Y entonces Donostia...

Antes de Donostia

No sé desde cuando empezó esta historia... podría ser el día que decidí que quería irme de intercambio, quizá el día que se planteó la posibilidad de hacerlo, o el día que me dijeron que no me podría ir a mi primera opción, cuando elegí Donostia y no otra ciudad... pero tal vez ni siquiera fueron esos los inicios, tal vez ya estaba marcado en mi camino. Al final, todos tenemos un destino, que hacemos y a la vez ya está decidido.

El conteo había cesado, el día había llegado, quizá de la peor manera, con demasiadas maletas y ojos llorosos, me despedía de mi cotidianidad creada a lo largo de 21 años, pero al final, sabía que me la volvería a encontrar...

Atravesé un océano aún acompañada... comenzaban las casualidades. Y entonces llegamos; otro continente, otro país y con él experiencias, lugares, personas, todo nuevo. Fue entonces cuando me di cuenta de que había dejado mi zona de confort lejos, ahí donde conocía, donde sabía qué personas podían ayudarme; ahora no tenía idea de nada y no lo niego, al principio fue difícil.

Primero, Madrid y mi primer contacto con España. De hecho, con Europa. Qué bonito fueron esos cinco días: movernos con maletas que llevaban nuestras vidas, la primera noche de fiesta, recorrer la ciudad a las 3:00am sin saber exactamente cómo llegar a nuestro destino, caminar, pasear, disfrutar tanto y olvidarte de la hora, correr, correr, correr para alcanzar el tren que no me espero.

Y es que la vida sabe cómo demostrarte el valor de las personas, te das cuenta que por más lejos que estés de casa habrá personas que se convertirán en tu familia. Personas a las que no les importará correr como locos, cargar tus maletas, caerse y aún después calmar tus penas, acompañarte al día siguiente y cerciorarse de que tomes tu tren. Tren que me llevo a mi destino, claro, sin antes quedarse con algunas lágrimas. Llorarás, es inevitable sentir nostalgia, pero también reirás como nunca lo habías hecho. En tan pocos días había vivido de todo.

Y entonces Donostia…

Donostia me llegó como una fuerte ola, de esas que escuchas acercarse, pero no te mueves, porque quieres mojarte, empaparte de esa agua helada, tan azul.

"Donostia huele a mar, desde toda su costa, en cada una de sus playas(1) y hasta los granitos de arena que barría cada día que hacía limpieza en mi piso. Huele a alga y pescado, en el puerto(2) en donde siempre nos sentábamos a comer un helado. ”

Playas y lugares importantes

1. Definitivamente lo más conocido de Donostia es la Bahía de la Concha y su famosa barandilla.

   Porque tiene esa sensación de la inmensidad contenida. Sí, la inmensidad del mar azul contenido por esos montes tan verdes y esa isla al centro. Y es por ello que se conoce así, porque su forma es exactamente una concha.

   La barandilla, así como para Donostia un ícono, tuvo un significado enorme para mí, ya que una vez al año, la barandilla se convierte en barra para muchísimos bailarines de danza clásica y da paso a un espectáculo hermoso: una clase de ballet frente al mar.

   Esta barandilla tenía (antes de su remodelación que fue justo el año en el que estuve en Donosti) una pequeña particularidad, únicamente una de sus piezas estaba volteada, es decir, la flor del centro del diseño, quedaba viendo hacia al mar y no hacia el paseo.

   

   La bahía, a lo largo de su orilla, aparte de la barandilla tiene varios edificios emblemáticos de la ciudad. Comencemos por “el barco” o el Real Club Náutico (que en realidad es Gu), el Ayutamiento, el carrusel y el jardín Alderdi Eder. Después está el Hotel Londres y más al centro se encuentra el conjunto arquitectónico que incluye un café “La Concha”, una disco “Bataplán”, un talaso sport y otro restaurante “La Perla”.

   Por debajo de esto se encuentran los bajos, lugar que permite protegerte un poco del sol durante el día y hacer botellón por las noches.

   

   Igual a la orilla de la Concha, pero más hacía Miramar, se encuentra uno de mis lugares favoritos de Donostia, “la banca”. En realidad, son dos bancas de madera, colocadas frente al mar, en las cuales se podían observar los cambios de tiempo en Donostia, tanto en el cielo como en el mar. Me encantaba contemplar la ciudad desde ahí.

   

   La Zurriola es esa playa con ambiente juvenil, donde puedes hacer de todo. Para mí era un punto de encuentro; para jugar vóley, para intentar hacer surf (sí, intentar), para un picnic, para beber, para recolectar conchas de mar o simplemente para estar.

   

   Mis lugares favoritos eran las rocas que dividen el Urumea del mar y ese muro antes del Kursaal donde después de pitxo-pote y antes de la fiesta nos poníamos a platicar.

   

   Y Ondarreta es esa playa un poco más familiar, pero eso no le quita su particularidad. Es la más cercana a la Isla de Santa Clara, y en verano, puedes hacer stand up paddling y llegar a su orilla, inclusive nadando puedes llegar a ella. También es en esta estación cuando la playa se llena de esos toldos tan peculiares a rayas txuri-urdin (blancas y azules).

   

2. El Puerto sin duda es un punto de reunión, para darse un chapuzón desde las escaleras (donde, aunque es prohibido echarse clavados, todo mundo lo hace), para disfrutar de los atardeceres, para comer algo, para hacer botellón cada día antes de que la verdadera fiesta comience. Es un nodo entre el Boulevard y la playa de la Concha, por lo tanto, pasas sí o sí.

   

3. El Boulevard es de las zonas con más afluencia de gente, es donde quedas con tus amigos ya sea en el McDonalds (porque es el único en toda la ciudad) o en su hermoso quiosco. Es aquel por el que pasas más veces de las planeadas, ya que conecta a Gros con la Parte Vieja y a ésta con la Concha.

   

   Pasa un poco lo mismo con la Avenida Libertad, paralela al boulevard. Tiene una infinidad de tiendas a lo largo y desemboca al Paseo de la Concha o al Puente de Santa Catalina. Si vas de compras en San Sebastián es una avenida de paso obligado.

   

   Y un punto medio entre Boulevard y Avenida Libertad es la Plaza Guipúzcoa. Uno de los edificios de ésta, es la Diputación Foral de Guipúzcoa, pero lo que más destaca dentro de la plaza, es esa hermosa bandera ondeante de País Vasco. Su entorno cambia mucho de acuerdo a las estaciones del año, mi favorita es primavera, donde puedes ver a los cisnes del pequeño lago; aunque el otoño tiene una tonalidad cálida en las copas de los árboles simplemente hermosa.

   

Clima y actividades

“Donostia se siente inmensa en mi cama tan grande y tan chiquita a comparación de mi ciudad de origen(1). Se siente fría, cuando el viento sopla, húmeda cuando las olas son gigantes(2), cuando el txirimiri(3) comienza a caer, mojaba mi cara y enloquecía mi cabello. Se siente cálida cuando sale el sol, y me reunía con amigos en la playa, cuando salía de fiesta(4) a tope. ”

1. Donostia es un claro ejemplo que lo mejor viene en dosis pequeñas. Es una ciudad chica si la comparas con la Ciudad de México (mi ciudad de origen), pero el ser pequeña la hace única; puedes recorrerla en bicicleta e incluso caminando, puedes disfrutar de sus distintos ambientes en diferentes horas del día, puedes cambiar de bares tantas veces como quieras, puedes desayunar, comer y cenar una variedad inmensa de gastronomía exquisita, puedes subir a sus montes, visitar sus iglesias y museos, puedes nadar, surfear, o navegar en su mar. Sin duda el hecho de que sea pequeña, no quiere decir que no puedas hacer un sinfín de actividades.
2. Sin duda alguna en Donostia el viento sopla, y muy fuerte… pero esto hace que momentos únicos sucedan en la ciudad, como; pararte al pie de los agujeros en el pavimento del Peine en el Viento y escuchar y sentir el viento en todo tu cuerpo. En febrero la creación de olas inmensas en el Paseo Nuevo provoca un placer visual y auditivo al impacto del mar contra las rocas.

   

3. Algo que todo viajero debe de preparar en su maleta si quiere viajar a Donostia es una sombrilla resistente e inclusive mejor un chubasquero, ya que a veces las sombrillas no resisten el viento y cada que llueve puedes encontrar un sin fin de sombrillas rotas abandonadas en las aceras o en los basureros. Ya que sí, llueve y mucho. Pero el txirimiri es algo especial... no es lluvia normal, es fina, tranquila, ligera. Que casi no moja, pero como despeina.

   

Para todos los estilos de diversión

4. Y es que por muy pequeña que sea la ciudad, como buena ciudad española tiene buena fiesta. Hay muchos lugares y para todos los estilos de diversión. Desde bares tranquilos donde sentarte a beber una cerveza Keler, un kalimotxo, o una sangría; hasta discos para bailar con todo.

   Mis lugares favoritos eran:

Gros

• Ondarra: bar donde muchos surfers se reúnen y punto de encuentro después de un buen pintxo-pote.
• Ondarra 16 bis: después de beber un poco en Ondarra y si quieres bailar, baja esas estrechas escaleras y encontrarás un buen ambiente. Para seguir los jueves de pintxo-pote, hay música en vivo.

Parte Vieja

• Calle San Juan de Bilbao (para nosotras: la calle vasca): es una calle con muchos bares, pero que se destacan entre los demás por tener un ambiente más vasco, pero donde encontrarás todo tipo de música.
• Belfast: para mí, por mucho, el mejor bar de la Calle Bilbao. Ponen música de todo tipo; reggaetón, salsa y música en euskera. Incluyendo el hit del año "Aldapan gora". El lugar perfecto para probar un patxaran, bebida típica en el País Vasco.
• Arkaizpe: siempre estará abierto como bar y por las noches, tendrá un ambiente más de disco, siempre era un buen inicio de fiesta.
• Iguana: reunión de erasmus sí o sí, pero con un ambiente más relajado. Para beber los mejores y más baratos mojitos en toda Donosti.



• Molly Malone: para los erasmus es el bar de encuentro, quizá por la cercanía a Bataplán, por los jueves de karaoke, por la música que ponen, por ambientarnos para una noche de fiesta.
• Bataplán: una disco que cada jueves reúne a muchísimos estudiantes tanto de San Sebastián como erasmus, para bailar toda esa música de moda. Y cada sábado tendrá una nueva propuesta de DJ que prenderá la noche con su música. Sin descontar que hay varios tipos de fiestas en Bata y cualquier día será bueno para liarla. Sumado a esto, la mejor localización: justo frente al mar, casi a la mitad de la Bahía de la Concha.



• Dabadaba: una disco un poco más under, con propuestas de música diferente, pero que definitivamente tiene todo para hacer las noches de jueves, viernes y sábado las mejores. Aparte tiene un hermosa entrada; es un pasillo que a lo largo de todas sus paredes tiene pinturas diferentes entre sí.



• Victoria Eugenia: entrada libre los viernes, por lo tanto esos días es una buena opción para ir a bailar.
• Gu: una disco más fancy, por decirlo de alguna manera. Aunque también por las tardes es un buen punto para disfrutar de la puesta sol, acompañando el espectáculo natural con una copa de vino.
• Friends: una disco que tiene un buen lugar, pero a veces lo que le falta es ambiente. Todo depende del ánimo de la noche y la edad que tengas.

Antiguo

• Platero: una buena caña (porque realmente las cervezas que sirven ahí son deliciosas) sea pintxo-pote o no, siempre será una buena opción.
• Doka: en la zona de Antiguo, el mejor lugar para fiestas universitarias, pero al igual que en Calle Bilbao, más ambiente vasco. Tan diverso para bailar, ya que ponen desde bachata hasta música que no imaginarías bailar.

Fiestas tradicionales y festivales

“Donostia se escucha a través de tambores, trikitixas y txalapartas(1), en esas fiestas vascas que tanto disfrutamos; pero también a través de esa música que cada noche que salíamos a bailar, nos acompañaba. Se escucha euskera(2), ese idioma tan único y con tanta historia, que intentábamos aprender. Se escucha llena de voces conocidas, aunque no fuera en un mismo idioma(3), todas las anécdotas compartidas. Incluso se escucha en el silencio de un día nuevo. ”

1. Te encontrarás con que la cultura vasca es preciosa, y que, musicalmente hablando, no se queda atrás. Los ritmos de la música tradicional vasca son únicos y hermosos, normalmente alegres, que conducen a bailar un buen aurresku. Pero sin duda un día lleno de música es el 20 de enero.
   • La Tamborrada / San Sebastián (20 Ene): sí, como su nombre lo dice se escucharán tambores entonando marchas las 24 horas del día. A parte de que conocerás ese cántico tan típico “Sebastian bat bada zeruan Donosti bat bakarra munduan hura da santua ta hau da herria horra zer den gure Donostia”. Podrás admirar la Plaza de la Constitución totalmente repleta de gente y beber típicas bebidas vascas sin arrepentimiento alguno. Sin duda una de las mejores festividades en Donostia, pero sin dejar atrás otras festividades donostiarras.

   

   • Santo Tomás (21 Dic): feria que convierte a Donostia en un mercado, donde tomarás sidra a reventar, comerás txistorra deliciosa, conocerás a un cerdo gigante, y verás que una ciudad que normalmente es tranquila puede estar a reventar de gente y de botellas vacías de sidra, también.

   

   • Aste Nagusia / Semana Grande (11-19 Ago): sin duda la semana más viva en Donostia, cada día con una agenda ocupada de eventos, iniciado por el cañonazo del artillero mayor. Cada noche podrás disfrutar de un espectáculo de fuegos artificiales que iluminarán la ciudad; ya que se celebra una competencia de pirotecnia.

   

   Fuente

   Hablando de fiestas no olvidemos los festivales, unos de los más sonados son:

   • Zinamaldia (16-24 Sep): festival de cine increíble. Son varios días en los cuales, diferentes puntos de la ciudad se convierten en salas de cine, para ofrecer una amplia gama de films. Fuera de no tener el dinero de asistir a los grandes eventos, pude ver algunas alfombras rojas y sin pensarlo, conocer a uno de mis actores favoritos: Joseph Gordon-Levitt. Pude apreciar una de las películas en el espectacular Kursaal. Sin duda aquella película la vi en el momento preciso: "Yo comencé a llorar antes de tiempo, luego escuché que media sala lloraba y entonces lloré a gusto. ", la película era "A monster calls".

   

   • Jazzaldia (20-25 Jul): festival de música jazz fabuloso. Son cinco días con la música jazz en varios escenarios repartidos por toda la ciudad. El escenario verde de Heineken, en la Zurriola era mi favorito, ¿qué más pedirías? Buena música, en la playa y una vista conformada por la luz del Kursaal y las olas del mar.

     

     Fonte

   El idioma

2. Una de las cosas que más me impresionó y a la vez me encantó fue el idioma (aparte del castellano y el francés) que se habla en Euskal Herria: el euskera. De inicio, escuchar que todo mundo al despedirse no se dicen un simple: “adiós”, “hasta luego” o “bye” (porque con la misma pronunciación puedes estar diciendo sí en euskera: bai), se dicen un hermoso y melódico “agur”; esa palabra que al principio encontrarás extraña, pero que después no podrás quitar de tu vocabulario ordinario (sí, aun estando en un país donde casi nadie habla euskera tu cerebro te impulsará a soltar un “agur” al despedirte).

   Simplemente me sorprendió la singularidad de sus palabras. Viví enamorada de escuchar conversaciones, leer anuncios en la calle, escuchar música en euskera y poder detectar palabras conocidas. Era una sensación hermosa cuando entendías el significado de una palabra y todo tenía sentido relacionándolo con el contexto en donde habías visto la palabra, o incluso en las palabras compuestas. Tan enamorada quedé de este idioma que estando en Donostia tomé clases, y aún ya de regreso en México continúo aprendiéndolo.

   

3. Donostia no puede negar su hit turístico y es que, a partir de abril, la ciudad comienza a llenarse de turistas y lo que menos escucharás en la calle será el castellano. Aunque también durante todo el año podrás observar la cantidad considerable (para el tamaño de la ciudad) de erasmus de todas partes del mundo, pero sin duda los italianos, los alemanes y los mexicanos nos llevamos el premio en número. Pero el idioma será lo menos importante, las historias son lo que realmente se guardan.

Los sabores

“Donostia sabe diferente a cada momento, podía saber dulce con el helado(1) y los chocolates milka(2) que comíamos, pero también podía saber a las mejores hamburguesas de queso philladelphia(3) o a una rica bocata de tortilla con txaka(4) y cómo no a los pintxos(5), a la ruta que cada jueves recorríamos. ”

1. Los mejores helados del mundo no los encontrarás en Italia, los encontrarás en Donostia. Realmente una de las cosas que más extraño son esos deliciosos helados que comíamos aun haciendo frío (mientras estuvieran abiertas las heladerías, porque tienden a cerrar en invierno). Y es que no es sólo una heladería son varias que te ofrecen diferentes helados, pero con un sabor exquisito. Para mí los mejores eran:
   • Boulevard: sin duda alguna mis favoritos por mucho, son tan cremosos. Mi mezcla frambuesa/nata o chocolate/frutos del bosque, pocas veces cambiaba porque realmente me fascinaban, y aun cambiando de sabores esos helados eran vida.
   • Oiartzun: también deliciosos y una opción inmejorable si te gusta la fruta. Menos cremosos y más frescos para esos días de verano.

   

2. Nunca me había dado cuenta de cuánto me gusta el chocolate hasta que encontré los chocolates Milka, porque, aunque en Europa son muy comunes, en Latinoamérica no lo eran. No había placer más grande que disfrutar de una rica tableta, fuera viendo series o el atardecer.
3. Aunque no solíamos comer mucho en la calle por asuntos de ahorro económico (aunque muchas veces caímos en la tentación del “come y bebe” de Dominos y de los deliciosos kebaps), desde que conocimos Bideluze, una que otra vez al mes, nos dábamos el placer de comer una hamburguesa de queso philadelphia con tomate y cebolla caramelizada (el número 14 en el menú). Aunque hay una variedad amplia de hamburguesas, bocatas, etc. al igual que en los helados, no me podía resistir de pedir lo mismo cada vez.

   

4. Y para esa hambre inmensa durante las clases no podía haber mejor decisión que una rica bocata de tortilla con txaka, del bar que estaba justo al lado de mi escuela Bar Campus.

   

5. Era jueves y era pintxo-pote. Eso que al principio yo creía que era un único bar, terminó siendo una forma de llamar a lo que se conoce como: por 2, 00€ pide un pintxo y un pote (cualquier bebida; sea cerveza, vino, sidra, sangría, etc. ) Y desde ese momento que lo conocimos era muy raro que algún jueves faltáramos a nuestra ruta (que se concentraba en Gros).

   

   • Viura II: donde lo que siempre pedía era un rico pintxo de queso de cabra caramelizado con jamón serrano.
   • Kelly's: donde si llegas temprano tendrás una variedad asombrosa de pintxos, incluyendo esa pequeña pero rica porción de paella que puedes pedir como pintxo, acompañada de una copa de lambrusco.
   • Utxori-bi: al lado de mi supermercado favorito (Lidl). Tiene las mejores mini hamburguesas de la historia, que solía acompañarlas de cerveza o vino blanco.

     

   • B siete: donde conocí probablemente mi pintxo favorito (que casi todos mis amigos odiaban). Pan bebé de masa tipo croissant, con txaka en el interior. Simplemente delicioso desde mi punto de vista.

   Y entonces entramos a la parte donde se desarrolla el pintxo-pote en su máxima expresión: Calle Zabaleta.

   • La Gaviota Bar (para nosotras: patatas bar): tienen muchos pintxos y por supuesto las deliciosas porciones de patatas, sean bravas (que para un mexicano, no pican), al alioli o con hierbas (no sé realmente que tenían) sabían deliciosas. Este lugar sólo tienen una desventaja: siempre está muy lleno.
   • El bar de al lado de La Gaviota (perdón nunca me supe el nombre de los bares de pintxo-pote a los que íbamos, de hecho, estuve buscando los nombres de los bares de arriba en google maps): vende postres como base, pero igual entra en pintxo-pote. El pastel de red velvet es delicioso, al igual que los brownies.

   Y hablando de postres y comida... tengo que hablar de los siguientes lugares, aunque no entrén en pitxo-pote.

   • Antojitos: también en Gros, muy cerca de la Zurriola. Se venden los más deliciosos pasteles desde cheescakes hasta red velvets y chocolatosos. Para mis amigas y yo comenzaron como un antojo al regreso de la fiesta, pasabamos enfrente y se nos antojaban muchísimo, pero obviamente siempre estaba cerrado a esa hora. Un día decidimos ir en horario adecuado, y no nos arrepentimos.

     

   • Belgrado: una cafetería que ofrece un ambiente cómodo y relajado, con una vista hermosa desde sus ventanales. Un café caliente y un rico pastel eran siempre la opción en los días fríos o inclusive los días de reunión para hacer tarea.

   

   • Québec Krep'Herria: en la Parte Vieja una opción para comer algo muy dulce y delicioso es esta crepería, donde además de crepas venden waffles y batidos riquísimos.
   • La Mejillonería: cambiando de postres a platillos de mejillones, en mi caso a las mejores patatas bravas en toda Donostia; una combinación de dos salsas simplemente suculentas y saben aún mejor acompañadas de una buena sangría. Y otro infalible es la bocata a la brava.

   Fue una suerte que en mis primeros días en Donostia, cuando aún no tenía piso fijo, el señor de mi pensión (Pensión Aries, súper recomendada por ubicación, cómodidad, precio, servicio y la mejor atención) nos encontrará a mi amiga y a mí caminando por las calles de Parte Vieja, con mucha hambre y entonces, él nos llevo hasta la entrada de La Mejillonería.

   

   • Juantxo taberna: los mejores bocatas sean de tortilla con txaka, de jamón serrano o de calamares, son simplemente deliciosas, enormes y muy llenadoras.

   

   • Kizkurra: deliciosos bocatas, en verdad riquísimos. Tristemente, aunque estaba muy cerca de mi piso, lo descubrí muy tarde.

Los colores

“Donostia se ve azul(1), azul profundo, porque el agua inquieta o tranquila permanece, siendo reflejo de todas las tonalidades de un día soleado, cuando disfrutaba de los atardeceres(2) o de un día lluvioso, cuando me acurrucaba o me empapaba(3). En cada amanecer y atardecer Donostia parecía brillar(4). Se ve verde porque cada que subía a uno de sus montes(5) podía sentirme en contacto con la naturaleza. Se ve marrón por esas esculturas(6) de acero oxidado que contemplaba cada día tranquilo. ”

1. Si Donostia se resumiera en un color, ese color sería el azul. Y no sólo por su mar, si no por su bandera, su escudo, su equipo.

   

2. Un ritual consciente o inconsciente de todo aquel que vive en Donostia, es ver el atardecer. Y es que en toda mi vida no he visto atardeceres más bonitos que los que vi en esta hermosa ciudad. Aún en invierno los colores se hacían notar.

   Para nosotras el punto por excelencia para disfrutar del atardecer era Sagües, esa zona final de la Zurriola, a las faldas del Ulia, a la que pocos turistas llegan.

   El muro al filo de la playa se llena de personas que anhelan ver el final del día, determinado por la desaparición del sol. Éste se va escondiendo detrás de un horizonte de pleno mar. En una época del año el sol se oculta justo a un lado del Urgull, pero siendo la época que sea, en la Zurriola el mar, va dejando rastros de agua que sirven de reflejo, para poder apreciar doblemente el espectáculo que nos ofrece el sol.

   Una actividad que para mí es tan cotidiana en la Ciudad de México, en Donostia hacía que, hiciera lo que hiciera, procurara apreciarla, aunque fuera corriendo después de mi clase de ballet; porque significaba tanto para mí cada atardecer: un día más se acababa y por tanto era un día menos en esa hermosa ciudad, pero a la vez la noche comenzaba y era otra oportunidad de disfrutarla.

   

3. Como dije antes en Donostia, llueve, bastante. Por lo mismo comienzas a apreciar la lluvia sea detrás de la ventana o decidiendo que te mojarás, que quedarás completamente empapado.
4. Cualquier persona que no haya apreciado un amanecer o un atardecer en Donostia no comprenderá de lo que habló, porque realmente el sol hace la ciudad se encienda, que brille, que esos colores cálidos se pongan al vivo. Aún con una fotografía no se puede apreciar lo magnifica que luce la ciudad gracias al sol.

   

Las montañas

Otro punto que al igual que sus playas hacen de Donostia un emblema, son sus montes.

• Monte Ulia: en lo particular mi monte favorito, porque, aunque no se alcanza a ver del todo la Concha como en el Igueldo, tiene vistas hermosas de Zurriola y el Kursaal. Pero principalmente porque es más natural que los otros dos montes y porque realmente hay que ir “aldapan gora” (cuesta arriba) para alcanzar la cima y claro para hacer la ruta Ulia-Pasaia, (que me hubiera encantado hacer más de dos veces). Las vistas hacia el mar abierto, las tonalidades del agua al borde de las rocas, las mismas rocas con tonos claros, el verde intenso, los acueductos abandonados en medio de la naturaleza, llegar a ver el Faro de la Plata y finalmente el descanso con vistas hacia Pasaia, simplemente único. Sin duda recorrer Pasaia después de este recorrido es obligatorio.



• Monte Urgull: este monte tiene varias formas de llegar a su punta; desde las escaleras de San Telmo, desde calles detrás de Santa María, desde las escaleras del Aquarium, e igual varios caminos por seguir. Llegar a la punta donde se levanta el Sagrado Corazón de Jesús, te permite ver toda la Concha y del otro lado la Zurriola.



• Isla de Santa Clara: para ser tan pequeña tiene lugares asombrosos. Te permite conseguir otras vistas de Donosti; entre rocas que enmarcan la vista hacia el mar abierto y a la orilla ver Ondarreta y la Concha de frente, y al Peine del Viento de lado. Cuenta con banquitas para tener un lunch o simplemente para descansar. Del lado menos construido hay muchas gaviotas y probablemente tengas que evitar que sus necesidades caigan en ti.



• Monte Igueldo: para mí es el que tiene las mejores vistas de toda Donostia, porque simplemente puedes apreciarla en su totalidad. A parte de estas vistas, cuenta con un Funicular, que te lleva desde las faldas del monte a la entrada del Parque de Atracciones, y aunque se puede subir caminando, el funicular es algo típico en Donostia. El Parque de Atracciones, cuenta con juegos para chicos y para grandes el río misterioso y la montaña suiza son los más conocidos. Igual está el Torreón el punto donde puedes apreciar ambos lados del monte; el lado de la ciudad y el lado salvaje, aún más natural.

Arte

Parte de la cultura Donostiarra influyó en escultores maravillosos como lo fueron Chillida y Oteiza. Estos dos escultores le dieron a Donostia dos íconos más:

• Peine del Viento: la escultura más emblemática de Donostia está conformada de tres piezas enormes de acero corten, pero más que su materialidad es la forma en que enmarcan el mar y su movimiento. Definitivamente es uno de mis lugares favoritos en la ciudad, porque justo te aísla de ésta, sientes que están sólo el mar y tú. Esta escultura se puede disfrutar en un día de marea baja, para llegar hasta las rocas que están debajo de la escultura, en un día de oleaje intenso donde las esculturas aparte de peinar al viento peinan las olas, en un amanecer para ver el sol salir del Urgull o en el atardecer para apreciar las tonalidades del cielo difuminadas al contraste de la escultura.



• La Construcción Vacía: la segunda escultura emblemática conserva la misma materialidad que el Peine (acero corten) y la forma en que el color de este material enmarca el azul del mar y el cielo, es increíble.

  

• La Paloma de la Paz: la tercera escultura rompe con el color y el sentido de marco, la paloma es más un hito, que en la punta de Ulia marca el final del camino de Sagüés y aprecia todos los magníficos atardeceres.

  

• Hablando de elementos artísticos en la ciudad, Miramart es una reciente intervención en el túnel de paso de Miramar. Que transmite una sensación de estar debajo del agua y de noche tiene luces que avivan los colores, realmente hermoso.

  

• De igual manera, una forma de arte es la arquitectura hecha en la intervención de la antigua fábrica de tabacos, actualmente Tabakalera. Espacio libre y magnífico para el acercamiento al arte y la cultura, ya que cuenta con diversos espacios como biblioteca, sala de exposiciones, pero mi lugar favorito sin duda alguna es su terraza, que te permite ver la ciudad sintiendo el aire en tu cara.

  

“Donostia se siente como un hogar(1), aun estando a miles de kilómetros de mi familia, Donostia, me acogía cada que llegaba de viajar. ”

1. Antes de salir de casa, nunca llegué a pensar que un lugar se podría sentir tan tuyo como siento a Donostia mía. Cada vez que viajaba tenía unas inmensas ganas de regresar, y al llegar sentía una paz interna, ver esos puentes cruzando el Urumea, con sus hermosas farolas características de la ciudad, me hacían decir: “he llegado a casa. ” Después de descansar de los viajes era obligatoria la salida para ver el atardecer y simplemente sentir que no había otro lugar en la tierra donde quisiera estar, más que ahí.

   

“Donostia me ha hecho sonreír, porque he conocido personas hermosas que aún de procedencia lejana, ahora son cercanas, son la familia que elegí(1). ”

1. Al igual que mi concepto de hogar, mi concepto de amistad cambió después de Donostia. Yo nunca creí en que lazos tan fuertes se formaran en poco tiempo, pero es que durante mi año de erasmus viví cosas que en mi vida había hecho, y son esos momentos los que te vinculan eternamente a tus amigos. Doy gracias infinitas a cada una de esas personas que conocí a lo largo de mi estancia en Donostia, porque cada una puso semillas en mí y crecen como cariño y afecto. Gracias por cada plática, por cada juego, por cada viaje, por cada clase, por cada baile, por cada fiesta, por cada noche, por cada momento vivido.

   Muchas veces dije que Donostia se podía describir como monte (Igueldo), escultura (Peine del Viento), playa (Ondarreta), isla (Santa Clara), playa (la Concha), escultura (Construcción Vacía), monte (Urgull), playa (Zurriola), escultura (Paloma de la Paz), monte (Ulia); pero tengo muy claro que eso no dice nada, aún soy consciente de que con más de 2. 000 caracteres no podría contener la esencia verdadera de Donostia.

   

   Donostia se tiene que vivir, para poder capturar sus mejores momentos, pero nunca se tendrán las palabras para describir esta ciudad tan hermosa.

“Donostia es mar, es monte, es playa, es ciudad, es cultura... es mi lugar en el mundo. ”

Mi año en Donostia, me dejó completamente enamorada de la ciudad. Cuando me fui de México tenía claro cuándo iba a regresar. Al irme de Donostia mi regreso es un tanto incierto en temporalidad, pero haré todo lo posible por regresar a ese hermoso lugar.

Donostia da nirea... laster arte!