puedes optar por ir en autobús, teleférico, o andando. El teleférico es la opción más elegida por turistas porque el trayecto es bonito y es más cómodo y rápido, la entrada cuesta unos 8.000 KRW. Sin embargo, mi amigo y yo optamos por ir en bus, porque la alternativa era ir caminado pero hacía demasiado frío.
Una vez te bajas del bus, para llegar a la torre solo tendrás que recorrer unos 30 metros, y ya estarás en la parte de abajo de la construcción. Ahí es donde está la taquilla de los tickets, y cada uno cuesta 10.000 KRW si quieres subir hasta el observatorio. Si te basta con la vista desde la parte de abajo de la torre, puedes ir a la plataforma donde están todos los candados y la verdad es que la vista desde ahí también es alucinante.
La torre de Seúl está muy orientada a las parejas, y por ello tiene una temática bastante romántica. En la plataforma de la que os he hablado hay una enorme cantidad de candados y llaveros en forma de corazón que cuelgan de la valla que rodea la plataforma. También hay un banco con una estructura de corazón donde las parejas suelen posar para una foto.
En la zona de abajo hay muchos restaurantes y tiendas de souvenirs, pero si quieres llegar al observatorio tendrás que bajar por unas escaleras que se encuentran cerca de donde compraste el ticket. Allí revisan que efectivamente llevas entrada, y te dirigen a uno de los dos ascensores que hay para subir hasta arriba.
Una vez llegas a la parte de arriba, verás que el observatorio está rodeado por todas partes por una cristalera desde donde podrás admirar las vistas. Por desgracia, en los meses de invierno en Corea la contaminación es bastante notable, y se veía una capa gris y sucia sobre la ciudad de Seúl. Aún así, justo antes de irnos se empezó a disipar un poco y pudimos ver los rascacielos, luces y edificios mucho mejor. Realmente sorprende mucho ver la ciudad de Seúl desde lo alto, y sobre todo cuando ya se ha ido el sol, porque es increíble la gran cantidad de contaminación lumínica que hay.
Para bajar, tendrás que tomar las escaleras, y recomiendo encarecidamente que vayas al baño (aunque no tengas muchas ganas) porque una de las paredes no es muro en sí, sino... ¡un cristal! Y mola bastante la sensación de parecer que te vas a caer mientras vas al baño...
La torre de Seúl es una atracción que merece la pena visitar porque te permitirá ver la capital desde una perspectiva nueva, y si vas por la noche mucho mejor. Impresiona mucho ver la enorme cantidad de edificios y luces de neón en el horizonte, y además como en el observatorio hay una tienda de gominolas, podrás disfrutar de las vistas con chuches o palomitas.