Cena panorámica en Fuego Troika

Una cena panorámica es una de las más elegantes, impactantes e impresionantes cosas que hay. Sólo el nombre ya le da elegancia al acto de cenar. Para los adolescentes, con la cartera apretada, los restaurantes baratos parecen ser nuestros santuarios, ya que son un sitio en el que comer relajados y no preocupados por lo que nos vaya a costar.

A pesar de esto, siempre es bueno dejarse llevar y no preocuparse por la cuenta de vez en cuando, porque "sólo se vive una vez". El restaurante Fuego Troika es un sitio en el que dejarse llevar y aunque el balance de tu cuenta pueda bajar considerablemente al final de la noche, nunca te olvidarás de sus vistas.

Inolvidables vistas

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En el restaurante hay dos momentos clave en los que puedes ir. El primero desde las 18:30 hasta las 20:30, momento perfecto para ver la puesta de sol. El otro momento es desde las 20:30 hasta las 23:00 para disfrutar de una cena romántica a la luz de las velas. La dirección del restaurante es: Level 23a, Tower B, The Troika, 19 Persiaran KLCC, 50450 Kuala Lumpur, Malaysia. Es un sitio muy cercano al Amang Park, por lo que puedes utilizar el LRT para llegar al parque y una vez alli coger un taxi o "Uber", con el que llegarás al lugar en 5 minutos.

Nuestra experiencia empezó así. El sitio siempre está completo así que hicimos reserva una semana o dos antes de ir. LLamaron dos días antes para confirmarla. No podía esperar más para probar la comida y disfrutar de las magníficas vistas de las torres gemelas y el resto de Kuala Lumpur. Y por supuesto, hacer fotos increíbles para Instagram.

La noche llegó y nosotros íbamos tarde, porque no queréis saber el tráfico que había en las calles. Al ver esto, llamamos al restaurante y les pedimos por favor mantener nuestra reserva (os sugiero hacer esto si creéis que llegaréis tarde). Cuando por fin llegamos corrimos hacia el restaurante vestidos elegantemente (no es necesario, pero por favor, tampoco vayáis en chanclas).

Las Torres Troika, vistas desde arriba

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Nos recibió un maitre muy simpático que nos llevó a los ascensores e hizo todo por nosotros. 23 pisos más arriba, salimos y otro camarero bastante amable nos preguntó por nuestra reserva y nos enseñó el restaurante. Habíamos pedido una mesa con vistas, pero nos sentaros en el medio del restaurante (algo que no era para nada malo pero hubiera sido mejor en el otro lugar). El lugar tenía una luz tenue pero las torres gemelas lo iluminaban. Todo el mundo reía y había muchas parejas disfrutando de sus románticas cenas.

Fuego por la noche

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A continuación, recibimos los menús con explicaciones de los especiales de la noche. El menú era de todo menos normal. Había cosas como melón frito de entrante (quería pedirlo pero no podía arriesgarme a que no me gustase y quedarme con hambre). Primero pedimos las bebidas. Mi amigo pidió un whiskey y yo un mocktail (sin alcohol). Las bebidas las sirvieron rápido y os aseguro que fueron lo mejor de la noche. Sabían especialmente bien, era el sabor de la felicidad. Vale, ya sé que quizás esté exagerando pero de verdad, estaban buenísimas. Mi amigo dijo que el whisky también lo estaba pero era una cantidad pequeña y muy caro aparentemente, aunque la calidad era buena, por lo que seguramente mereció la pena.

Después nos pusimos a darle vueltas al menú y la dificil tarea de decidir qué pedir. Pedí champiñones Portobello de acompañamiento, que venían con queso feta. Al final los dos decidimos pedir "Pollo Chermoula" que era básicamente un pollo entero servido con salsa diablo caliente. Como yo no como comida picante pedimos la salsa aparte. Tardaron en servir la comida unos 30 minutos, tiempo suficiente para charlar y hacer muchas fotos.

El pollo

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Honestamente, no creo que la comida valiese lo que nos cobraron, su gusto era normal y no sabroso pero las vistas lo hacían todo mucho mejor. El pollo costaba 120 ringgits, que era bastante caro. Los champiñones unos 20 y las bebidas 80-90, lo que hizo que la cuenta sumando tasas y propinas fuese 300 ringgits, para nada barato. Tampoco nos arrepentimos.

Nuestra mesa (perdonad la calidad)

Al terminar, nos pidieron si queríamos algo más porque la cocina cierra a las 22:30. Sinceramente no podíamos con el postre porque el pollo nos había llenado. Pedimos a los camareros que nos hicieran algunas fotos en el balcón con vistas y así lo hicieron. Disfrutamos mucho el lugar Aunque la comida no era del todo buena, las bebidas y el ambiente lo merecían. Mi consejo es que si estáis buscando un lugar y un bar fantásticos, vayáis aquí porque no os arrepentiréis (aunque vayáis sólo por las bebidas, lo que os ahorrará mucho dinero).

Espero que disfrutéis del lugar.

¡A vuestra salud!