Recetas rápidas para los que están fuera de casa: parte 2
Cumpliendo con mi palabra, hace unas semanas decidí añadir una segunda parte a la "saga" de las recetas de los que viven fuera, fáciles, rápidas e indoloras, pero esto no significa que hay que lavar menos platos. Si sois contrarios a esta práctica, limitaos a los congelados que se meten con papel para horno, ni siquiera en una bandeja, para cocerlos, dejar enfriar un poco para no tener que usar cubiertos tampoco. Podéis decidir también no lavaros las manos. Yo estoy entre el cocino todos los días y a todas horas y la última etapa de regresión, pero admito que me he venido arriba con las recetas, por lo que escribo estos artículos para motivarme y hacer fotos.
Diría de comenzar con una lista llena de comidas, una recopilación de primeros platos, porque son sustanciales y cuestan bastante menos si se trata de comprar los ingredientes. Obviamente habrá también un extra, por lo que id hasta el final para leer todo con pelos y señales.
Para empezar, voy a proponer algo relacionado con mis orígenes lombardos, más concretamente milaneses, pero será una versión adaptada a los estudiantes que viven fuera...
*redoble de tambores*
Risotto a la milanesa
No hay osobuco ni risotto que tenga un sabor como el que da el grana padano, lo siento mucho, no sabría ni siquiera donde ir a enviarlo. Al menos que vuestros familiares tengan un caserío, bien por vosotros, pero lo veo una posibilidad muy remota. Las raciones son para cuatro personas.
Ingredientes:
- 320 gramos de arroz (aconsejo utilizar la variedad Roma, Carnaroli o Arborio)
- Un sobre de azafrán
- Una cebolla blanca picada (si es muy fuerte para vuestro paladar, podéis usar la congelada que es más "suave" o más insípida)
- Una nuez de mantequilla
- Aceite de oliva virgen extra
- 80 gramos de grana padono rallado (si sois apasionados del queso, poned también parmigiano reggiano)
- 2 pastillas de caldo de verduras
- Un vaso de vino blanco
Pasos:
- Comenzamos con el caldo, poniendo agua en una cacerola a hervir a fuego alto hasta llegar al punto ebullición, para después añadir las dos pastillas. Una vez que se hayan disuelto completamente, bajar a fuego lento para que se mantenga caliente.
- Al mismo tiempo nos ocupamos del risotto, poniendo al fuego una sartén que sea grande con un poco de aceite y mantequilla, dejar que se funda bien y añadir la cebolla previamente picada. Dejar que se dore y añadir el arroz, mezclar bien para que para que se impregne cada grano de arroz. Una vez que hemos completado este paso, acordaos de dejar a reducir con el vaso de vino blanco. En el caso de que no tengáis en casa, pasad directamente al siguiente paso, es decir, echar con un cucharón el caldo poco a poco para que se vaya absorbiendo todo.
- Cuando los granos de arroz estén listos, apagar el fuego y hacer que se evapore toda el agua. Añadir el queso rallado y el azafrán, después mezclar bien, hasta que haya cogido todo un color amarillo intenso y hasta que se haya disuelto el agua. Servir y comer.
Si es necesario podéis añadir otro arroz, si sois sibaritas. Además os enseño una foto (arriba) de cómo no se debe comer el risotto apenas emplatado. Solo si sois quisquillosos, es aceptable, pero los que de verdad saben, lo aplastan y empiezan a comérselo por los bordes, como en la foto de abajo.
Pasta al horno
Se conoce también como pasta 'pasticciata' que tiene un toque diferente a la clásica pasta con salsa o al ragú pero que también da la opción de poner dentro lo que queramos, obviamente dentro de los límites de la decencia y la legalidad, que quede claro. Me voy a limitar en mostraron la versión más "clásica" y/o la más fácil que existe.
Ingredientes:
- 320 gramos de pasta corta (Adelante: fusilli, plumas lisas, rayadas, rigatoni, pipette, conchas, farfalle y así sucesivamente. ¡O mezclad todo lo que tengáis en vuestra despensa!)
- Una lata de tomate triturado o pelado (el que viene en bote de cristal también sirve, no se nota ninguna diferencia)
- Una cebolla picada
- Orégano (fresco o seco en especia)
- Una cucharadita de azúcar
- Dos paquetes de mozzarella
- Queso rallado (grana padano, parmesano o pecorino romano. Esta vez no soy tan estricta)
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y aceite al gusto
Procedimiento:
- Precalentar el horno a 200 grados.
- En primer lugar, cocer la pasta, para ello poner en una cacerola grande agua caliente a hervir con sal gorda y llevarla al punto de ebullición. Cocer los minutos necesarios que están indicados en el paquete, moviéndola de vez en cuando. Escurrir y añadir un chorrito de aceite para evitar que se pegue, si decidís hacer de seguido la salsa, si no cocinad a la vez las dos cosas.
- Para la salsa, poner a sofreír la cebolla previamente picada con un chorrito de aceite en una sartén o en una cacerola, dejar que se dore para después añadir el tomate. Poner una cucharadita de azúcar para reducir la acidez, si viene ya hecha y mezclar de vez en cuando, esperando a que se absorba. Al final, añadir el orégano y salpimentar según vuestro paladar.
- Añadir dentro de esto la pasta, poner la mozzarella cortada en trocitos, mezclar un poco para que se integre bien el queso. Añadir en una bandeja el contenido y espolvorear con el queso rallado y cubrir con papel de aluminio todo, a fin de evitar que se cueza demasiado o se manche la bandeja. Mantener 20/25 minutos y 5 minutos antes de servir, retirar el papel de aluminio. Una vez hecho, emplatar y a comer.
Tarta de manzana con crumble
Podéis usar también otra fruta en base a la temporada, os aconsejo melocotón, pera y pepitas de chocolate, fresas o ricotta como alternativa que se convierte en una crema dulce gracias al azúcar y los huevos.
Os enseño esta foto que saqué hace tiempo de mi intercambio en Mallorca, cuando la preparaba con mis propias manos para la familia con la que me alojaba. Es una tarta que emana literalmente mantequilla, pero si estáis a dieta, saltárosla porque merece realmente la pena.
Ingredientes:
Para la masa:
- 160 gramos de harina 00
- 90 gramos de mantequilla a temperatura ambiente y cortada en trocitos
- 50 gramos de azúcar
- Un huevo
Para el relleno:
- 2 o 3 manzanas (según el tamaño)
- El jugo de dos limones
- 2 o 3 cucharadas de azúcar
- Una pizca de canela (según preferencias)
Para el crumble:
- 180 gramos de azúcar
- 120 gramos de mantequilla a temperatura ambiente cortada en trocitos
- 200 gramos de harina 00
Procedimiento:
Antes de nada, precalentar el horno a 180 grados.
- Para la masa quebrada: en un bol mezclar la harina, azúcar y la mantequilla integrándola con los dedos junto a los demás ingredientes hasta obtener una masa bastante espesa. Añadir el huevo y amasar bien para unir todo (si está un poco pegajosa, añadir más harina). Una vez terminado, formar una bola y envolverla en papel film dejándola reposar en la nevera).
- Para el relleno: mientras que la masa quebrada reposa en la nevera, pelar las manzanas, cortar en rodajas, quitando las semillas y poner en un bol junto con el jugo del limón y el azúcar. Añadir al final la canela y mezclar todo.
- Para el crumble: el mismo procedimiento que con la masa quebrada pero sin añadir huevos.
- Sacar de la nevera la masa, extenderla sobre una superficie con harina y ponerla en un molde. Pinchar la masa con el tenedor e introducir las manzanas con su jugo. Poner el crumble y esparcirlo bien, intentando no dejar partes sin cubrir. Hornear a 180° hasta que la tarta adquiera color unos 20 minutos.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- Italiano: Ricette veloci da fuori sede: parte 2
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