¿Necesitas un descanso?

Hola, queridos lectores, os traigo una gran receta sorpresa de Erasmus. Seguid leyendo y descubriréis de qué hablo.

Supongo que la mayoría de universitarios de Italia (y seguramente de toda Europa) han acabado ya los exámenes y ahora toca relajarse y respirar sin preocuparnos por tantas cosas. Esta fase de relajación (aunque la vida de estudiante casi nunca es relajada) no debe tomarse a la ligera porque de ella depende tu rendimiento en los próximos meses de estudio. Por tanto, os estaréis preguntando: «¿y qué puedo hacer para relajarme y olvidarme de los exámenes pasados? ». Bueno, pues aquí es donde entro yo porque resulta que tengo la respuesta a esa pregunta. El truco que os voy a explicar no está «científicamente demostrado», pero os aseguro que lo he estado practicando en los últimos años y da buenos resultados. No os preocupéis, no es demasiado complicado incluso si cocinar no es lo vuestro. Aquí lo tenéis: el truco que uso para relajarme después de días duros (días o semanas) es que hago tortitas. Nada de tortitas normales, estas son «tortitas de relajación/post exámenes».

Cómo hacer tortitas de relajación

La mayoría de productos que uso para las tortitas estarán en vuestra cocina, pero si no, los podéis encontrar en cualquier tienda. Lo mejor sería comprar los ingredientes (como la mayoría de productos lácteos) en una granja local porque así serán alimentos frescos y sanos con buen sabor y que os aportarán nutrientes. Pero no disponer de productos lácteos ecológicos no nos va a detener, así que allá vamos.

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Ingredientes

• 3 huevos;
• 90 g de azúcar;
• 350 g de harina;
• 15 g de levadura;
• 150 ml de leche:
• Una pizca de sal.

Los ingredientes listados son para las tortitas de relajación clásicas, pero si queréis hacer unas tortitas totalmente únicas, os sugiero que pongáis uno de estos ingredientes extra:

• 1 cucharadita de canela en polvo;
• Zumo de 1/2 limón (o una pizca de ralladura de limón);
• Zumo de 1/2 naranja (o una pizca de ralladura de naranja);

Procedimiento

Empezad buscando un gran cuenco redondo en el que mezclar los ingredientes. Romped los tres huevos, añadid azúcar y mezclad ambos ingredientes. Podéis usar una batidora de mano o un simple tenedor (os llevará más tiempo y esfuerzo, pero el resultado es el mismo).

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Seguid batiendo los huevos y el azúcar hasta que esta última se disuelva. Entonces añadid la mitad de la leche y batid bien. Aseguráos de que todo el azúcar está disuelto.

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Luego añadid los ingredientes secos: harina, levadura, pizca de sal y si queréis, canela en polvo. Mezclad todo despacio y luego con más fuerza, hasta que tenga una consistencia suave, como si fuera miel. Si la mezcla de tortitas está demasiado densa o seca, usad lo que queda de leche para que esté más líquida. Cuanto más densa, más difícil de manejar es, tened cuidado.

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En este momento tenéis que coger una sartén antiadherente y esperar unos minutos para que se caliente y esté lista para hacer las tortitas. Cuando la sartén esté caliente, poned una medida (yo suelo usar dos cucharadas o una cucharada grande) de la mezcla. Si la sartén es grande, intentad hacer dos o tres tortitas a la vez.

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Una vez que les salgan agujeritos en la superficie, están listas para darles la vuelta y hacerlas por el otro lado. Mi consejo es que el fuego esté bajo para que os de tiempo a darles la vuelta sin miedo a que se quemen.

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Para más sabor o si la sartén no es antiadherente, poned mantequilla en la sartén antes de echar la mezcla. Yo uso una sartén antiadherente, pero aun así pongo mantequilla porque creo que le da un toque extra de sabor a las tortitas. Una alternativa a la mantequilla es aceite de oliva.

Si por alguna razón no os gustan las tortitas gordas y blanditas, podéis hacer que salgan mucho más finas poniendo el doble de leche a la mezcla. Así, podréis hacer otra delicia dulce y salada: crepes. Están igual de buenas, pero creo que requieren algún tipo de relleno para que estén buenas, mientras que las tortitas se pueden comer nada más salir de la sartén. Probad los dos tipos y si queréis, dejad en un comentario cuál os gusta más.

¿Por qué tortitas de relajación?

Al contrario que otras tortitas, las tortitas de relajación son fáciles de hacer y no es necesario que seáis pasteleros de Le Cordon Bleu. Solo necesitáis utensilios básicos de cocina e ingredientes y todo listo. Como he dicho, también es una excusa para invitar a tus amigos y hacer tu propia versión de las tortitas de relajación.

Lo que va muy bien con ellas es una taza de té negro con tres cuartos de leche. Me gustan así porque puedes sentir la cremosidad de la leche sin perder el sabor del té negro. Otra alternativa clásica es el latte macchiato con una capa de espuma por encima. Un amigo me descubrió la leche recién sacada del frigo con canela molida, la mezcláis y vais tomando sorbitos para sentir el sabor de la canela y la frescura de la leche fría.

Como me encanta comer estos dulces para desayunar, lo que hago es preparar un buen montón de tortitas (la última vez hice veinte) y guardarlas en el frigo. Cada vez que me apetecen las como tal cual o les doy una vuelta en el microondas y les pongo mantequilla por encima (un placer culpable que me puedo permitir de vez en cuando).

Os llevará un tiempo terminar todas esas tortitas, pero os aseguro que la espera valdrá la pena. También podéis invitar a vuestros amigos y hacerlas juntos, será una buena manera de pasar el rato juntos.

¿Qué más podéis hacer?

Una vez que habéis llegado hasta aquí y habéis dominado el arte de hacer tortitas como nadie, os sugiero que consideréis estos usos alternativos de la mezcla de tortitas (también llamada masa).

• Una vez que tengáis la mezcla de tortitas sin ningún sabor (como canela o limón), podéis hacer lo que se conoce como genovesa. Esta es la forma más simple de tarta que hay, con una textura muy ligera y esponjosa. Para hacer una genovesa, preparad la masa y un molde mediano (18/20 cm de diámetro) y cubridlo con mantequilla o con papel para hornear, también por los lados. Echad la masa dentro y cocinadla en un horno caliente a 180 ºC durante 20 o 25 minutos o hasta que tenga un color marrón dorado y al pincharle un cuchillo, este salga limpio.

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• Si añadís cacao en polvo (yo siempre prefiero el cacao en polvo sin azúcar porque le da un sabor a chocolate mucho más intenso), tendréis una genovesa de chocolate. Si queréis que vuestra genovesa de chocolate esté a otro nivel, haced una cobertura de chocolate siguiendo estos pasos: derretid 200 g de chocolate negro y cuando esté derretido, añadid un poquito de mantequilla para que quede brillante. Cubrid la tarta con la cobertura y dejadla reposar un rato. De este modo, tendréis una maravillosa genovesa de chocolate, perfecta para fiestas de cumpleaños o para un postre de domingo.

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• La misma mezcla se puede usar para otra estrella del desayuno o de la hora del té. Me refiero al conocido pan de plátano. Una vez que tengáis la mezcla de tortitas, añadid canela en polvo al gusto y tres plátanos maduros medianos chafados. Como siempre, preparad un molde mediano (18/20 cm de diámetro) y cubridlo con mantequilla o con papel para hornear, también por los lados. Echad la masa dentro y cocinadla en un horno caliente a 180 ºC durante 20 o 25 minutos o hasta que tenga un color marrón dorado y al pincharle un cuchillo, este salga limpio. Aunque tened en cuenta que esta vez igual el cuchillo no sale limpio aunque el postre esté hecho. Esto puede pasar por los plátanos, que harán que el bizcocho quede pegajoso.

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Lo que quiero decir es que descubráis el arte de la repostería y de compartir estos dulces con vuestros seres queridos. Estoy seguro de que los principiantes mejorarán y los que nunca habéis probado, empezaréis a intentarlo.

Hasta la próxima, gracias por leer. ¡Saludos a todos!

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