Café 'Florian'

Único.

Agradezco de todo corazón la tarde que he pasado en este sitio emblemático.

Venir en temporada normal es ya increíble, pero en época del carnaval de Venecia, esta experiencia me parece casi irreal.

Gracias a una amiga que participa en el carnaval cada año, hemos conseguido plazas en una sala rodeadas de gente de todo tipo de nacionalidades.

Aquí estamos en medio de este crisol de lenguas, de colores, de costumbres, cada cual más increíble que las otras, que podemos encontrar cada día en este café antes de salir hacia las veladas de carnaval privadas y reservadas a la gente disfrazada. Nuestra amiga nos explica que toda esta comunidad se da cita alrededor de las cuatro de la tarde y toma posesión poco a poco del café. El objetivo es repartirse y no dejar sitio a los clientes "clásicos". Hacia las seis de la tarde, cuando 'la conquista' ha terminado, el café tiene un aura completamente diferente.

Las bandejas que traen las botellas de 'prosecco' se renuevan unas a otras cada vez que una está vacía. No puedo recordar, sencillamente, si alguna vez en mi vida me he encontrado en una situación tan loca y lujosa.

Recorriendo las salas del café nos creemos transportados a otra época, los camareros crean ambiente gracias a su uniforme, observándolos se da uno cuenta del rigor requerido. Todo este celo es para satisfacer a la clientela, debido a la buena reputación del café.

Yo me he maravillado de todo lo que me rodea.

¡Hay otro elemento que viene a reforzar mi sentimiento de incredulidad, y no es un detalle sin importancia! La multitud de turistas, no disfrazados, asomados a lo largo de todas las ventanas del café. (De tal manera que nos sentimos, al mismo tiempo, tanto como peces en un acuario, como animales enjaulados).

Yo encuentro todo esto muy confuso, nuestra amiga nos explica que si parece extraño al principio, se acostumbra uno rápidamente y se abstrae.

Y es verdad, aunque no puedo evitar sentir orgullo de estar con todos ellos mientras que el resto de los fotógrafos permanece fuera.

Con mi copa de 'prosecco', sentada con mi máscara alrededor del cuello, y brindando con figuras de otro tiempo, no puedo imaginar mejor manera de disfrutar del carnaval de Venecia y del café Florian por primera vez.

'Un momento irreal en un lugar de excepción' (así figura en el catálogo del café, y yo no podría decir lo contrario). ¡Es un recuerdo que vale su peso en oro!

No lo olvidaré nunca.